Otra trayectoria que compartir: la mía.
Jorge y yo cargábamos nuestra avalancha con cajas de dulces y cosas que estaríamos vendiendo a los trabajadores que pasaran por la calle dos cuadras abajo. Desde las diez de la mañana hasta pasando las dos de la tarde, mercadéabamos con un solo objetivo: acabarnos el inventario e hinchar de dinero nuestras pequeñas bolsas del pantalón. Este fue el primer emprendimiento que recuerdo a mis siete años de edad. Posteriormente vinieron otras iniciativas donde daba bola a los zapatos de vecinos, renta de películas de un lote que compró mi papá al video-club que recién cerró, venta de árboles bonsais, enseñaba computación a las ruqui-amigas de mi abuela, entre otras actividades productivas.
Vinieron subsecuentemente otros proyectos más sofisticados. A los 12 años cree una empresa de desarrollo de software llamada VCS Software Company (Very Chido Software). MS DOS 6.2, Clipper, Pascal, Dbase III Plus y demás lenguajes de programación hacían que mis dedos se movieran más rápido que mis ojos. Logré vender mi primer pieza de software a los quince años a una fábrica de ropa: Modalia. Les hice pequeño software para imprimir las etiquetas que se cocían en la parte de atrás del cuello de las camisas. Durante esa época concluí dos carreras técnicas en temas relacionados a la administración de sistemas y desarrollo de los mismos en ICM.
Desde ese momento hasta los 19 estuve vende y vende computadoras, licencias de software, instalando redes y dando cuanto soporte técnico pude para amasar una pequeña fortuna que sinceramente nunca supe donde quedó. Mi motivación era más el sentirme productivo y poner mis habilidades al servicio de otros que la acumulación de capital.
Trabajé tres años en la gerencia de informática en el Servicio Postal Mexicano (hoy Correos de México). A mis 18 años de edad descubrí que brillar en el mundo laboral es relativamente sencillo cuando estás dispuesto a hacer -un poco- más de lo mínimo indispensable. Instalé la primer red de cable coaxial en la gerencia postal, desarrollé en FoxPro más de cinco diferentes sistemas de información y logré “retirarme” en 1999 gracias a un programa de retiro voluntario convocado por la dependencia gracias al exceso de colaboradores resultante de la fusión de SEPOMEX y Telégrafos de México. Si, a los veinte años me convertí en un burócrata retirado.
Subsecuentemente probé suerte en la iniciativa privada en una empresa de consultoría empresarial llamada CEDEM. Carlos Dumois y su equipo de trabajo me dieron una calurosa bienvenida. Instalé y di soporte a la red, dispositivos móviles y en general mantenía toda la infraestructura de cómputo. Me encantaba pasar tiempo en las sesiones de consultoría con los clientes finales; fui observador pasivo de cómo sucedieron grandes adquisiciones, fusiones y decisiones que marcaron el rumbo de empresas que hoy son muy abundantes. Aprendí mucho del proceso de ventas de cuanto producto intangible me pude imaginar.
Tuve la fortuna de poder vivir y estudiar un semestre de la carrera en Canadá. “Elige pocas materias porque allá la universidad si es muy demandante”, me decía el responsable de vinculación internacional de mi universidad en México. Resultó que mi universidad mexicana era más eficiente en -estresar- estudiantes. Allá pude trabajar en los laboratorios de biología como soporte técnico de los centros de cómputo en la facultad de biología.
Regresé a Guadalajara seis meses después, con poco (nada) dinero y muchas ganas de continuar trabajando (hambriento). Colaboré en Cartodata, empresa que me enseñó lo emocionante que era hacer software a mayor escala y principlamente lo abrumadoramente rentable que podía ser. Después de vender dos proyectos donde participé de las utilidades, me sentía más millonario que Rockefeller, impulso suficiente para emprender “en serio”.
Basta de escuelita y empleos. Llegó la hora de comerme el mundo.
Mis primeros socios y yo terminamos la carrera y presurosos firmamos el acta constitutiva de mi primer empresa en 2003. Edgar, Roberto, Héctor y yo rentamos una casa/oficina que no parecía casa ni mucho menos oficina. Abrimos la primer fábrica de software en México especializada en hacer aplicaciones de negocio sobre plataforma web utilizando tecnología de código abierto. Ubica que, en aquel entonces, la web se usaba para dos cosas: leer noticias y ver pornografía. El código abierto era cosa poco conocida de hippies sin dinero que no tenían para pagar plataformas licenciadas. Los diez años que duró esta aventura fue mi verdadera escuela como emprendedor.
¿Qué pasó durante diez años de nuestra fábrica de software? Cuatro colapsos de la empresa salvados por fuerza bruta de los socios y un exceso de ingenuidad. Un extraordinario matrimonio que dura hasta la fecha, dos saludables y latosos hijos, más de 250 colaboradores desfilaron bajo mi tutela y más de $2MDD de ventas durante algunos años. Gracias a mi inmaduro liderazgo, un ahorro irracional en nuestra inversión en recursos humanos y un modelo de negocio que simplemente no pudimos escalar, me cansé. Logramos vender toda la operación en el 2013 a otra empresa llamada Jaguar. En mayo de ese año desperté sin empresa, felizmente desempleado y con miles de horas de sudor, lágrimas y lecciones aprendidas.
Conocí lo poderoso que es recibir coaching desde la mente y voz de Alberto Velazquez (QEPD). Desarrollé mi inteligencia espiritual gracias a Jose Luis Basurto. Me nutrí de tres masterminds que me inspiraron, retaron y hasta hoy les agradezco. Viví terapia con Federico Perez, consejería de Ricardo Moller, e inspiración de autores como Sharma, Heker, Trolle, Gitomer, Collins y muchos otros. Aprendí de la practicidad y decisión de Alberto Martinez. El cuadro de honor y gratitud es coronado por mi mejor coach, cómplice y complemento de vida: Gaby.
En el 2013 decidí dar un giro de 180 grados para abrir una agencia dedicada a colocar financiamiento a pequeñas empresas que aspiran a ser medianas. En mis adentros me decía “Si puedo vender software, claro que puedo vender dinero”. Yo había desarrollado y diseñado sistema de información para financieras durante 8 años, dominaba las entrañas operativas, ¿qué podía salir mal? Ocho meses pasaron sin que colocara un peso y aprendí que existe mucha diferencia entre operar una financiera y colocar financiamiento. Concluí que todos quieren dinero, pero no todos son acreditables. Para ser acreditable se debe integrar un expediente y someterlo a un comité de aprobación. ¿Fácil? Resultó que no.
Al descubrir que cualquier servicio financiero demanda la dolorosa tarea de perseguir papeles. Después de tres años de vivir este dolor, decidí llamar a mi ex-socio Roberto para crear juntos una SAAS enfocada en automatizar la integración de expedientes. Mi agencia fue el primer cliente. En el 2019 estamos ayudando a financieras de diferentes latitudes de Latinoamérica a integrar 1000 expedientes al mes (y creciendo).
Al encontrar lo restrictivo y limitado que es el mercado formal del dinero con las micro empresas, decidí aventurarme en el mercado del capital de riesgo. Encontré en el camino a Juan Pedro Chevallier y me sumé a su proyecto Talem. Hoy somos la primer financiera que coloca créditos flexibles a micro empresas con capital inteligente (consejo consultivo + consultoría + seguimiento). Una particularidad de nuestra operación de financiamiento es que aspiramos ser socios de nuestros mejores clientes a través de la conversión de su crédito en acciones.
Cuando escribo esto es el 2019. He colocado cerca de $250 MDP en financiamientos, he abierto cinco empresas y liderado cerca de 150 proyectos productivos. He liderado más de 120 talleres de planeación estratégica y ayudado a más de 100 empresarios en crear modelos de negocio que estén alineados a su más salvaje obsesión.
Mi pasión es transmitir mi pasión mientras proveo capital intelectual y financiero a empresarios entusiastas con mentalidad en abundancia.
Creo que estamos conectados en el plano de los negocios y en muchas otras dimensiones también. He descubierto hay mucho conocimiento y experiencia disponible para ti, e inclusive, en manos y mente de gente como yo que estamos dispuestos a "regalarlo" a quien lo quiera tomar. Para mi es fácil entender que si te va bien a ti, me va aún mejor a mi. Esto es una mentalidad en abundancia y así procuro vivirla diariamente con mi equipo de trabajo, socios, clientes, proveedores, comunidad y hacia mi medio ambiente.
Si nada en el mundo de los negocios o del desarrollo personal te late, ¡está bien! seguro tienes una vida más práctica que la mia. Ven conmigo a volar en parapente, mi más reciente pasión desde 2016.
Consultor y Especialista en MIcrofinanzas
2 mesesUfff realmente interesante y muy motivadora tu historia. Exitos
CEO Prentis Golf Discovery
5 añosFelicidades Juan Carlos!!
Country Sales Manager en CheckSum LLC
5 añosSúper like!! Me encantó! A seguirle cada uno por el camino que mejor conocemos. Éxito!
Director General at Fragamex
5 añosFelicidades estimado Juan Carlos!. Y que el buen humor te siga acompañando....
Empresario y conector 🎖🎖🎖🎖 Apoyando al sector alimenticio a aumentar la vida de anaquel con ingredientes funcionales seguros y saludables.
5 añosSaludos Juan Carlos González, buena historia, buena trayectoria!