Trump vs. la NFL

La estrategia comunicativa de Donald Trump, que tanto éxito cosechó durante la campaña electoral, se basa en la confrontación. Sobre todo en la confrontación con la élite cultural, económica y de cualquier ámbito en Estados Unidos.

Precisamente ese enfrentamiento reforzó su imagen de antagonista de las élites, cuando lo cierto es que él siempre ha sido uno de esos privilegiados.

Cada declaración, tuit o manifestación de un actor de Hollywood, un joven cantante o una estrella del deporte afianzaba la sensación entre los seguidores del magnate de que Trump era un candidato perfecto para defender los intereses del ciudadano en una posición más vulnerable a nivel económico, su principal base de votantes.

Claro que la búsqueda permanente de conflictos como filosofía comunicacional garantiza que se sucederán las crisis de reputación, y obliga a tomar permanentes riesgos que pueden volverse en contra.

Uno de los más importantes a los que el presidente de los Estados Unidos se enfrenta ahora es la rebelión de buena parte de los jugadores de la NFL, la liga profesional de Fútbol Americano.

Trump insultó gravemente a Colin Kaepernick, un jugador que la temporada pasada desafió las tradiciones de su país al arrodillarse mientras sonaba el himno estadounidense (algo que ocurre en cada partido de la NFL), en un gesto de protesta ante el clima de violencia racial que se sigue viviendo en buena parte del país.

La airada reacción de Trump ha hecho que prácticamente toda la Liga se haya puesto del lado de Kaepernick, cuya protesta se ha reproducido en otros encuentros, y ha cosechado apoyos incluso entre buena parte de los jugadores que antes declaraban su adhesión al presidente, destacando sobre todo Tom Brady (el legendario QB de los New England Patriots).

Tener en contra a los protagonistas del principal pasatiempo de los estadounidenses, incluyendo a sus propios votantes, puede ser uno de los grandes desencadenantes de una nueva crisis comunicativa para Trump, un presidente cuya popularidad no ha dejado de caer desde que llegara a la Casa Blanca.