Una Transformación Digital que no es para todos

Una Transformación Digital que no es para todos

Durante el mes de Julio fui asesor de más de 150 alumnos, los cuales se dieron a la tarea de colaborar con empresas comunitarias de Chiapas para trabajar en proyectos de emprendimiento e innovación enfocados en impulsar la inclusión digital del estado.

Yo sé que para muchos es más que rutinario utilizar herramientas digitales, plataformas de comercio electrónico y de comunicación en su vida diaria y profesional. Pero esa no es la realidad de todos. De hecho, son muchos más los que no viven la llamada “transformación digital”. Y eso es un verdadero reto en estos tiempos de pandemia.

UNA TRANSFORMACIÓN ACELERADA

Esta época nos ha empujado a modificar la forma en que trabajamos, convivimos y nos comunicamos. La llamada Transformación Digital se normalizó para unos y se aceleró para otros. Pero para muchos llegó por sorpresa y sin avisar.

Como dice Irene Hoffman, CEO de IBD Labs, “la pandemia trajo intempestivamente a nuestras vidas clases en línea, teletrabajo, reuniones virtuales, telemedicina y compras a distancia”. Pero mientras que muchos estábamos ligeramente listos para esa transformación, miles de millones no estaban preparados para nada de lo que estamos viviendo.

La aceleración de los procesos de digitalización, muy necesarios, también deja al descubierto los grandes problemas sociales ante la tecnología. Problemas que, si no se toman en cuenta y se atienden, pueden convertirse en la semilla de una nueva desigualdad y hasta de una crisis social en el futuro.

La Transformación Digital trae muchas oportunidades, pero si no atendemos la brecha digital que existe, esta transformación también acelerará y agravará aún más, las desigualdades que nos rodean.

Pero como siempre, antes de pensar en cómo solucionar algo, hay que entender el problema.

BRECHA DIGITAL EN AMÉRICA LATINA

La brecha digital es esa a fisura entre quienes tienen acceso a los dispositivos electrónicos e Internet y quienes tienen acceso limitado o nulo. En este sentido, América Latina y el Caribe tiene una de las brechas de habilidades digitales más grandes del mundo. Y para muestra, ahí te van algunos datos.

Un estudio realizado en 2018 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) muestra que la penetración de banda ancha fija es de 10% en la región, en comparación con un 28% en los países de la Organización para Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). En cuanto a la banda ancha móvil, la penetración es del 30% de la población, lejos del promedio de los países de la OCDE, de 72%.

De acuerdo con el Observatorio del Ecosistema Digital de CAF, la penetración de Internet en América Latina es del 68%. Valor que de por si revela el primer obstáculo para afrontar el COVID-19, la marginalización del 32% de la población en el uso de Internet y que excluye de la posibilidad de acceder a servicios como información y atención sanitaria, descargar contenidos educativos para resolver el asueto escolar, o adquirir bienes de primera necesidad de manera electrónica.

Según Irene Hoffman (BID) el 34% de la población de la región reportó no tener acceso a internet en sus hogares; mientras que un estudio de 2018 de la UIT señala que solo el 44% de los hogares tiene acceso a internet en América Latina y el Caribe.

De acuerdo con Ignacio Alcalde, experto asociado principal de ONU-Hábitat, hay una parte de la población que no tiene acceso a Internet, en primer lugar, porque viven en asentamientos informales donde no hay una infraestructura (digital) adecuada y en segundo lugar, porque se trata de una población vulnerable que depende de la economía informal, lo que no le permite pagar por el acceso.

En ALC, en promedio, el 40% de la población con menos ingresos tendría que dedicar una cantidad equivalente al 10% de sus ingresos mensuales para tener una suscripción de banda ancha fija básica (con velocidad media de 2Mbps), frente a un 3% del salario del mismo segmento de población en los países de la OCDE. 

Ahora, en aquellos hogares que si cuentan con internet hay un dato que es sumamente relevante pero que a menudo se pasa por alto. En gran parte esos hogares se limita a herramientas de comunicación y redes sociales, pues el índice compuesto de resiliencia digital del hogar (calculado sobre el uso de Internet para bajar apps de salud, apps educativas, realizar operaciones de comercio electrónico y el uso de fintech) muestra que el promedio ponderado latinoamericano es de 30,70 (en una escala de 1 a 100), mientras que los países de la OCDE es 53,78, de acuerdo con el estudio “El estado de la digitalización de América Latina frente a la pandemia del COVID-19”, realizado por CAF -banco de desarrollo de América Latina.

Aunado a un problema de infraestructura y penetración, la brecha digital se agrava debido a las condiciones socioeconómicas de la población y a la ausencia de una mentalidad y habilidades digitales. De acuerdo con el sitio Think Google y la CEPAL, Latinoamérica es la región que exhibe la mayor brecha digital entre la demanda de mano de obra calificada y la oferta laboral. La consultora Manpower resalta que, en 2017 para el 40% de las empresas de la región, encontrar una fuerza de trabajo con la formación adecuada era uno de sus principales obstáculos para crecer.

Durante la pandemia, Latinoamérica ha incrementado la demanda de trabajadores con habilidades digitales. Habilidades que no toda la gente ha desarrollado y que agrava un escenario en donde millones han perdido su empleo y que agrega al contexto de desigualdad en el que vivimos en la región.

QUE NADIE SE QUEDE ATRÁS

Hace poco el Banco Mundial ha dicho que la actual pandemia ha demostrado que la conectividad es un "bien público". O debería serlo. Sin embargo, la mitad del mundo sigue desconectada y, de acuerdo con la UIT, sólo dos de cada diez personas en los países menos adelantados están en línea. 

La transformación digital es clave para revitalizar sectores como el turístico, uno de los más afectados por la pandemia, el de las pequeñas empresas, o bien para dar continuidad educativa a 1500 millones de niños que deben tomar clases en línea, de los cuales más de 100 millones viven en América Latina y el Caribe.

El escenario es desafiante, pero como siempre, hay casos que nos muestran cómo podemos impulsar esa transformación y cerrar la brecha digital poco a poco. Ahí te van algunos.

Colombia: a principios de este mes, el alcalde de Bogotá dio a conocer un nuevo plan de desarrollo de la ciudad que incluye la conexión a Internet de 100.000 hogares con niños para el año 2024.

Brasil: en la ciudad de Recife, el alcalde se ha comprometido a comprar 2.500 teléfonos inteligentes para los niños para que puedan seguir estudiando durante la cuarentena.

Perú: el gobierno está gastando 165 millones de dólares en 850.000 tabletas Wi-Fi para permitir que los niños continúen aprendiendo durante la cuarentena y el regulador de las telecomunicaciones tiene previsto promulgar un decreto que prohíba la suspensión de los servicios por falta de pago.

Hay organizaciones como Laboratoria que desde hace unos años han impulsado el desarrollo de habilidades y competencias digitales y que hoy más que nunca cobran relevancia.

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Y como Laboratoria hay otras organizaciones en la región trabajando para contribuir a cerrar esta brecha digital y que, como dice Hoffman, la Transformación Digital no deje a nadie atrás.

Y es que la innovación digital está en vías de transformar casi todos los sectores de la economía y la vida como la hemos conocido. Los resultados de esta transición ya son evidentes: la economía digital mundial en 2016 representaba un valor de USD 11,5 billones, o sea 15,5 % del producto interno bruto (PIB) mundial. Se espera que esta cifra llegue a 25 % en menos de una década.

A su vez, la tecnología también está teniendo un impacto profundo en la forma en que los Gobiernos funcionan e interactúan con sus ciudadanos, abriendo la puerta a una mayor transparencia y eficacia en la prestación de servicios.

Tecnología e innovación tienen el potencial de eliminar muchas de las barreras que se interponen entre las personas y las oportunidades, particularmente para los más pobres y vulnerables. Gracias a las plataformas digitales, los individuos — sin importar donde viven — pueden acceder ahora a cantidades sin precedentes de información, aceptar trabajos en línea, estudiar y capacitarse, participar en las decisiones de sus ciudades y hasta recibir atención a través de la telemedicina.

Tristemente, en una época de cambios y transformaciones aceleradas, esta crisis ha puesto de manifiesto que todos estos beneficios y oportunidades generados por la tecnología no están distribuidos de manera equitativa. Y en una época de trabajo remoto, telemedicina y distanciamiento social, esta desigualdad en el acceso se hace no sólo más seria y urgente de atender, sino también dolorosa.

APRENDE MÁS

Si quieres profundizar y comprender mejor la Brecha Digital y el estado de la digitalización en América Latina y el mundo, consulta los siguientes documentos del BID, Banco Mundial, el Observatorio Digital y la CEPAL:

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