Tu estrés y tu zona de confort
Nuestra estupenda cabecita y nuestro estupendo cerebrito, cuando están sometidos al estrés, hacen que nos sintamos más cómodos en nuestra zona de confort . En esa zona que conocemos y que tenemos controlada.
¿Y eso por qué? Es la maldita supervivencia Nuestro cerebro adicto al estrés hace que el entorno que desconocemos sea algo aterrador
Y es que el cerebro, bajo el estrés, funciona fatal, de manera incoherente. Pensamos en los problemas una y otra vez, otra vez y una vez más, tenemos un pensamiento continuo en nuestra cabeza.
Ese continuo darle vueltas a la cabeza, hace, paradójicamente, que al elegir, casi siempre seleccionemos la peor opción.
Te preguntarás por qué. Pues sencillo. Es la supervivencia, y en la supervivencia, si te preparas para lo peor, con cualquier cosa menos que suceda, tienes más probabilidades de sobrevivir…
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Cuando vivimos en estrés, lo desconocido es un lugar aterrador y que hay que evitar. Nos aferramos a nuestro miedo, a nuestra culpa, a nuestra tristeza, y preferimos eso a arriesgar-nos a la posibilidad de descubrir un mundo diferente, nuevas oportunidades.
¿Por qué? Porque al estar en supervivencia debida al estrés. este no es un buen momento para crear, imaginar, aprender, reflexionar...Es el momento de correr, pelear, esconderse,...
Al vivir en estrés, ponemos toda nuestra atención en el mundo exterior, donde el peligro está en las personas, cosas, lugares...Nos centramos en la materia, en el entorno, obsesionán-donos con el tiempo, con lo que nos rodea...
Cuando estamos estresados, tenemos miedo a decepcionar a la gente, y miedo de cómo nos ven los demás. Tenemos estrés por cómo nos sentimos ante los ojos de los demás...
UUUUfff, qué estrés, no?
Secretaria, Gestora, AdministratiVa on line
2 años¿Y eso por qué? Es la maldita supervivencia Nuestro cerebro adicto al estrés hace que el entorno que desconocemos sea algo aterrador Y es que el cerebro, bajo el estrés, funciona fatal, de manera incoherente. Pensamos en los problemas una y otra vez, otra vez y una vez más, tenemos un pensamiento continuo en nuestra cabeza. Ese continuo darle vueltas a la cabeza, hace, paradójicamente, que al elegir, casi siempre seleccionemos la peor opción.
frilans
2 añosBuen día y gracias por la invitación
frilans
2 añosBuen día y gracias por la invitación