Un filósofo de excepción; Baruch Spinoza. El deseo es la esencia del hombre.
Baruch Spinoza (1632 – 1677). Desterrado entre sus propios coetáneos, con quienes compartía su judaísmo, a sus tempranos 23 años fue expulsado de la comunidad judía de Ámsterdam, mediante un procedimiento drástico llamado Herem, el cual consigna un mandato extremo: “Expulsamos, execramos y maldecimos a Baruch de Spinoza (…) Maldito sea de día y maldito sea de noche; maldito sea cuando se acuesta y maldito sea cuando se levanta; maldito sea cuando sale y maldito sea cuando regresa. Que el Señor no lo perdone. Que la cólera y el enojo del Señor se desaten contra este hombre y arrojen sobre él todas las maldiciones escritas en el Libro de la Ley. (…) ordenamos que nadie mantenga con él comunicación oral o escrita, que nadie le preste ningún favor”. Quien tuvo el valor y no solo la genialidad, de poner en duda la religión, bajo el manto de lo racional, extrapolándolo también al cristianismo, ese personaje fue Spinoza, según Lenoir, en su elocuente libro; El milagro Spinoza (2019) afirma: “Los que abrazan con más ardor todo tipo de supersticiones son los que más desean de la manera más inmoderada bienes externos”.
Abrazar una fe distinta, donde la religiosidad estuviera acompasada por una consciencia crítica y coherente, donde Spinoza asume que los textos son interpretados por hombres hijos de su época, prisioneros de su temperamento y por lo tanto, había que relativizar la fe en su justa proporción y razón. Esta posición le valió el destierro y la proscripción de su obra por mucho tiempo. En ese sentido, es notable la coincidencia y la analogía que hizo Jacques Lacan cuando fue expulsado de la IPA en 1964, como analista didacta, asumiendo con aguda ironía, dos destinos coincidentes, la de Spinoza y la de él, Lacan: (…) mi enseñanza, designada como tal, ha sido sometida, por un organismo que se llama comité ejecutivo de la IPA (Internacional Psychological Association)(…) quien proscribió mi enseñanza, que ha de ser considerada nula (…) en la habilitación de un psicoanalista, y de convertir esta proscripción en condición para la afiliación internacional”
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Se trata de algo comparable a una excomunión mayor sufrido por Lacan, en razón de las condiciones drásticas, que prohibían su enseñanza y su difusión en el ámbito psicoanalítico oficial. La sanción se dio a razones del uso de tiempo breve de las sesiones, pero el tema de fondo era cuestionar los fundamentos en la formación de los analistas, bajo el peso de dos preguntas contundentes: ¿Qué es el psicoanálisis? ¿Qué es una praxis?
En el caso de Spinoza, ejerciendo la misma lucida critica a la fe judía y cristiana desde sus fundamentos y bajo designio de la razón, generando nuevas perspectivas como disolver dicotomía mente y cuerpo, a su vez darle un lugar a los sentimientos y emociones como ningún otro pensador hasta ese momento lo había prefigurado. Antonio Damasio, desde las neurociencias, una disciplina tan alejada del ámbito filosófico afirma: “Spinoza es absolutamente relevante para cualquier discusión sobre la emoción y el sentimiento humano”. Finalmente, el gigante entre los filósofos, Hegel manifiesta: “Ser spinozista es el punto de partida de toda la filosofía”. Queda como colofón, el espíritu de Spinoza, que es el arte de cuestionar los fundamentos donde se apoya, la fe, la ciencia y la razón.
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3 mesesPara los interesados en profundizar los libros utilizados, esta como texto basico: El milagro Spinoza (2019), por Frédéric Lenoir, 4ta edición, Editorial Planeta, Colombia. Asi mismo el texto; En Busca de Spinoza (2019) de Antonio Damasio, Editorial Planeta. Finalmente el seminario 11 de Jacques Lacan, en la sesión 1, denominado la excomunión del 15 de enero de 1964. El libro es; Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Seminario XI, 1986. Editorial Paidós.