¿Vamos a volar?
Te propongo algo: Escalemos un cerro de más de 800 metros de altura y saltamos desde la cima. ¿Qué opinas?
Tu sabes que jamás te sugeriría algo que te lastimara, por lo que añadiré a mi propuesta que lo hiciéramos colgados por finos hilos atados a un un pedazo de tela para amortiguar la caída… y no nada más eso, buscaría revertir el descenso y buscar volar tan alto como las aves y saber a qué huelen las nubes.
Esta actividad me ha sido fascinante desde el 2017; desde entonces soy piloto de parapente. Quiero compartirte lo que he aprendido de este deporte y cómo empato este conocimiento con los negocios y mi vida, la familia y mi vida.
Primero te regalo un breve vuelo en Valle de Bravo en el 2018; imagina las sensaciones del piloto, la vista, la percepción de los volúmenes de la montaña, el riesgo activo "si llegar" o "no llegar y tener que improvisar" (recuerda que no traigo motor).
El parapente es la aeronave más ligera que ha inventado el ser humano. Su vuelo aprovecha los principios que utiliza un ave para mantenerse en vuelo sin aletear, es decir, planeando.
A diferencia del paracaídas, uno de los objetivos del parapentista es mantenerse la mayor cantidad de tiempo volando, aunque hay algunos que buscan bajar rápido, pero con estilo. Existen nada más dos maneras de mantenerme volando: aprovechando el viento caliente que se mueve hacia arriba (termal) o “surfear” una ola invisible que se genera cuando una ráfaga continua de viento choca contra los bordes de las montañas (viento dinámico).
Cuando hay condiciones adecuadas (viento de frente y buen clima), sé que podré despegar y disfrutar de mi vuelo. Algo que no podré asegurar es en dónde voy a aterrizar. Esta incertidumbre me resultó insoportable por mucho tiempo, hoy, es parte de la magia que acompaña a cada despegue.
No siempre es posible que me quede volando todo el tiempo que deseo. Las variaciones en el clima y mis malas decisiones de pilotaje juegan en mi contra para inclusive estar aterrizando 5 minutos después de haber despegado. A esto se le denomina en México “irse al piano”.
Cuando despego en mi parapenente estoy consciente que tan pronto mis pies se separan del piso estoy perdiendo algo que todos tenemos y lo damos por un hecho: tracción en cada paso. Esto quiere decir que cuando tú y yo caminamos, gozamos de control absoluto de la dirección que tiene mi cuerpo. Cuando vuelo, delego gran parte de ese control a una masa de aire amorfa, poderosa y que sigue un solo conjunto de reglas: las de la naturaleza.
Paradójicamente: Volar me pone los pies en la tierra.
En el vuelo me resulta necio creer que puedo controlar algo a fuerza de decretos y voluntad. El viento es caprichoso y complicado de entender; no le importan mis deseos ni necesidades. He platicado con decenas de pilotos y todos tienen sus propias teorías (a veces contradictorias) del comportamiento del aire en la atmósfera y cómo aprovecharlo para volar mejor. He llegado a pensar que en realidad nadie entiende a cabalidad cómo funcionan las cosas; el buen piloto se compone de intuición y memoria muscular aglutinada en muchas horas de vuelo.
He tenido que aprender a fluir y confiar como la única actitud útil para volar. “Siempre habrá una termal salvadora”, o en el peor de los casos “un buen terreno para improvisar un aterrizaje”. Hoy confío en mi conocimiento, intuición y experiencia para contar la misma cantidad de aterrizajes que de despegues en mi bitácora de vuelo (sería malo para mi salud que estos dos números fueran diferentes).
Algo que me pasa frecuentemente es que llego a mi zona de despegue con la alegría y convicción de que será un gran día para volar. Armo mi ala y despego con alegría... para encontrarme cinco minutos después en el piano pidiendo algún transporte de regreso. En contraste, otras ocasiones veo al cielo tan nublado como mi actitud; despego con desgano y ese vuelo se convierte en “el mejor vuelo de mi vida”. En promedio logro un “mejor vuelo de mi vida” una vez al mes, ¡ja! Esto me ha enseñado a estar abierto a sorprenderme y eliminar expectativas en contextos donde no tengo control.
Acostumbro volar con instrumentos que miden mi altura (entre otros indicadores). Si observas la gráfica de altimetría de cualquiera de mis vuelos notarás que hay cientos de subidas y bajadas, algunas más pronunciadas y constantes que otras. No existe un vuelo con puros ascensos o descensos, eso sería imposible. Aprovecho el viento que sube y me salgo ágilmente de aquel que baja. ¿Te das cuenta que así es la vida? De poco me sirve lamentar que hoy estoy viviendo una bajada dado que entiendo que así es este juego. Punto.
Unamos los puntos para lograr algunas analogías que funcionan en mi día a día.
Ya no pierdo tanto tiempo planeando. Prefiero describir con claridad un objetivo, establecer una intención sólida y arrancar acción masiva. Aunque tengo una idea del plan de vuelo en la cabeza, entiendo que improvisaré a partir del primer segundo después del despegue. Así sucede también en mis empresas y vida. No me permito caer en el síndrome del piloto estreñido: aquel que planea y planea, pero nunca obra.
Fluyo con la realidad, aprovecho las oportunidades y minimizo los impactos. No manejaré mi ala con rigidez; siempre mis sentidos estarán alertas para aprovechar las termales y salirme ágilmente de los sinks (así como existe el aire caliente que sube, también hay aire frio que baja).
Con humildad acepto que no hay experiencia mala, sino que cada una es diferente y de todas aprendo algo. Puedo manejar mi coche una hora y media para darme un vuelo de 9 minutos o inclusive no despegar. Ese día será un buen momento para mantener una actitud de aprendizaje abierta y humilde, una oportunidad para observar con curiosidad el clima o a otros pilotos que sí lograron ascender.
Adios a mi ilusión de control. Mi experiencia y disciplina me permitirá tomar las decisiones correctas en función del escenario que se me presenta cada día. Concluyo que el aprendizaje consciente es lo único que puedo hacer para volar como aspiro hacerlo.
Me divierto. ¿Hay peligro? Sí. ¿Puede desarrollarse mal clima? Sí. ¿Hay situaciones de mucho estrés? Sí. ¿Hay condiciones donde ignoro por completo qué hacer? Sí. A esto se le llama aventura. Algunas veces estaré arriba de los mejores pilotos y otras veces viendo a los novatos desde el piso. En ocasiones me tocará ir a rescatar a alguien que "arbolizó", otras seré rescatado. Todos los pilotos sabemos que podemos estar en estas situaciones independientemente de nuestro nivel de experiencia. Asumo todas estas realidades con una mente de principiante.
Detalles tácticos para volar SIN saber volar (¡Ven! Acompáñame un día)
- Si quieres volar sin necesidad de aprender a hacerlo, busca vivir la experiencia de un vuelo tándem. Tú pones tu cuerpo y emoción (aparte de las piernas para correr en el despegue) y un piloto se encargará de tripular el parapente mientras disfrutas de una experiencia memorable. El costo de un vuelo tándem es de $90 a $150 dólares por 15-40 minutos de vuelo. Prepárate psicológicamente a volar poco o no volar por las condiciones climáticas adversas.
- Es importante que vayas bien abrigado y con calzado de montaña. Cada 100 metros que nos elevamos, baja la temperatura 1 grado centígrado. Es relativamente frecuente subir de 400 a 1000 metros arriba del despegue, por lo que podemos llegar a experimentar temperaturas muy bajas y sufrirlas si no llevamos la ropa adecuada.
- El vuelo en tándem e individual es muy cómodo físicamente, los arneses están muy bien diseñados y literalmente vas sentado a tus anchas como si estuvieras en un sillón presenciando un paisaje que pocas personas en el mundo tienen ante sus ojos.
- Puedes marearte y vomitar. Si esto sucede pide aterrizar lo antes posible. Es común que el pasajero (y más el piloto) terminen algo salpicados del desayuno procesado del viajero nauseabundo.
Detalles técnicos sobre aprender a volar
- Aprender a volar por tu cuenta es muy sencillo desde una perspectiva práctica ya que el parapente es un equipo muy simple de entender, tripular y mantener.
- El verdadero reto de aprender a volar es la disciplina de hacerlo con frecuencia y con la fortaleza mental de hacerlo con cautela a pesar de -la emoción- de querer salir "ya" a pesar que existan condiciones climatológicas adversas.
- Necesitas de 60 horas para terminar un curso introductorio (P1) donde estarás volando bien y de forma autónoma. Te gastarás cerca de $1,000 dólares en este proceso más lo que te termine costando tu equipo, aquí tendrás un rango amplio de $1,500 a $6,000 USD dependiendo las horas de uso, marca y necedades.
- Como todos los deportes emocionantes, este pasatiempo puede ser un barril sin fondo en tu inversión de tiempo y dinero. Puedes mantener tus gastos muy controlados y disfrutar como todos los demás pilotos; el parapentismo es la manera más económica de volar frecuentemente por el simple gusto de hacerlo.
Seguridad
"Aprecio demasiado mi vida como para treparme a esa cosa" -- Es un comentario que frecuentemente recibo. Lo entiendo, el ser humano no está diseñado para volar y tu mente está diseñada para mantenerte con vida.
Te voy a confesar algo. La actividad más peligrosa que vas a realizar para poder volar en parapente es manejar en la carretera para llegar al despegue.
El riesgo estadístico que representa el parapentismo es más bajo que muchos otros que podrías pensar que no son tan riesgoso como montar a caballo, la gimnasia o el ciclismo de montaña. Por supuesto que implica un peligro suficiente como para morir o quedar parapléjico, pero no más que muchas otras actividades que hoy realizas sin mayor problema.
¿Cómo puedo irme a volar sintiéndome productivo?
Es muy común que durante reuniones de trabajo el tema de "volar" nos llene los minutos de emocionante plática y es frecuente que la gente me diga "¡Por favor invítame, quiero ir, aunque sea a ver".
Bien, dentro de mis programas de mentoría a empresarios en crecimiento, ofrezco un día completo de conversación, reto y emoción que arranca desde que tomamos carretera, llega a su climax durate el vuelo y cierra lento en el camino de regreso. Siete horas donde ambos estaremos enfocados a ti y tu más salvaje ambición. ¿Te interesa?
CEO @ PROPULSAR
5 añosEstimadísimo JC! Me gustó mucho tu descripción del deporte y de la experiencia al practicarlo. Tienes una narrativa buenísima!! También me gustó cómo haces analogías entre el deporte y la vida, especialmente la de los emprendedores. Me identifico mucho con tus pensamientos y emociones. Quizás por eso tienes toda mi admiración y mi respeto. Abrazo fuerte! LD PD. Muy pronto volaremos juntos por primera vez, ya sea en Tapalpa o en Valle de Bravo!!!