Un “ratón de biblioteca” navegando en la Red.
En esta mañana dominical de primavera austral y mientras navegaba por la vasta inmensidad de Internet, me sentía como un verdadero internauta, un explorador digital en busca de conocimiento. Recorría páginas y más páginas, sumergiéndome en artículos y blogs, cuando de repente, un título capturó mi atención: "Liderazgo que obtiene resultados". [Goleman, D. (2005). Liderazgo que obtiene resultados. Harvard Business School Publishing.]
Recordé que hace más de 25 años, había leído sus libros, donde Goleman introducía el concepto de inteligencia emocional. En aquel entonces, sus ideas resonaron profundamente en mí, y ahora, al encontrar este artículo, sentí que su enfoque sigue siendo tan relevante como siempre. En un mundo donde las habilidades técnicas son esenciales, la capacidad de entender y gestionar las emociones propias y ajenas se ha convertido en un diferenciador clave para los líderes.
A medida que leía, me di cuenta de que el enfoque de Goleman sobre la inteligencia emocional no solo fue pertinente, sino que también ha transformado la manera en que las organizaciones operan. Ya no se trataba solo de cumplir objetivos y alcanzar metas; se trataba de crear un ambiente de trabajo donde los empleados se sintieran valorados y motivados. La inteligencia emocional se ha convertido en un imperativo para el éxito empresarial, y las empresas que la adoptaron comenzaron a ver mejoras significativas en el clima laboral y en los resultados financieros.
Goleman argumentaba que los líderes más efectivos son aquellos que pueden adaptarse a diferentes situaciones, utilizando una variedad de estilos de liderazgo basados en la inteligencia emocional. Reflexioné sobre cómo este enfoque ha impactado el ámbito gerencial, donde la empatía y la adaptabilidad son más importantes que nunca.
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En un mundo donde la comunicación se ha vuelto instantánea y digital, la capacidad de conectar emocionalmente se vuelve aún más crucial. La sociedad postalfabética [Berardi, F. (2012], caracterizada por la sobreabundancia de información y la disminución de la atención, exige líderes que no solo sean competentes en su campo, sino que también posean habilidades emocionales para guiar a sus equipos en medio del ruido y la distracción. Este enfoque de Berardi, hace aún más relevantes y vigentes los conceptos de Goleman sobre la inteligencia emocional y su impacto en los ecosistemas organizacionales.
Mientras continuaba mi lectura, comprendí que la inteligencia emocional no era solo un concepto académico, sino una herramienta poderosa que ha cambiado la forma en que los líderes interactúan con sus equipos. En un mundo empresarial en constante cambio, el legado de Goleman sigue vivo y relevante.
Al terminar de leer el artículo, me sentí inspirado. Había navegado por la red y encontrado un tesoro de sabiduría que no solo enriquecía mi conocimiento, sino que también me motivaba a aplicar estos principios en mi quehacer profesional-académico y difundir estos principios en mis redes sociales. En esta era digital, el concepto "ratón de biblioteca" ha evolucionado, el deseo de aprender y crecer sigue siendo el mismo. Con este refrescamiento sobre la inteligencia emocional, continúo en mi propio viaje de liderazgo, listo para enfrentar los desafíos del futuro de la nueva sociedad post-alfabética.