Tres pasos para todo lo que hacemos
Siempre he creído que los seres humanos estamos habitados por los sueños. Pedro Calderón de la Barca, el gran poeta español lo sabía muy bien, por eso escribió hace mucho tiempo: “(…) y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.
La Programación Neuro Lingüística (PNL), igual que el poeta peninsular, sabe que las personas tenemos sueños y de ahí salen nuestras metas, por eso esta apasionante rama del saber ha dedicado y sigue dedicando tantos años y estudios a cómo lograr que cada persona exhiba lo mejor de sí y, de esa forma, ubicarse en el camino correcto para soñar con lo que quiere y alcanzar sus metas.
En su libro Introducción a la PNL, Joseph O’Connor y John Seymour (Urano, 1995) explican que, de tener que resumirla, dicho resumen se haría en un seminario con tres minutos de duración, donde se explicaría que, para tener éxito en la vida, solo hay que recordar tres cosas:
- Que cada quien sepa lo que quiere, o sea, tener una idea bien clara y precisa de las metas que se quieren alcanzar.
- Estar alertas cuando nuestros sentidos nos están enviando informaciones para saber si estamos lejos o cerca de alcanzar lo que queremos.
- Tener la suficiente flexibilidad para poder hacer los cambios necesarios cuando las circunstancias y los contextos así lo requieran.
Cada uno de estos aspectos, nos están dirigiendo a ciertas claves fundacionales de la PNL que nos demuestran que, en muchas ocasiones, un número considerable de personas no alcanzan sus metas debido a que, aun teniendo todos los talentos y recursos necesarios, les faltan tres pasos que esclarecen el camino: el enfoque, para “saber que este es el camino y no otro”; la agudeza para poder notar los resultados de lo que hace y, en caso de no recibir lo esperado, revisar y reintentarlo una vez más; y la flexibilidad, que es la capacidad de cambiar cuando las circunstancias así lo indican y hasta lo exigen.
Así, la PNL, ha venido trabajando con estas ideas desde hace años y hoy quiero compartirlas contigo. Recuerda que, antes de hacer algo, luego de haberlo puesto en manos de Dios, debes repetirte estas tres palabras: objetivo, agudeza y flexibilidad y sigue adelante.