Una red profesional, ¿para qué?

Una pregunta a los expertos. O a quien quiera aclararme las dudas. 

Entiendo que esta es una red profesional. Créanme que entiendo lo que es una red, en sus varias formas semánticas. 

Por profesional tengo más dudas, porque no sé si se refiere a la persona, al entorno o al objetivo del oficio. 

Y por “red profesional” tengo mis contradicciones, porque no sé qué conecta y para qué. Por eso acudo a ustedes, amigos lectores. 

Primero mis prejuicios. 

Una red, por definición, atrapa, limita y concentra. Aunque nos creamos ser parte de algo que nos trasciende porque nos conecta a un mundo sin fronteras, entiendo que una red reduce las posibilidades, las restringe. 

Entiendo que la red busca talento, pero el talento no tiene nombre ni apellidos, ni curriculum, ni experiencia previa. Ni idiomas, ni premios, ni cum laudem. No los necesita. Tendría serios problemas en definir talento, pero sé lo que es el sacrificio, el tesón y el sacrificio duro, y en la mayoría de las ocasiones los he encontrado en la oscuridad del anonimato y en el silencio de la humildad verdadera. 

Entiendo que la red busca personas comprometidas, pero el compromiso es voluntad de acción, está referido siempre a movimiento, a pro-actividad, a tomar la iniciativa, justo lo contrario al objetivo natural de una red. Y el compromiso extraordinario significará en ocasiones romper reglas y explorar nuevos territorios.

Y entiendo que la red ofrece oportunidades y posibilidades, en formato digital y universal, 2.0 que se dice ahora, pero son las de siempre y para los de siempre, porque, como dice Malcolm Gladwell en su obra “Fuera de serie”: “La gente no se eleva de la nada. Sí debemos algo a la familia y al patrocinio...la cultura a la que pertenecemos y la herencia de nuestros antepasados conforman el modelo de nuestros logros de maneras que no podemos comenzar a imaginarnos. En otras palabras, no basta con preguntarnos cómo es la gente que tiene éxito. Sólo preguntándolos de dónde son podremos desentrañar la lógica que subyace a quién tiene éxito y quién no”.

Y ahora mis dudas.

“A medida que el mundo evoluciona cada vez más deprisa y de forma más compleja, las organizaciones necesitan de personas que sepan pensar de forma creativa, comunicar y trabajar en equipo, personas que sean flexibles y se adapten con rapidez...y muy a menudo no las encuentran”. Lo dice Ken Robinson en su obra “Busca tu elemento”. Y entonces me pregunto si redes como esta ayudan de verdad a los departamentos de recursos humanos y a las grandes consultoras de Headhunters o cazatalentos a encontrar al “elemento” que necesitan. 

¿Y lo hacen? ¿Redes como esta posibilitan el desarrollo creativo en el mundo al permitir la conectividad de ideas? ¿Ayuda a suplantar la falta de trabajo en equipo de algunos sistemas educativos? ¿Estimula la creatividad como parte fundamental de nuestras vidas? 

Si es usted un abnegado y persistente ojeador profesional experto en este tipo de redes, ¿qué es lo que usted realmente busca?, ¿busca a la persona que está detrás de un determinado perfil académico o profesional o la idea o al propósito que precede a su proceso creativo? Porque no son lo mismo. 

Talento y creatividad no pueden regirse por la linealidad, la conformidad y la estandarización, criterios que, espero equivocarme, determinan el funcionamiento de redes profesionales como esta.