Aprendamos a decir que no
¿Cuántas veces has dicho que si a un proyecto extra en el trabajo?
Yo lo hice muchas veces, y gran parte de esas veces fue por pena, por no poder decir que no.
De alguna forma fui programada para complacer, y cuando alguien de mi equipo o una persona en un rango superior se acercaba a pedirme algo extra, por mi cabeza pasaban varias cosas:
Y así puedo seguir escribiendo frases que me impedían decir que no.
Hasta que un día, dejé de cumplir con algo que si estaba asignado a mi por estar apoyando en otras actividades. Y ahí fue en donde tuve que hacer una pausa para revisar en qué estaba usando mi tiempo.
Los resultados fueron ¡sorprendentes!
De alguna manera me gusta ser parte de las cosas, y siempre me gusta estar involucrada en muchas otras cosas que me permitían conocer más sobre la operación y, quizá, en un futuro proponer mejoras. Esa es mi pasión.
Hace poco aprendí que existe un término para el deseo de ser maravillosas en cualquier circunstancia, de ser atentas y agradables y de hacer que todo el mundo a nuestro alrededor se sienta bien. El término es "la enfermedad de complacer".
Y en definitiva, el constructo social en el que nos hemos desarrollado nos ha enseñado a las mujeres que tendremos una mayor probabilidad de "recompensa" si somos obedientes, agradables, serviciales y simpáticas, tanto en casa como en nuestro ambiente laboral.
Pero decir que no es igual de importante en cualquier trabajo. Porque hacer otras actividades puede impedir que alcances tus objetivos, puede distraerte de lo que es realmente importante, puede hacer que malgastes tu tiempo y tu talento y, sobre todo, puede hacer que te estanques en el lugar en donde estás.
Sólo diciendo no puedes concentrarte en las cosas realmente importantes. -Steve Jobs -
He aprendido también que existe una enorme diferencia entre complacer a una persona y ayudar a una persona.
Entonces ¿cómo puedes decir que no sin miedo a decepcionar a las otras personas? ¿cómo puedes decir que no a quienes confían en ti?
Toma siempre tiempo para pensarlo
Yo soy de esas personas impulsivas que si algo me gusta o me late el corazón cuando lo escucho, digo que si de inmediato. Pero antes de que te gane la emoción y contestes de forma impulsiva, te invito siempre a pedir tiempo para revisarlo. Haz muchas preguntas sobre lo que se quiere lograr con esta tarea extra y tu podrás hacerte algunas de estas preguntas que me han funcionado:
Estas son las preguntas que a mi me han ayudado a tomar mi decisión.
Si ya decidiste que esta actividad extra es algo que no quieres o no puedes hacer, ha llegado la temida hora de enfrentarte a alguien y decirle que no.
Y aquí te dejo algunos trucos que me han servido para decir que no y que poco a poco han hecho que “se me quite la pena” de hacerlo.
1.- Pregunta, pregunta, pregunta
Siempre que te propongan una tarea extra pregunta todos los detalles y pormenores: la urgencia, por qué no hay alguien más que pueda hacerlo, qué tan importante es para la organización (no para la persona), que valor aportará a tus actividades. Al preguntar podrás contestar de mejor forma las preguntas anteriores, y la persona que te pide ayuda con el trabajo extra sabrá que, efectivamente, tomaste una decisión “con conocimiento de causa”, ya que te has esforzado en conocer los detalles de la tarea extra en cuestión.
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2.- Valora tus habilidades y tiempo
Es una hecho que hay cosas para las que somos buenas, y otras para las que somos rebuenas. Pero eso no significa que esas cosas son las que aportan valor a la empresa o son las cosas para las que hemos sido contratadas. Si te piden actividades que podrían afectar tus responsabilidades actuales y la calidad de tu trabajo, eso es lo que debes decir. Te dejo un ejemplo:
3.- Sé clara y concreta
Ya lo había escrito anteriormente, pero cuando algo nos da pena, solemos darle muchas vueltas. Es importante que al decir no, tus enunciados sean tan claros y concretos que no haya forma de que se presten a interpretación. Recuerda que mientras más corto es mejor. Algunos ejemplos que te dejo son:
4.- Si sabes quién puede hacerlo, propón a esa persona.
En lugar de simplemente decir "no", ofrece soluciones o alternativas. Puedes sugerir a alguien más en el equipo que podría ser más adecuado para esa tarea.
Esto no significa que le estes “echando la bolita” a alguien más de tu equipo, pero seguro cuando te enunciaron la tarea pensaste inmediatamente en alguien que: o es parte de su trabajo ó disfrutaría y crecería ejecutando esa tarea.
Muchas veces nos lo piden a nosotras, de manera específica a nosotras, porque saben que nos cuesta trabajo decir que no. No porque hayan pensando que somos las personas ideales para hacerlo.
5.- Se respetuosa, pero firme
Tenemos un lado flaco ¡siempre! y desde los ojos del gato de Shrek nos quedó claro que así funcionan algunas cosas. Pero es importante que marques ese límite. No importa lo que siga después de que hayas dicho que no. Ya tomaste la decisión y es importante que se respete tu decisión. Por eso debes ser firme. Así que al abordar esta situación mantén la calma y la confianza en ti misma. Si es necesario, repítelo en silencio en tu cabeza: ya dije que no y debo respetar mi decisión. La seguridad en tus habilidades y conocimientos te ayudará a expresar tu negativa de manera más convincente.
Por último que gustaría decirte que un favor es un favor. Si una persona te pide ayuda con una tarea que no está dentro de tus responsabilidades, es un favor. Y un favor es un favor. No una orden.
Así que siempre tienes la posibilidad de decir que no. ¡Qué difícil pensarlo de esa forma! porque como te mencioné arriba, mi cabeza siempre pensó en todas las razones por las que no “era correcto” decir que no. Pero es importante que pongas ese límite y que siempre dejes la puerta abierta. Eso puede darte un poco de tranquilidad si sufres, como yo, de la enfermedad de complacer.
Entonces recuerda que SI PUEDES DECIR QUE NO. Y que al hacerlo solo pones límites que son sanos para ti, para tu enfoque, para tus objetivos y para tu crecimiento profesional.
Si te cuesta mucho trabajo, te dejo aquí una actividad que puede ayudarte.
Pide a una amiga de confianza en tu trabajo que cada día te pida una cosa. Lo que sea, aun sea insignificante. Y el compromiso es que tu siempre tendrás que decirle que no. Cada día. Hasta que se haga más cómodo para ti pronunciar esa palabra ante la petición de un favor o de ayuda en una tarea extra.
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