Y tú ¿Cómo sufres?
Alguna vez habrás escuchado la frase “El amor mueve al mundo”, si bien creo que es lo que le da vida, hoy lanzo la idea de que, lo que en verdad lo mueve es el “Sufrimiento”.
Conforme a mi planteamiento te describo a tres tipos de personas:
1.- Los acostumbrados a sufrir
Aquellas personas que se la viven de víctimas y pareciera que han roto un espejo, diario se les atraviesa un gato negro o han caminado por debajo de una escalera. El infortunio los persigue y no generan nada por cambiar o ayudar a otros.
2.-Las personas que sufren lo suficiente o lo necesario
Aquí se encuentran la mayoría de las personas. Se tienen días buenos, días malos, las quejas son de vez en cuando y se desahogan con quien más confianza tienen o cuando alguien se dispone a escuchar. Generan cambios espontáneos y sutiles al igual que la ayuda a los demás.
3.- Los que sufren de tal manera que se transforman
Encontramos personas que, como pudieron vivir algo estremecedor o simplemente pasar un muy mal rato, decidieron, no sólo nunca volver a pasar por eso, sino cambiar las cosas drásticamente.
Como siempre, no se generaliza a que todos seamos así o estemos condenados a esto, pero piensa en las historias de algunos millonarios, atletas, artistas o simplemente personas que han conseguido éxito, en algún momento de su vida hubo un quiebre que los motivó a transformar su vidas.
¿De qué depende que reaccionemos así o de otra manera frente al dolor? “Del aprendizaje que tengamos de la experiencia”.
El sufrimiento no es una maldición o un castigo divino, es la consecuencia emocional que nosotros le damos a un suceso y que su intensidad dependerá de nuestro desarrollo o madurez emocional. Un ejemplo claro es la muerte de un ser querido, no todas las personas viven el suceso de la misma manera y parecer tranquilo no quiere decir que no afecte, simplemente es el manejo de las emociones.
Cuando un sufrimiento ha dejado una lección, es común que se genere empatía con las personas que pasan lo mismo o algo similar, por eso encontramos por todo el mundo asociaciones que ayudan a combatir el hambre, dan apoyo frente a enfermedades, se dedican a la defensa de los derechos, o como actos más particulares: adopciones, misioneros, voluntarios, donaciones y la lista, afortunadamente es larga.
Te invito que pienses en esas experiencias que en verdad te han causado sufrimiento en la vida, analiza qué aprendiste, qué te dejaron, o si estás repitiendo patrones. A lo último te comento que te falta aprender algo y si eres de los que escarmienta en cabeza ajena (aunque no lo crean si existen personas con esa capacidad), ¡Felicidades!
Fabiola López