¡Volvamos a bailar al despertar!
Presentando un programa de radio durante el Día Mundial de la Radio

¡Volvamos a bailar al despertar!

Como bien dijo algunos años atrás Victor Hugo, "incluso la noche más oscura terminará y el sol saldrá" y es que en tiempos convulsos donde la posverdad, el populismo y la demagogia llenan portadas y abren informativos de radio y televisión, confiar y luchar por algo mejor es la única opción que parece quedar.

Parafraseando a Abraham Lincoln, podemos quejarnos porque va mal la economía, por la situación en Cataluña o por mil cosas más, pero yo prefiero alegrarme por las cosas buenas, cosas como que el 95% de casos de Cáncer de Mama tienen curan o cosas como que has vuelto a hablar con tu amigo, aquel con el que te peleaste años atrás.

Pero ante las mentiras y la postverdad, al periodista sólo le queda volver a sus raíces, esas en las que la ética y la profesionalidad eran los pilares de la profesión y volver a desconfiar, porque como se suele decir en este mundillo, si tu madre te dice que te quiere, ¡compruébalo!

"Incluso la noche más oscura terminará y el sol saldrá"

Y esta no es sino la base del periodismo, la búsqueda de la verdad, porque puede que tires por un enfoque u otro, pero al final, lo que realmente importa, es que cuentes la verdad.

Porque el periodista lo único que puede hacer es aquello que le dijo Morfeo a Neo en la película Matrix (1999): “Recuerda: lo único que te ofrezco es la verdad. Nada más”.

El mundo va mal, dicen algunos, y en parte tienen razón: hambruna, sequías, acoso sexual, machismo, homofobia, racismo, nacionalismos y un sinfín de males asolan la sociedad en la que vivimos y con la que convivimos.

Pero también el mundo va bien, y en eso, sus defensores también tienen razón. Muestra de ello son el repunte de importancia que dan las grandes compañías a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), que estos gigantes del IBEX empiecen a concienciarse de la importancia de gestionar correctamente su impacto en el cambio climático, que la riqueza familiar haya aumentado un 4,3% (según los últimos datos del Banco de España relativos al tercer trimestre de 2017) o que, si hay presupuestos, el IVA en el cine bajará al 10%.

Porque como dijo Frida Kahlo, “todo puede tener belleza, aún lo más horrible” y es en esto en lo que hay que centrarse, que sí, las mentiras nos inundan, las malas noticias llenas los informativos, pero, aun así, se pueden encontrar cosas positivas en este alocado mundo, porque si hay algo que nos queda es, como defiende Jack Kerouac, “enamorarnos de nuestra existencia”.

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Y sí, las noticias buenas no llenan las portadas, y probablemente quede mucho para que eso ocurra, pero la delicadeza del tiempo en que vivimos no deja espacio a mucho más, sin embargo todavía queda en nosotros un ápice de esperanza porque aunque estemos sobreexpuestos a esas malas noticias y a esas mentiras o medias verdades, lo cierto es que seguimos llegando a Facebook y emocionándonos con el vídeo del señor que ve en color por primera vez o al niño pequeño que escucha la risa de su madre por primera vez en su corta vida, porque aunque todo a nuestro alrededor se desmorone, el ser humano es capaz de levantarse, sonreír y seguir adelante.

Si hay algo que nada ni nadie nos puede quitar eso es la esperanza, la ilusión y las ganas de ser felices

Porque no pasa nada por llegar una tarde-noche a casa, ponerse música y echarse a llorar, porque no pasa nada por emocionarnos cuando el protagonista de esa película mala de sábado por la tarde en la tele salva el mundo, porque si hay algo que nos hace especiales, que nos hace humanos, eso es la esperanza, así que dejemos de poner cara de asco al pobre chico o chica que nos reparte un panfleto mal hecho por la calle y empecemos a sonreír, a sonreír a las cosas malas y a sonreír más fuerte por las cosas buenas, volvamos a levantarnos y vitorear al buen actor que te ha emocionado en una sala de teatro, o a ese elenco que ha logrado despertar en ti la más mínima emoción durante una película. Comencemos a cantar las canciones que nos hagan felices, a tararear las que no nos sabemos, pero nos hacen mover los pies.

Volvamos a despertar con una sonrisa en la cara y las ganas de comernos el mundo, porque si hay algo que nada ni nadie nos puede quitar eso es la esperanza, la ilusión y las ganas de ser felices. ¡Volvamos a bailar al despertar!

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