La encrucijada
La encrucijada
La encrucijada está planteada: avanzamos en la dirección suicida del sistema capitalista actual y con ello hacemos peligrar la vida en la tierra, o construimos nuevas alternativas sustentables y sostenibles.
No hay modo de soslayar el peligro de la polución, la extracción compulsiva de recursos, la inmensa e impúdica concentración de la riqueza, y la avaricia desmedida que por inercia nos lleva en la dirección de la autodestrucción del modo de vida tal y como lo conocemos en la actualidad.
Queda en evidencia una ausencia de liderazgo vital, y se revela la incompetencia empática de grupos privados y públicos para considerar un cambio de rumbo absolutamente necesario.
El cambio de década es una excelente oportunidad para promover el modo de vincularnos, de ejercer nuestra ciudadanía con una nueva conciencia global. Si logramos alejarnos por un instante de lo tribal y local, y encontrar la perspectiva para pensar estrategias de vida que podamos aplicar aquí y ahora, “in situ” y que constructivamente impacten en las consecuencias universales del acontecer humano, estamos activamente empoderando un nuevo modo de vincularnos los seres humanos, considerando la huella de carbono y el deterioro de las condiciones de vida.
No es difícil descubrir que los modelos teóricos aplicados durante el siglo pasado han perpetuado un esquema perverso en sus consecuencias para la gran mayoría de los habitantes del planeta tierra, incluyendo las especies animales y el ecosistema, que dan muestras de un estrés casi imposible de revertir, si no comenzamos ahora mismo.
El sistema económico de un modo desvergonzado promueve la intocabilidad e imposibilidad de determinar con precisión quienes son los dueños de las mayores riquezas a nivel global, en su gran mayoría multiplicadas exponencialmente en base a la explotación económica y social de bastas regiones en el mundo. El perverso modo en que el supuesto “derecho” a la propiedad privada esconde a los verdaderos beneficiados del abuso sistemático de leyes incompletas, vacías de consideración ética y ambiental que les permite a través de recursos primitivos, dejados a exprofeso fuera de los sistemas de control y regulación esconder el arma humeante después de haber cometidos los crímenes, y que no les dejan manchas ya que son perpetrados por sicarios perversos con títulos de directores y demás, hace que aún siendo mayoría se deje sin posibilidad generaciones enteras de hijos de familias caídas del sistema, sin acceso real a la educación, salud y al trabajo. La esclavitud moderna la perpetúan grandes y prestigiosas empresas y países supuestamente desarrollados.
Somos también a través de adoctrinamiento, estupidización virtual y mediática, desinterés y comodidad quienes damos entidad a cada abuso global, sin reaccionar ante el atropello.
No hay que ser más cómplice silencioso de la devastación, la erosión silenciosa y oculta del modo de vida, de los crímenes ambientales y humanitarios perpetrado en nombre de la libertad y la protección a la propiedad privada, que fagocita insaciablemente de lo público, sin hacerse cargo de los pasivos mortales, brutales y perversos que promueve en su avance aplastante.
Nos urge convocarnos a participar en la protesta, la discusión, el debate, la construcción y la toma de conciencia para promover un verdadero cambio que modifique la recompensa a quienes aporten al bien general, al cuidado de la naturaleza y el bienestar de la mayoría.
Daniel Pacheco