Una jornada de revuelo en Twitter y detalles sobre el periodismo de hoy
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El sábado pasado ocurrieron cosas en Twitter. Ese día se enfrentaba a una complicada operación el Rey emérito Juan Carlos I, y a mi me llegó una alerta sobre una publicación realizada por el diario El País que decía en su titular que 'Muere el rey Juan Carlos' por complicaciones en la operación, tal y como se puede leer en la imagen que ilustra este artículo.
Ante la sorpresa, me fui a otros medios buscando contrastar esta información, pero los demás decían que la operación había sido un éxito.
Visto lo cual, lo publiqué en Twitter con la simple intención de alertar de que El País estaba informando de una cosa que no era correcta, un error que, posteriormente en el hilo que escribí, atribuí al hecho de que, generalmente, los medios tienen preparados textos de este estilo para ser los primeros en publicar, en casos tan relevantes como este, así como con obituarios o resultados de competiciones deportivas importantes.
Fue imposible dar a basto para responder por lo que preferí obviarlo y no hacer caso, salvo algunos comentarios que atacaban directamente al oficio que tanto adoro y a los que no puede negar una respuesta
Tras eso, se causó un revuelo en esta red social donde centenares de personas comentaban al respecto: unos acusaban al diario de publicar 'fake news' (cuando yo explícitamente decía que dudaba mucho que fuera esa la intención), otros deseaban la muerte de Su Majestad, otros lamentaban la información sin leer más allá del primer tuit y otros directamente me atacaban por simplemente compartir esto, una crítica que realmente no terminaba de entender.
La verdad es que el sábado durante toda la tarde y el domingo mis menciones en Twitter fueron un autentico calvario. Imposible dar a basto para responder o comentar por lo que preferí obviarlo y no hacer caso, salvo algunos comentarios que atacaban directamente al oficio que tanto adoro y a los que no puede negar una respuesta.
Así que aprovecho este texto para comentar una serie de cosas de las que me he dado cuenta después de este ¿éxito? en Twitter.
Parece que en las redes sociales todo vale y nos podemos saltar protocolos. Protocolos y profesionalidad que fuera de ese mundo, en el mundo del papel, jamás se hubieran permitido saltar. Quizás sea la necesidad de inmediatez, de ser el primero el que haga que algunos periodistas se salten la profesionalidad. Lo de no citar las fuentes es, lamentablemente, muy frecuente ya.