Tus tres voces internas
Cómo vivir una vida inspirada.
Soy adicta a las aventuras espirituales. Me encanta sentir la adrenalina fluyendo por mis venas. Cuando Betlejem (Belén) era un lugar conflictivo, yo viajaba a la tumba de Rajel en la parte trasera de una semioruga del ejército, disfrutando de cada momento. También hubo un tiempo en que sentí una fuerte atracción hacia la tumba de Iosef en Shejem, antes de que la convirtieran en los escombros carbonizados que dan testimonio del odio infinito de nuestros vecinos.
En ambas ocasiones era suficientemente honesta para reconocer que tenía una doble agenda. Una era poner en funcionamiento mis músculos espirituales tanto como mi alma pudiera lograr buscando inspiración. Por otro lado, estaba el drama del viaje mismo a través de un territorio hostil, lo que en cierta manera me hacía sentir más viva y despierta.
Mi amiga Aviva tiene una actitud más conservadora hacia las escapadas espirituales y ve mis viajes más espeluznantes a través de un prisma diferente.
Yo sostengo que la vida es tan corta y tan valiosa que no hay forma de decir que no a esta clase de experiencias que te llevan al límite. Mi amiga sostiene que la vida es tan corta y tan valiosa que es absurdo correr riesgos, incluso moderados.
La ignoré. La vida de la que ella hablaba me recordaba a la gris seguridad de mi infancia. Entonces me parecía que el objetivo de la mayoría de las personas era cumplir su condena en este mundo. Ir a la universidad y obtener ese título para poder conseguir ese trabajo y poseer esas cosas. Jubilarse y tomar vitaminas, ver el mundo como un turista.
Cuando descubrí el apasionante y significativo mundo de la Torá, todo ese mundo gris fue reemplazado por profundos tonos de vino bordó, letras negras que vuelan de las páginas y la vitalidad de una vida familiar que es asombrosamente agotadora y brillantemente alegre, con suficientes valles y sombras para añadir sacrificio y profundidad a la escena. ¿Qué podría ser más apropiado que ir a Shejem en un autobús blindado con guardias de seguridad de aspecto nervioso y terminar en la quietud de un lugar atemporal en el que todavía se puede sentir algo de Iosef?
Pues amigos, déjenme decirles algo... yo estaba equivocada...
Que Dios la bendiga, mi amiga Aviva tenía razón desde el principio. La obra clásica La senda de los justos dice que la vida consiste en prestar atención, tomar decisiones y cuidar cada minuto como el tesoro que es. No tomes el mayor regalo para tratarlo con desdén.
Atesorar la vida y ser conscientes no implica relegarla a dedicarte eternamente a los libros contables. Por el contrario, eso imbuye las experiencias comunes con ese algo ilusorio llamado profundidad. El problema es que la inspiración profunda va y viene. Volver a caer en el viejo patrón de aferrarse a cualquier cosa que proporcione una gratificación inmediata, superficial pero estimulante, es sin duda el mayor obstáculo de todos. ¿Cómo puedes mantenerte suficientemente inspirado para seguir adelante día tras día?
La senda de los justos nos dice que hay tres voces internas que tenemos que aprender a escuchar para mantenernos inspirados sin necesidad de una dosis continua de estímulos externos.
La primera voz
La primera es nuestra propia voz, la que más conocemos, la que sabe quiénes somos, quién queremos ser y qué queremos llevarnos con nosotros al Mundo Venidero.
Estados Unidos en la década de 1920 era un mundo diferente. Cuando Yankel Greenberg llegó a Milwaukee, después de un agotador viaje en tren que lo llevó al corazón de un país que era mucho más extraño de lo que hubiera podido imaginar, su hermano estaba en el andén para recibirlo. Pasaron dos minutos hasta que se dio cuenta que el hombre con la cabeza descubierta y bien afeitado que lo saludaba era Jaimke. Yankel comprendió de inmediato que él era un extranjero en una tierra extraña, y que la vida allí nunca se parecería a la que había dejado en Lituania.
Se abrazaron, lloraron y no se hicieron preguntas. "¿Cómo se sentirá Jana cuando llegue aquí? ¿Cómo haré para que los niños sepan que siguen siendo judíos?". Yankel oyó claramente a su corazón, pero todo lo que se permitió decir fueron palabras de gratitud hacia su único hermano que había llegado seis años antes a la tierra de las oportunidades.
A la mañana siguiente, Jaimke lo llevó a la tienda. "Hay trabajo de sobra para los dos. Nos expandiremos, dividiremos las ganancias. Este es el único almacén de ramos generales en muchos kilómetros, y tengo un don para saber lo que la gente quiere. Todo lo que tienes que hacer es aprender un poco de inglés y lo tienes todo listo. ¿Cuándo pueden venir Jana y los niños?".
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Yankel se conmovió por la preocupación y genuina alegría de su hermano al tener la oportunidad de ayudarlo.
"Sólo hay una cosa. En Norteamérica trabajamos en Shabat. Aquí lo llaman sábado, y es el día más importante para las ventas".
Yankel logró evitar trabajar en Shabat durante varias semanas. Una semana le dolió la cabeza, y la semana siguiente el estómago. Ambos sabían la verdad, pero sólo cuando llegó Jana las palabras no dichas finalmente se pronunciaron: "Tienes una familia. Si no puedes trabajar los sábados, entonces no puedes trabajar en absoluto".
La primera semana, Yankel supo que sería la más difícil. Se levantó a la mañana, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para mantener viva a su familia en el planeta Norteamérica. Jana había dejado preparada su ropa. Ropa interior limpia, calcetines y su descolorido chaleco negro del traje de Shabat, con la corbata de seda que nunca había visto un día laborable. "Póntelo, aunque tengas que ir a la tienda. Sigue siendo Shabat". Se vistió despacio, entró a la tienda y se quedó detrás del mostrador, esperando al primer cliente del día. Era temprano y comenzó a ordenar la tienda. De repente se vio en el largo espejo que daba al probador. Vio a la persona que quería ser y decidió con absoluta convicción que esa sería la persona que de alguna manera seguiría siendo.
Salió lentamente de la tienda, volvió a casa, soportó la ira cargada de culpa de su hermano y eventualmente abrió la primera tienda shomer Shabat en Milwaukee. Logró recolectar artículos usados (algunos podrían llamarlo chatarra), se especializó en muebles usados y eventualmente pasó a vender muebles nuevos. Su bisnieto político es una de las principales personalidades de Torá de Jerusalem.
El mes de Elul es el momento más propicio del año para reflexionar y escuchar nuestra propia voz interna. Escucha cómo te dice quién eres realmente. Tómate el tiempo para revisar tu vida y atesorar los momentos que reflejan las decisiones que tomaste con integridad, los momentos que te dicen que puedes ser fiel a tu "yo" más elevado.
La voz de la ambición
La segunda voz es la voz de la ambición. Tenemos que aprender a preguntarnos no sólo "quién soy", sino también "quién quiero ser".
Estamos rodeados por "modelos" que nos dicen lo que debemos tener, a quién debemos parecernos, cuánto debemos ganar. Podemos cambiar de marcha y observar a las personas cuyas vidas merecieron o merecen ser vividas y dejar que ellos se conviertan en nuestros modelos a seguir. Las personas que hicieron del mundo un lugar mejor, que se mejoraron a ellas mismas, son las que deberían marcarnos el camino.
Guarda una foto de alguien a quien realmente admires. Eso puede cambiar las cosas más de lo que te imaginas cuando te encuentres caminando la distancia adicional para demostrarte a ti mismo que puedes hacerlo.
La voz de las consecuencias
La tercera y última voz es la voz de las consecuencias. Cada decisión que tomamos tiene una consecuencia. Podemos ignorar esas consecuencias o tomar decisiones inteligentes que nos permitan escribir nuestros propios guiones.
Un ejemplo es comprometernos a participar de forma más constructiva en la vida de nuestros hijos. Si eliges involucrarte de forma creativa y significativa, tendrás un amigo para toda la vida. Si optas por marginar a tus hijos, en el mejor de los casos tendrás con ellos una relación tensa y superficial a medida que pasen los años. Piensa cómo quieres que sea tu familia y aférrate a esa visión con fuerza. Esa visión puede ser tu inspiración cuando las cosas se pongan difíciles, y tu consuelo cuando enfrentes un fracaso pasajero, al igual que todos los padres desde tiempos inmemoriales.
La vida es demasiado valiosa y demasiado breve para vivir en la zona gris. Aprende a escuchar tus tres voces y mantente realmente vivo.
Fuente: Rebetzin Tziporah Heller / AishLatino.com