𝑳𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒏 𝒈𝒓𝒖́𝒂 𝒂𝒎𝒂𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂
¿Has escuchado: tus hábitos te hacen o te deshacen? Realmente, el reflejo que ves mientras estás frente al espejo es el resultado de pequeñas acciones repetidas durante determinado tiempo. Un gran músico lo expresó de esta manera: “Si no practico un día, lo noto yo. Si no practico dos días, lo nota el crítico. Si no practico tres días, lo nota el público.”
Digamos que vas por la vida con una caja de herramientas, las cuales son tus hábitos. Depende de, si llevas contigo las correctas, tendrás una gran oportunidad de construir lo que te propongas, de no ser las adecuadas ni mantenimiento podrás darle a ese coche llamado vida
En una ocasión, en mi empleo como planeador de mantenimiento, ocurrió algo que me ayuda a ilustrarlo. Había arribado a las instalaciones de la planta de beneficio un componente indispensable para la operación de un equipo crítico del proceso, ya que se había planeado reemplazar el existente de manera preventiva. Por tal motivo, un equipo de técnicos especializados y el supervisor en turno prepararon todo; los permisos necesarios, la zona de descarga, el equipo de protección personal, herramientas y una gran grúa amarilla con la capacidad de cargar hasta 30 Toneladas. El componente que necesitábamos bajar del transporte tenía unos orificios para suspenderlo demasiado pequeños, por un momento pudimos sentir un ambiente de impotencia, coraje y desesperación. Por esta razón, íbamos a causar un atraso en el programa que previamente habíamos compartido a la gerencia. No fue hasta que el supervisor, sugirió utilizar un arreglo con la herramienta de izaje y unos pernos que permitió que el operador con su grúa cargara el componente y lograra bajarlo de la plataforma.
Imagina, ¡qué desperdicio! Había una grúa con la capacidad de cargar el triple del peso del componente, pero, no podía lograrlo por la falta de la herramienta correcta. En este mundo hay personas con muchísimo potencial, sin embargo, sus hábitos no les permiten explotar como se debería sus dones y talentos.
Mi gran amigo Salomon Pendleton, en su libro Hoy es tu mejor día, cuenta una historia que me ayudó a comprender la situación en la que me encontraba hace más de diez años, estaba a punto de divorciarme, con muchos problemas de adicciones, irresponsabilidad en mi trabajo y familia. Estaba en un punto de mi vida crucial para mi futuro. Quiero compartírtela:
“Un reverendo llegó a comprar un caballo a una granja. El granjero lo saludó emocionado y le dijo: Tengo un caballo justo para usted. Le voy a vender un caballo cristiano. ¿cristiano? – preguntó el reverendo - ¿Por qué cristiano? El granjero le presumió cómo este caballo avanzaba cuando decía “Gracias a Dios” y se detenía cuando le decía “Aleluya”.
Recomendado por LinkedIn
El Reverendo estaba muy emocionado y le pagó de inmediato al granjero, se subió al caballo y dijo ¡arre, caballo!, pero no avanzaba. Le recordó el granjero que su caballo era cristiano y que tenía que decir “Gracias a Dios” para que avanzara y “Aleluya” para que se detuviera.
El Reverendo dijo fuertemente “Gracias a Dios” y el caballo empezó a trotar y pronto estaban yendo a toda velocidad hacia un barranco. El reverendo empezó a gritar “Uooohhhh”, pero el animal no se detenía. En eso, recordó que tenía que decirle una palabra, pero ¿Cuál? “Amén”, “Gloria”, “Emmanuel”, no era ninguna de esas. Por fin, a metros de distancia del barranco se acordó, “¡Aleluya!”, el caballo se paró justo a la orilla del barranco y el Reverendo, temblando y asustado, exclamó: “Gracias a Dios” … Y cayó al precipicio.”
Tuve la fortuna de escuchar esta y muchas historias más, contándomelas personalmente Salomón. Ese día me explico que, si no cambiaba de hábitos, como el Reverendo, iba a terminar cayendo al precipicio, ¡Fue una bomba explotando en mi cabeza! Decidí hacer cambios. En ese tiempo, era demasiado adicto al tabaco y otras sustancias. Cambié lo que escuchaba, veía, leía, hablaba y la mayoría de las “amistades” con las que me relacionaba. Coincidió que mi amigo, Alex Uriel Garcia Muñoz, me regaló una guitarra, cada que sentía muchas ganas de fumar, tomaba la guitarra y practicaba, siempre llevaba conmigo el libro del que te hable, así, si quería encender un cigarrillo, en su lugar leía unas cuantas páginas y controlaba esos impulsos. Para serte sincero, no aprendí a tocar la guitarra, pero, deje de fumar y descubrí un gran gusto por leer y más que nada, todos los beneficios que trae hacerlo.
Específicamente, este año, volví a adquirir algunos malos hábitos, no precisamente como los que tenía anteriormente, pero, me está costando mucho dejarlos. Ahora me estoy esforzando por ir diariamente a ejercitarme al gimnasio, leer y escribir con mayor intencionalidad y, mejorar mis hábitos de fe, como leer más la Biblia y orar.
John Maxwell, en su libro Cambie su mundo, dice: “Las personas cambian cuando; el sufrimiento los obliga a hacerlo, ven lo suficiente como para sentirse inspiradas, aprenden lo suficiente como para querer cambiar, recibe lo suficiente par ser capaz de cambiar.” No esperaré a sufrir con la perdida de mi matrimonio, me rodearé de personas que me inspiren, aprenderé y me prepararé más de lo suficiente y recibiré de esta siembra lo suficiente como para provocar un gran cambio positivo en mi vida y los que me rodean. ¿Qué te parece si cambiamos nuestro mundo? Vamos, ¿me acompañas? No es fácil, pero, sé que será emocionante, divertido y gratificante.
Principal Process Engineer - Lean Metal Process
1 añoExcelente contribución Vic, aprendamos de nuestro comportamiento y corrijamos lo que haya que corregir! Saludos