¿Y cómo andas de salud emocional?
¿Y cómo andas de salud emocional?
Para lograr el bienestar del que hoy gozamos como sociedad, desde hace siglos primero estuvimos muy pendientes de nuestra salud corporal, gracias a los adelantos de la medicina, para llegar hoy a alargar nuestra esperanza de vida cerca ya de los 80 años de edad. Luego descubrimos herramientas psicológicas que analizaron nuestro subconsciente en busca de salud mental. Hoy, frente a grandes espejismos constantemente promovidos por los medios de comunicación colectiva y las redes sociales, nos preguntamos cómo llegar a la felicidad, al afrontar la siguiente frontera: Nuestra salud emocional.
El panoram es altamente retador, cuando se trata de hacernos cargo primero de nuestra propia salud emocional y, desde ese fundamento, ayudar a la salud emocional en mi entorno, tanto laboral como familiar. Los valores en crisis, la revolución tecnológica con su impacto en mi familia y en mis relaciones con otros, la acelerada velocidad del cambio, las cada vez más complejas relaciones con mi pareja, el derrumbe de muchos referentes de mis creencias y una constante prisa por correr en la vida para llegar a ninguna parte, son sólo algunos signos de nuestro tiempo, un cambio de época para la Humanidad entera que muchas veces me lleva a sentir en mi interior: Desorientación, ansiedad, baja auto-estima, síntomas de depresión y gran frustración por no poder alcanzar la tan buscada felicidad.
Y es que la mercadotecnia del consumismo nos ha vendido espejismos de felicidad basados principalmente en 3 factores: Placer material, comodidad física (nuestro nivel más animal) y apología de la imagen (el nice-looking por encima del interior personal), todo con recurrentes comparaciones con los demás y evasiones de la realidad o de plano adicciones, que no son otra cosa que formas de compensar mi vacío interior. Y así no parece que llegaremos pronto a ser felices.
La inteligencia emocional es un campo que ha demostrado lo valioso de varias competencias personales para las que, muchas veces, el propio modelo educativo no nos entrena. Sin embargo, en la edad madura no es raro encontrar a compañeros de secundaria o preparatoria que en esa época destacaban por sus altas calificaciones en materias escolares de hemisferio izquierdo (lógica, matemáticas, lenguaje…), pero hoy con esquemas de vida menos exitosos que otros compañeros, aparentemente menos “inteligentes”, durante aquella etapa estudiantil.
Conocer mi personalidad, los desplantes de mi ego, mi nivel de salud emocional y otros retos internos nos lleva, primero, a la auto-gestión de mis emociones. Hoy tenemos una herramienta que ha demostrado que la tan traída y llevada inteligencia emocional puede concretarse en conocimiento del resorte interior más poderoso de cada uno: Eneagrama para el autoconocimiento como primera etapa para lograr salud emocional.
Eneagrama es un sistema que muchos corporativos de empresas globales (Disney, Sony, HP…) y los servicios de inteligencia norteamericanos como FBI, la CIA y la NSA han adoptado para perfilar el comportamiento profundo de las personas. No es otra psicometría más, porque Eneagrama va, no a los comportamientos y estados de ánimo circunstanciales, sino a las motivaciones más profundas y permanentes del carácter de cada persona.
Actualmente en varias congregaciones religiosas se aplica Eneagrama para facilitar desde la espiritualidad hasta la personalización del educando en el salón de clases. Jesuitas, maristas y franciscanos utilizan ya esta herramienta de descubrimiento interior, incluso reconocida por el propio Papa Francisco (Encuentro de la CELAM, Brasil 2013), siempre y cuando, dice el propio Papa, no se quede en psicologismos y se llegue a lo espiritual.
Y frente a los espejismos de felicidad hoy tan compartidos socialmente, debemos cuidar la salud emocional propia, enfrentando los retos que la vida moderna nos plantea. Conocer quién soy yo caracterológicamente y cómo puedo entenderme mejor con la personalidad de mi jefe y compañeros de trabajo puede ser la clave para para cimentar la verdadera felicidad.