Valora tu tiempo y tus habilidades: Estableciendo límites claros y fomentando la reciprocidad.
De seguro que en tu vida personal y/o profesional te tocado recibir algunos de estos mensajes: “hazme un favor”, “son dos minutos”, “dime como se hace que yo lo hago”, “tú qué sabes tanto de…”, “me arreglas el computador, por favor”, “vienes a compartir tu experiencia”. Muchas veces estas aparentes e inocentes sentencias te han hecho sentir mal.
Las personas no consideras que para cualquiera de estas acciones has estudiado, te has preparado, trabajas y vives de esto: lo razonable es que, si hay otro que se beneficia con tu saber o habilidad, exista una contra prestación razonable.
El servicio desinteresado es una de las formas más elevadas de conexión con el mundo, y de ir sembrando semillas del legado personal para que, quizás, comiencen a brotar cuando nos toque partir de esta experiencia física.
Estos siete puntos pueden ayudarte a reflexionar sobre el tema:
1. No hay nada de malo en trabajar sin cobrar, siempre y cuando no se convierta en un abuso de la otra parte.
2. El límite está en cuando sientes corporal y emocionalmente que se está produciendo un abuso.
3. Hay muchas empresas y organizaciones que te proponen hacer tu trabajo gratis, contra exponerte (o mencionarte, muchas veces al paso, casi sin trascendencia) en una lista interminable de personas que -como tú- no hay cobrado ni un céntimo por la tarea que han realizado.
4. Peor aún es el caso de empresas comerciales con fines de lucro, que realizan eventos, congresos, seminarios, charlas, convenciones e iniciativas con espíritu social, donde su marca está super expuesta, y piden que tú vayas a hacer lo que sabes hacer, sin percibir ni un centavo por esta tarea.
5. En un mundo hiper conectado como el de hoy, el hecho de que den la oportunidad de mostrarte ante un grupo de personas que, quizás, tal vez, algún día, puedan interesarse en contratarte tiene importancia según el caso; por lo general, ese impacto es relativo. Mientras tanto, tú debes viajar, preparar tu presentación, producto, o lo que sea; asumiendo casi todos los costos, incluyendo las horas de dedicación.
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6. Debes saber que hoy prácticamente puedes conectarte con cualquier persona del mundo utilizando la tecnología; y que, además, si te promueves convenientemente en forma asertiva, vas a tener un resultado altamente superador a aquella pálida intervención que “parecía ofrecerte las puertas de la gloria”.
7. Otra picardía frecuente: hay empresas que buscan pasantes no rentados para que trabajen como un empleado común de su plantilla. Si bien hay que reconocer que podría aportar experiencia al estudiante, en mi percepción esto atenta contra cualquier estrategia del mundo laboral. Lo ideal en estos casos es no abusarse, y garantizar un mínimo proporcional a la experiencia de la persona, y que pueda cubrir sus costos de movilidad y cualquier otro gasto añadido a su desempeño. Recientemente vi una búsqueda así de un conocido gurú de los Estados Unidos, buscando pasantes no rentados. En lo personal, no me adhiero a esta práctica.
Esto se parece mucho al caso cuando quieren contratarte, pero no pagarte lo que mereces; y ni siquiera se plantea en términos de una sana negociación de partes.
CUANDO ES EL MOMENTO DE EMPEZAR A DECIR QUE NO:
Te dejo estos puntos que puede orientarte a decidir si participas ad honorem, o no. Nadie mejor que tu para decidirlo:
La elección está en ti. Recuerda: el mejor resultado en término de calidad de clientes y convocatorias viene cuando tu proporción de decir que “no” es mayor a los “sí”. Piénsalo: así funciona el mundo (al menos por ahora).