Tzvetan Todorov y Antonio Damasio ¿Sueños incompatibles con el deseo?
La interpretación de los sueños, es el opus magnun, la obra magistral de Freud. En ningún otro texto Freud expuso su vida privada a sus ávidos lectores. Son los propios sueños de Freud la fuente necesaria para el análisis del inconsciente en esta obra. Sin embargo, el libro fue un fracaso editorial, publicado en 1900, solo en los primeros 6 años se vendieron 351 ejemplares, según refiere Emilio Rodrigue (1996). ¿Como es posible una respuesta tan indiferente a una obra tan colosal? Hecho que da cuenta que uno nunca es profeta en su tierra o se convierte en un incomprendido para su época. Situación que se trasformo en todo lo contrario al trascurrir los años, como lo expresa Jacques Derrida: “Como puede un escrito autobiográfico, en el abismo de un autoanálisis no terminado, dar origen a una institución de alcance mundial” (Forrester, 1997).
¿Cuál es la novedad que Freud asume en ese libro? La tesis principal sobre el significado de los sueños, es la realización de un deseo sexual reprimido a partir del mundo onírico. Tesis criticada desde un inicio por su aparente reduccionismo a lo sexual. Para ello es importante subrayar que la sexualidad para el psicoanálisis es la experiencia de placer en el cuerpo de un niño, a partir de la erotización y la gesta de diversas zonas erógenas a partir del contacto materno desde el nacimiento, por lo tanto, la sexualidad no se limita exclusivamente a la genitalidad, sin embargo, existe la tendencia a enfatizar que las relaciones humanas primarias solo están regidas por el apego o los afectos, esta otra dimensión pulsional estaba soslayada por la psicología y la ciencia de su época.
Si los sueños son la realización de deseos, es interesante compartir los sueños relatados por dos grandes intelectuales. Primero, el caso de Antonio Damasio, en su libro: Y el cerebro creó al hombre (2010), donde relata una pesadilla recurrente: “llegaba tarde, terriblemente tarde (…) había perdido mis zapatos (…) Me torturaba y a veces me sentía incomodo y violento, cuando me paseaba por el estrado con los pies descalzos”. Agregando al finalizar el relato, que esta es la razón por la que nunca deja los zapatos en los hoteles para que los lustren. Damasio indica que este sueño de angustia se da la noche antes de dar una conferencia. Antonio Damasio tiene la virtual de ser un divulgador de las neurociencias al estilo Oliver Sacks, donde su elocuencia va de la mano con la profundidad de sus elucubraciones.
De igual forma, otro gigante de la filosofía, la lingüística y la crítica literaria, Tzvetan Todorov (1939 – 2017), nos relata un sueño de las mismas características en su hermoso texto: El hombre desplazado (2007), narra el siguiente sueño: “Yo no estaba en Paris, sino en mi ciudad natal Sofia (Capital de Bulgaria, su país natal) llegaba el momento de la partida, del retorno a París y las cosas empezaban mal (…) no tenía el billete (…) el tranvía se detenía por el tráfico, tomaba un auto y se perdía en la ciudad, el resultado final era siempre el mismo, por razones fortuitas el regreso a Paris se tornaba imposible” ¿Como es posible decir que es un deseo para alguien que se exilió en Francia desde 1963 hasta el 2017 año de su muerte? Para quien hizo del francés su segunda lengua y casi todo lo publicado fue en la lengua de Descartes. Para ambos intelectuales, habría que discernir que el deseo en cuestión en el sueño, no es el deseo consciente, ni lo que se expresa de manera explícita, ni tampoco lo contrario como se podría pensar. El deseo que se realiza en el sueño es un deseo no asumido, no advertido, en el orden de lo inaceptable por lo tanto inconsciente, en estos dos fascinantes testimonios se podría decir ¿Cuál es el deseo que se realiza cuando el otro deseo no se cumple? Ese es destello incomparable del descubrimiento freudiano en los sueños.
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