¿Y si la "nueva realidad"​ es nuestra última oportunidad?

¿Y si la "nueva realidad" es nuestra última oportunidad?

Lo que me parece extremadamente peligroso de la nueva normalidad es la pretensión que esconde (completamente ficticia) de que esta crisis es meramente coyuntural y que responde a causas concretas que, o están subsanadas o están camino de serlo.

La crisis del COVID19 no puede ser interpretada como un suceso espontáneo que aparece al margen de nuestro modo de vida. Al contrario, está directamente vinculada al mismo y todos los analistas rigusos coinciden en señalarla solo como una pequeña crisis precursora de la verdadera: la gran crisis ecológica que se avecina.

El COVID19 no puede ser entendido sin fenómenos como la deforestación o la agricultura intensiva, entre otros.

Llegados a este punto los gobiernos harían bien en dejar de discutir sobre asuntos domésticos y empezar a manejar una "desescalada" hacía una nueva realidad socio-económica que ponga la ecología en un primerísimo plano.

Bob Hunter fue una figura clave en el ecologismo moderno y fundador de Greenpeace. Pasó a la historia por interponerse en pequeñas neumáticas entre los buques balleneros y sus gigantescas presas. Por aquel entonces (era la década de los setenta) Hunter ponía en el mismo plano los estragos de la Guerra Fría con el hecho de que contaminar fuese totalmente aceptable por el simple hecho de obtener un beneficio económico a cambio. Pensaba que ambas amenazas (la del holocausto nuclear y la del colapso ecológico) eran igualmente serias. Cindo décadas después el tiempo le ha acabado dando la razón.

La necesidad de un nuevo modelo de economía no es ya una cuestión política porque sencillamente ha trascendido a lo vital. No hay tiempo para más. Si hay que reivindicar algo ahora es un nuevo modelo económico. El resto de los debates en comparación son absolutamente superfluos.

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