Valentía humanitaria
La interpretación que hagamos en el “recinto” Europa de la crisis de los refugiados e inmigrantes es, quizás, el mayor desafío del proyecto de construcción europeo. Si no se reacciona amenaza gravemente su estabilidad, anunciando una intensidad insostenible en los próximos años.
Europa es la zona de mayor confort del mundo, un espacio único de paz y tranquilidad, en donde el estado de bienestar garantiza unas condiciones de vida extremadamente alejadas de la mayoría del planeta y escandalosamente desiguales con nuestros vecinos del sur. Pese a los problemas sociales “locales” que todos conocemos y muchos padecen, no aguantan comparación con los de los países subsaharianos, en donde la mortalidad infantil alcanza números escalofriantes y la esperanza de vida en varios países no supera los 52 años.
A las 629 personas del Aquarius, 123 menores, se les negó acogida, a modo de “aviso a navegantes”. El Ministro italiano Salbini, líder de la Liga, se felicitó, como si ganara el Mundial (ni están), al conocer el anuncio del Gobierno de España. El gesto abrió una crisis con Francia, que les afeó el gesto, se congraciaron los países del grupo de Visegrado, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Rep. Checa con Austria, Dinamarca y Bélgica en una alianza anti inmigración. Todo empieza a sonar mal en Europa, con partidos extremistas que huelen réditos electorales en posiciones cercanas a la xenofobia y las abanderan ganando posiciones. Este es el caldo en el que nos estamos cociendo.
Yo no puedo estar más orgulloso de la decisión de nuestro gobierno. Como si despertara en nuestro adn el recuerdo de quien, por sufrir, necesitó emigrar. Y orgulloso de la decisión de recuperar la sanidad universal y de la retirada de las concertinas.
Ahora toca hacer política y desarrollar proyectos a largo plazo que ayuden a gestionar este proceso, que va a aumentar. Las ciudades tienen mucho que decir, como espacio de normalización de la vida de refugiados e inmigrantes. En A Coruña se puso en marcha por segundo año consecutivo Acampa, una iniciativa ciudadana en la que los socialistas nos implicamos desde el primer momento, que pretende sensibilizar y concienciar sobre la problemática del refugio y alzar la voz sobre la necesidad de darle respuesta.
Desde lo público hay que fortalecer las estructuras de trabajo del tercer sector, especializarlo en crear itinerarios de inserción laboral, en desarrollar capacidades que faciliten la integración, en crear entornos de acogida dignos. La clave es dar ayuda, pero exigir compromiso. Al mismo tiempo trabajar en los territorios de origen con potentes, y estables, proyectos de cooperación internacional, intensivos en educación y capacitación profesional. La crisis eliminó la aspiración del 0,7%, que hoy parece borrada de la agenda política.
Si queremos que Europa sobreviva en las próximas décadas y no avergonzarnos de algunos gobiernos jaleados por votantes temerosos de perder su status, hay que afrontar el reto con decisión y para ellos las palabras animan, pero el presupuesto hace.
No habrá muro que la frene, la ósmosis social es imparable. O se actúa ya, o lo lamentaremos y los temerosos ganarán en Europa, por más que España sea, hoy, un ejemplo de valentía humanitaria.
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