Vocación, talentos y remuneración en educación.
¡Volvimos con la entrega quincenal!
Llevo varias semanas desconectada, porque he estado reformulando el podcast y mis contenidos en todas las plataformas, incluida esta newsletter.
Mi pasión por el mundo educativo me llevó a querer abarcar demasiado, tocando temas fuera de mi especialización solo por el deseo de aprender más. Pero para poder avanzar, siempre es importante tener claro nuestro rumbo y cómo podemos entregar mayor valor.
En mi caso, desde el mundo STEAM femenino y en concreto desde la matemática. Y es por eso, que di el giro a Desde tus zapatos STEAM.
El objetivo es poder conectar con docentes y agentes educativos dentro del área STEM+A, es decir, gente que incorpore tanto el conocimiento científico, como los talentos artísticos que les hacen vibrar y les motivan en sus contextos diarios.
Existe una notable brecha de género en el campo STEM y la omisión frecuente de la ‘A’ de artes en STEAM, es un factor importante para que la brecha no se cierre. (Te invito a profundizar más en el tema, viendo la ponencia que hice en la Universidad de Sherbrooke por el Día Internacional de la Mujer en Tech. Puedes verla completa aquí)
Pero retomando la reflexión de hoy, he observado en varios episodios del podcast que cuando los docentes ofrecen material valioso y lo monetizan, a menudo sienten culpa.
Y lo entiendo, porque a mí, también me ha pasado.
El concepto japonés de IKIGAI, que significa "la razón de ser", lo que hace que la vida valga la pena ser vivida, encapsula lo que amas, tus fortalezas, lo que el mundo necesita y lo que te puede proporcionar un ingreso. En este cruce entre pasión, profesión, misión y vocación, encontramos nuestro IKIGAI.
Si miráis el diagrama de Venn que os dejé en el encabezamiento de esta entrega, la vocación, es aquello entre lo que el mundo necesita y que te pueden pagar por ello, que además, si eso por lo que te pagan es lo que mejor se te da, se convierte en tu profesión, y si tiene el plus que amas lo que haces, estamos entonces hablando de tu pasión y misión de vida.
Sin embargo, como docentes, a menudo nos sentimos obligados a ofrecer nuestro trabajo gratuitamente, aunque entreguemos un valor mucho mayor del que recibimos. Porque aunque el esquema del IKIGAI es muy lógico y claro, parece que socialmente está asumido e interiorizado que, ‘si tienes vocación docente, todo debe ser entregado gratis’.
Ahora bien, la pregunta del millón, ¿cómo equilibramos el valor de nuestro trabajo extraordinario cuando nuestra principal motivación es la vocación?
Quizás estáis pensando que la educación tiene que ser un derecho y por tanto, cobrar, va contra ese principio. La verdad, que sí, pero no. Me explico.
Definitivamente, estoy de acuerdo, y de hecho es parte de mi visión, que la educación tiene que ser un derecho para todo estudiante del mundo, independiente de su contexto. Todo el mundo debería tener acceso a una educación de calidad. Hasta aquí nada que objetar.
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Pero, el asunto es que en casi todas las partes del mundo, la labor docente no se paga ad hoc al valor que entrega. El ROI: retorno sobre la inversión, no está nada equilibrado en muchos casos. Hay docentes que entregan un valor muchísimo mayor que el que se les paga.
En la conversación del podcast quincenal con Mariel García, nos compartió cómo su dedicación a la educación matemática la llevó a crear, entre otras cosas, un conjunto de cartas didácticas para enseñar funciones.
Una labor de más de 30 horas nacida de su profunda pasión por la docencia y la matemática. Pero a pesar de la calidad excepcional de su trabajo, reveló que dudó en valorar su esfuerzo, modestamente poniéndolo a disposición de todo el mundo, esta vez, por un mínimo costo de un café.
En este episodio, que podéis escuchar aquí, reflexionamos entre otras cosas, sobre la valía del contenido educativo y el reconocimiento que merece.
El ikigai de Mariel está en conectar el conocimiento matemático de sus estudiantes, con su lado artístico y creativo a través de las manualidades y el tejido. Mariel eligió como misión de vida, lograr que la gente aprenda la matemática, disfrutando el proceso. Y esto lo consigue a través de lo que crea.
Si en su minuto hubiera seguido en el lugar que no veían su valor, hoy no la habríais conocido, ni se conocerían todos sus contenidos. Sin embargo, actualmente su trabajo es reconocido y valorado.
Poner precio a nuestro trabajo permite que llegue a más personas y nos da más recursos para crear contenidos y proyectos educativos significativos. La valoración de tu vocación docente, junto a tus talentos y pasiones, debe reflejar el impacto y los beneficios que proporciona.
Si hoy sientes que tu valor no es reconocido, no cuestiones ni tu valor ni tu vocación. Busca el espacio donde tu IKIGAI se complete sin culpa.
Al conectar todas las dimensiones del IKIGAI, ampliamos el impacto de los cambios educativos que deseamos ver.
Yo sé lo que vale tu trabajo y tú, si estás leyendo esto, también lo reconoces. Así que, puedo confirmarte algo: no estás sol@.
SIGAMOS SUMANDO
NOTA: Esta reflexión forma parte también de la Newsletter quincenal que tengo asociada al podcast. Si quieres conocer más sobre el contenido que comentamos a lo largo de los episodios, estar al tanto de las novedades del podcast, así como recibir actividades relacionadas con el tema tratado en la quincena, para aplicar en tu espacio educativo, te invito a suscribirte AQUÍ.