Un buen dato para quienes tienen hijos: Leer en voz alta y conversar son claves para cerrar la brecha en lectura y escritura
Una importante consecuencia que trajo la crisis sanitaria del Covid se vió reflejada en el aprendizaje escolar. En esta nota, algunos expertos dan tips para ayudar a paliar esta problemática.
Un estudio realizado por Carolina Melo, académica de la Universidad de Los Andes, muestra a través de esta investigación que existen diferencias notables en conocimientos y habilidades relacionadas con la comprensión lectora, reconocimiento del abecedario, poco vocabulario y fluidez, entre otros. Esta problemática se da principalmente en estudiantes entre kinder y 4to año básico.
Respecto a esto, se indica que reportes de diferentes fundaciones relacionados con la escolaridad de los niños alertan sobre una gran cantidad de niños no lectores y sobre niños que decodifican con dificultad textos breves.
Enrique Sologuren, coordinador del Área de Lenguaje y Comunicación de la Facultad de Educación de la UDD, comenta que en nuestro país ha sido grave el retroceso de la escritura y de la creación de estos, habilidad relacionada a la comprensión lectora.
Ambos efectos se han visto, “sobre todo en 1° y 2° básico —los primeros años de desarrollo de estas habilidades— y no solo en la lengua materna, el español, sino también en la segunda lengua, por ejemplo, el inglés”, precisa.
Importancia de la comprensión lectora
El diccionario de la Real Academia Española define la palabra lectura como “La interpretación del sentido de un texto”. Leer un texto no implica que estemos entendiendo su contenido, un motivo puede ser que no sepamos el significado de algunas palabras o que no interpretemos lo que el autor quiere expresar, pero otro motivo puede ser que no estemos concentrados, ya que se puede leer y pensar en otra cosa a la vez. Este problema debemos corregirlo desde las edades escolares fomentando las estrategias de comprensión lectora.
La comprensión lectora es la capacidad para entender lo que se lee, atendiendo a la comprensión global del texto y también a la comprensión de las palabras.
Cuando leemos activamos la capacidad de comprender, es decir aprender las ideas relevantes de un texto y relacionarlas con los conceptos que ya tienen un significado para el lector.
Frente a la prpblemática de la brecha en la educación hay que tener en cuenta que ha sido un año intenso y lo primordial para que esto se dé es tener tiempo libre.
No obstante, bajo esta premisa, “existen distintas prácticas de literacidad que pueden promover aprendizajes en niñas y niños”, añade. Por ejemplo, una de las claves es que cuidadores mantengan “conversaciones sobre temas no directamente presentes en el contexto físico inmediato”. Hablar sobre lo que se hará el fin de semana, “del bosque, de un dinosaurio, entre otros”, son algunas sugerencias.
Esto fomenta el desarrollo de habilidades de lenguaje, aumenta el conocimiento del mundo, construye lazos afectivos y, además, impacta en las habilidades de comprensión y escritura, asegura.
Jugar con las letras sería otra estrategia para el desarrollo de estas habilidades, ya que “el aprendizaje del código es fundamental para que los niños y niñas puedan convertirse en lectores y escritores autónomos”, dice Meneses. Algunas formas de hacerlo es que los menores jueguen con plasticina, por ejemplo, formando palabras con distintas combinaciones de letras.
Series y videojuegos
Por su parte, Sologuren, también aconseja intencionar el entorno. “En la casa, el barrio, viendo series, o jugando videojuegos, hay textos e imágenes. Por lo tanto, llamar la atención de los niños sobre estos, preguntar acerca de qué nos están diciendo, qué ven ellos, incentiva la habilidad de comprensión profunda y reflexión crítica”.
Además, el tener acceso a libros es vital, añade. Para este fin sugiere, por ejemplo, ir a la biblioteca e incentivar esta actividad, así como la curiosidad por la lectura.
En ese sentido, Meneses recomienda que los cuidadores promuevan que los menores “puedan escoger lo que desean leer, que puedan abandonar lo que leen, y que puedan leer en los espacios y los modos que quieran, ampliando así el repertorio de textos”.
Por otra parte, leer en comunidad también aportaría: “La lectura compartida entre adultos y niños, la interpretación del contenido verbal y visual, y la discusión de las ideas durante la lectura y reflexión final sobre lo que comprendimos”, es un aporte, señala.
En esa línea, la lectura en voz alta también es clave. “Los niños y niñas requieren de un lector modelo del que aprendan a hacer énfasis, alargamientos, timbres de voz. Por lo tanto, además de leer con los cuidadores, ir en familia a un cuentacuentos puede ser un gran panorama” para los tiempos libres, agrega la profesora.
Según Sologuren, entre 30 minutos a una hora de este tipo de actividades al día aportaría al desarrollo de las habilidades de lectoescritura en los menores. “Incluso en vacaciones, hay que tratar de cerrar las brechas. Sobre todo en estos primeros años, donde estamos todavía a tiempo. Esto porque el desarrollo de la lectura y la escritura nos permiten tener una buena calidad de vida, participar en la sociedad y desenvolvernos en el ámbito educativo”.
Información extraída de Latercera.com