Una breve mirada holística del sistema sanitario chileno y cómo se relaciona con la pandemia actual

La Organización Mundial de la Salud, el año 2017 definió el derecho humano a la salud, como el “derecho de todas las personas, sin distinción de raza, género, condición social o económica u otra, a tener acceso a los servicios de salud que necesita, cuando y donde los necesite, sin tener que hacer frente a dificultades financieras. Nadie debería enfermar o morir sólo porque sea pobre o porque no pueda acceder a los servicios de salud que necesita” [1]. Lo que da a entender esta definición, es que se debe interpretar de manera holística a la salud, ya que el ejercicio del derecho a la salud no es un problema exclusivo del sistema sanitario, sino que están vinculados otros derechos sociales, como por ejemplo el acceso a agua potable, vivienda digna, educación, pensiones dignas, condiciones de trabajo adecuadas, entre otros. Todo esto debe darse para que la salud se puede expresar en su máximo potencial. 

Pero en la práctica es distinto, no se logra materializar este derecho humano a la salud. Uno de los factores que ha incidido es el rol subsidiario del estado, cuya actuación se limita exclusivamente a realizar aquellas actividades de relevancia social que los particulares no quieran o no puedan desarrollar. Esto ha ocasionado de alguna manera que la satisfacción de las necesidades en materia de derechos sociales, este relegada casi en su mayoría a privados; ya que progresivamente desde la promulgación de la Constitución Política actual la intervención por parte del estado ha ido disminuyendo, por lo que la inversión estatal en salud ha disminuido.

Todo esto ha generado en la últimas décadas una mayor inequidad en salud, se puede evidenciar con la pandemia actual de COVID-19, qué revela una serie de realidades que muchas veces estaban invisibilizadas en Chile, y ahí irrumpen las determinantes sociales de la salud. La Organización Mundial de la Salud define estas determinantes sociales como “las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas circunstancias son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel mundial, nacional y local, que depende a su vez de las políticas adoptadas” [2].

Las determinantes sociales van a visibilizar la mayor parte de estas inequidades, y además tenemos que entender cuál es el impacto que tendrán las distintas determinantes sociales en relación a la salud. Algunas de estas son: 

• Derecho a una vivienda adecuada: Según los datos del Censo del año 2017, un 7.3% del total de viviendas a nivel nacional presenta índices de hacinamiento [3], entonces ¿Cómo podemos evitar un foco de contagio si hay una evidente crisis habitacional?.
• Acceso al agua potable: De acuerdo al Censo del año 2017, el 93% de las viviendas particulares tiene acceso a la red pública de agua potable [4], debido a esto ¿Cómo le pedimos a las personas que no tienen acceso a este bien nacional de uso público, que se laven las manos con la frecuencia que sugiere los organismos nacionales e internacionales para enfrentar esta pandemia?.
• Pensión digna: ¿Qué sucede con los adultos mayores que no tienen acceso a una pensión adecuada a sus necesidades?, se ha plasmado que nuestros adultos mayores son una población de riesgo frente a esta pandemia, además gran parte de ellos necesitan trabajar para poder subsistir, debido a que la gran mayoría de las pensiones simplemente no alcanzan para vivir en este país, entonces me cuestiono ¿Es necesario exponer a nuestros adultos mayores innecesariamente a esta pandemia, siendo una situación que se podría haber evitado?.
• Acerca de los pueblos originarios, inmigrantes, entre otros. Estos tienen una concepción de salud diferente a la de la mayoría de la población del país, por lo que al momento de cómo pensar en realizar una política pública, se debería hacer primeramente una intervención sanitaria con pertinencia cultural, para así poder llegar de mejor manera a esas personas, y de esa forma respetar su cosmovisión acerca del proceso salud - enfermedad. 

A modo de conclusión, quiero recalcar que no hay un sistema de salud perfecto que tenga una “bolita mágica” para resolver todos los problemas de la población, pero sí hay algunos sistemas sanitarios más encaminados qué otros, cómo se puede evidenciar con los indicadores de la OCDE. Por lo tanto, propongo que con la ayuda de estudiantes, profesionales y sociedad civil, además de voluntad política, podamos hacer que estas deficiencias en salud mejoren. Participando y reflexionando críticamente sobre el rol del estado y las políticas públicas. Conociendo en profundidad el enfoque de las determinantes sociales de la salud que afectan a la población; para así con altura de mira, criticar constructivamente la actual realidad sanitaria del país, con la finalidad de construir una sociedad más equitativa para todas y todos.

 Referencias

1. Organización Mundial de la Salud. (2017). La salud es un derecho humano fundamental. Recuperado de https://bit.ly/36Gb0dQ
2. Organización Mundial de la Salud. (2017). Determinantes sociales de la salud. Recuperado de https://bit.ly/2TQZLKB
3. Instituto Nacional de Estadísticas. (2018). Síntesis de resultados Censo 2017. Recuperado de https://bit.ly/2XeREte
4. Instituto Nacional de Estadísticas. (2017). 2da entrega resultados definitivos Censo 2017. Recuperado de https://bit.ly/3cjdMa6