UNA SOCIEDAD DESESPERANZADA EN LA BÚSQUEDA DE EXTREMOS

Luis Alejandro Rizzi

En la medida que JxC se va desdibujando en sus “patéticas miserabilidades” y se muestra incapaz de presentar una propuesta política trabajada con la participación de los “factores de poder” de la sociedad, es racional que la gente se corra hacia la búsqueda de extremos que representen la permanencia de lo “viejo y muerto”-el FdT- y los que proponen su indiscriminada incineración-Javier Milei-, pero nadie es capaz de siquiera esbozar lo que sería “lo nuevo o diferente” o bien hacia la abstención que, no deja de ser uno de los extremos de este triángulo fatal, que serán las próximas votaciones.

Es posible que en la próxima elección vote mucha menos gente que en anteriores o que lo haga “en blanco” y eso generará un muy grave problema que serán los “no representados”.

En las elecciones de ayer en el Neuquén y Rio Negro, votó solo el 60% del padrón. Un dato.

Algunos arriesgan que, quien gane en lo que parece inevitable “ballotage”, solo llegará a esa instancia con un caudal que rondará el 30% de los votos emitidos, que podrían reducirse a solo un 20/23% del padrón, según el volumen de abstenciones y votos “en blanco”.

La gente busca los extremos cuando se siente acorralada; se refugia en los límites de su propia morbosidad, es un modo de ser “conservador”, o bien busca la devastación o directamente, se abstiene.

Los que optan por el “conservadorismo de la pobreza” –el populismo más puro- generan un fenómeno abarcativo, el sistema político es solo para ellos y por tanto expulsa al resto “no pobre” o que no se percibe como tal.

Pero también está la inversa que ese “conservadorismo de la pobreza” se excluya del sistema y se exprese directamente en las calles marginando la institucionalidad. Esta sea posiblemente la respuesta “K” si pierde la elección sea en la primaria o en un “ballotage”.

Sería el más peligroso de los futuros conflictos posibles y nadie lo tiene en cuenta.

Si nos alejamos algunos pasos de nuestra realidad y la miramos desde la perspectiva que nos da una cierta lejanía, veríamos una sociedad a la deriva total, que solo busca embarcarse en el “arca de Noe”, sabiendo que su objetivo es solo “seguir flotando” en un mar embravecido. No más.

La Argentina y en esto vale seguir a Gramsci, lleva varias generaciones viviendo en una morbosidad plena, estamos abrazados a “lo malo conocido” y nos conformamos con “lo menos peor”.

Daria la impresión que nos quedamos sin “alternativa” que es lo mismo que decir que tenemos una sola opción, es un modo de renunciar al ejercicio de una auténtica “libertad”.

Paradojalmente la “libertad” nos asusta porque carecemos del mínimo soporte cultural, la Argentina es una selva muy cruel.

Ese es el buen negocio de “la casta” que no es solo política.

Una vez más me remito a la letra de Enrique Santos Discepolo, allí está todo dicho.

El punto de partida será cultural y llevará años…entre tanto viviremos en los extremos, con todo lo que ello significa.

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