Un homenaje a la recursividad
Muchas veces creemos en la idea de que para lograr un sueño necesitamos tener todo lo materialmente necesario para llevarlo a cabo, y que el no contar con estos recursos puede hacernos desistir de alcanzar nuestros objetivos. En pocas palabras, rendimos tributo al dinero, a la facilidad que nos regala, a la comodidad que nos otorga, y si éste se encuentra fuera de nuestro alcance, nuestras metas parecieran estar muy lejanas.
Sin embargo esto no es del todo cierto, pues aunque es una verdad que el dinero es algo que todos como individuos necesitamos para nuestro diario vivir, se ha visto en muchas ocasiones que la recursividad es la herramienta que ocupa el primer lugar al momento de ejercer un sueño, un proyecto y llevar a la realidad todo aquello que queremos. En pocas palabras, es recursivo aquel que afirma:
«No tengo pero lo invento!»
Este artículo está dedicado a la recursividad, un elemento que indiscutiblemente hace parte de ser ingenioso, de tener una mente que enfrenta al reto y lo vence en todo momento, aún cuando el dinero es poco o quizá nulo.
Existen personas que teniendo mucho dinero carecen de recursividad, todo lo solucionan con dinero, les cuesta ser creativos e ingeniosos, prefieren pagar a un tercero para que realice actividades que incluso ellos mismos podrían hacer, y al final pueden tener material muy profesional y presentaciones impecables pero en algún momento del camino sus proyectos se estancan porque nunca ha existido un reto real, el dinero ha dado solución a todo, no existe un esfuerzo real, una raíz de mérito. La adversidad es necesaria para alcanzar el mérito, el aplauso y el reconocimiento real de las personas y no de un papel que diga que lo has hecho bien. Entonces, acepta el reto y la adversidad, vístete de recursividad y encontrarás una bella luz al otro lado.
Para esta ocasión, tenemos el ejemplo de una pequeña banda de Rock conformada por un grupo de amigos, que han causado mucha empatía en las redes sociales, en especial Facebook. Esta pequeña banda está conformada por tres amigos, quienes al no tener instrumentos musicales, decidieron inventarlos de la nada con objetos y materiales que encontraron.
Uno de los niños tiene a cargo la interpretación de la batería, otro se encarga de la voz y sostiene con sus manos su micrófono que en realidad se trata de una simple pieza de madera de Bambú. El tercero, aunque no aparece en la escena, es el encargado de la cámara, y gracias a su tarea fué posible captar el momento en que esta banda demuestra al mundo que el ingenio puede vencer cualquier barrera.
A continuación encontrarás el video de éste especial momento:
Quiero aprovechar este pequeño artículo para dar un fuerte énfasis en lo importante que es ser felices con lo que tenemos, y que si todos volviéramos a ser niños, quizá veríamos la vida de una forma más simple, más divertida y menos perfeccionista, sabiendo que disfrutar cada momento, es en realidad en lo que consiste el arte de vivir.
Es pues esta pequeña nota, un reconocimiento y homenaje a la recursividad.
Y recuerda:
¡No esperes a tenerlo todo para realizar tus sueños!
Dedicado a:
Janina Téllez, por ser un ejemplo de esfuerzo y dedicación en su proyecto Yo doy el primer paso
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