¿Tu startup ya es “adulta”? Ahi van algunos de los síntomas.
La mayoría de edad es un concepto bastante relativo. Cuando hablamos de personas, ni siquiera a nivel legal existe un consenso sobre la edad con la que se comienza la etapa adulta. En España, por ejemplo, dicha edad está cifrada en los 18 años, mientras que en Estados Unidos esta se eleva a los 21 en especial (en lo que se refiere al consumo de alcohol). Además, independientemente de lo que dicte la Ley, factores como el genero o la personalidad de cada persona influyen decisivamente en su madurez real.
Algo similar sucede, salvando las diferencias, con las personas jurídicas. No existe un claro consenso sobre el momento en el que las empresas emergentes o startups dejan de serlo como tal. En España, uno de los aspectos más criticados de la nueva "Ley de Startups" es el hecho de que limiten el espectro de startups a compañías con una edad inferior a cinco años (con contadas excepciones).
Lo cierto es que, al igual que sucede con las personas físicas, ninguna Ley puede determinar a ciencia cierta cuando una startup alcanza la edad adulta. La "Ley de Startups", por ejemplo, cifra esta edad en siete años en el caso de sectores con características muy específicas como la biotecnología. Pero existen otros muchos factores que influyen en el proceso de maduración de una startup.
Ante esto, cabe plantearse: ¿cuándo se convierte mi startup en una compañía adulta... quizás una Pyme? Si bien no existe una respuesta irrefutable a este dilema, en este post quiero hablarte de algunos de los síntomas que te ayudarán a saber si tu empresa ha alcanzado (o no lo ha hecho) la etapa adulta:
1. Break-even point: seguramente el indicador más significativo, a la par que objetivo. Se entiende que una compañía ha alcanzado el break-even point o punto de equilibrio en el momento en el que sus ingresos recurrentes son superiores a los gastos. Este es un claro síntoma de que la compañía ya ha superado su primera etapa de crecimiento.
2. Múltiplos de crecimiento: las compañías emergentes se caracterizan por reportar múltiplos de crecimiento particularmente elevados (x2, x3…). En el momento en el que los ingresos y beneficios se estabilizan con multiplicadores moderados, tu empresa ha abandonado la fase inicial de crecimiento para entrar en una etapa de estabilidad.
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3. Financiación: la tercera ronda de financiación (llamado también serie A) suele marcar un antes y un después en la vida de una empresa. No obstante, para analizar la madurez de la que goza nuestra compañía no debemos limitarnos a mirar la cantidad de rondas, sino las características de estas. No es lo mismo una ronda family, friends and fools que unas series A, o que una salida a Bolsa.
4. Jornada laboral y vacaciones. Para el equipo fundador de una compañía recién nacida, la jornada laboral de ocho horas y los días de vacaciones suelen sonar a mito. Sin embargo, en el momento en el que la compañía crece y empieza a permitirse la contratación de personal, estos mitos se convierten en realidades. Cuando la mayoría de la plantilla disfruta de estos beneficios, nos encontramos ante un claro síntoma de que nuestra startup ha alcanzado el siguiente nivel.
5. Relación personal y espacial con los empleados: en las startups no existen “fronteras” entre la dirección y los empleados. El equipo directivo suele compartir espacio físico con estos, además de mantener una relación muy cercana y donde apenas se distinguen las jerarquías. Sin embargo, en las compañías adultas, los directivos suelen contar con despacho propio y normalmente se produce una mayor jerarquización en las comunicaciones.
Estos son algunos de los síntomas que podrían ayudarte a distinguir si tu compañía ha alcanzado la “edad adulta”. Sin embargo, ten en cuenta que el término startup es relativo y que, aunque suene a tópico, la “juventud emprendedora” es una cuestión de actitud.
Existen en el mercado grandes compañías, incluso unicornios, que siguen inmersas en su particular síndrome de Peter Pan, innovando como si se tratara del primer día. Y es que, independientemente de lo que digan las leyes y expertos, tu startup nunca perderá tal condición mientras mantengas la mentalidad emprendedora.