Y TUS CORBATAS?

Y TUS CORBATAS?

Un hombre llevaba varios días extraviado en el desierto, sin nada para beber ni comer. Caminaba sin rumbo definido, desesperado, buscando escapar de dicha situación.

La soledad, el agotamiento, el desánimo, la deshidratación eran circunstancias abrumadoras. Cuantas veces creyó haber encontrado lagunas a las que nunca lograba llegar. Espejismos producidos por el intenso calor y agotamiento.

Ya con pocas fuerzas en su cuerpo, y bajo los intensos rayos del sol, diviso a lo lejos la figura de una persona, y mucho más lejos aún, lo que parecía una construcción.

Trastabillando y entre tropezones, fue lentamente acercándose a esta persona, un joven de amplia sonrisa, cuya imagen poco a poco se volvió más nítida. Desesperado al verlo, se arrodillo frente al joven y le pidió por favor que le diera agua.

El joven le respondió que no tenia agua, pero que podía venderle una corbata.

 NO, NO¡! DAME AGUA ¡!

“NO TENGO SEÑOR, puedo venderle una corbata muy barata”, volvió a responder el joven, quien al notar la desesperación del extraviado hombre ofreció incluso que se la podía pagar en otro momento.

De nada sirvió, el sediento hombre ignoró al joven, y siguió caminando. Ofuscado, enojado, y sin mirar atrás, siguió caminando hasta aquella lejana construcción que anteriormente había divisado. Fueron horas caminando. Con la ultima luz del sol, y las pocas fuerzas que le quedaban, logro llegar. Encima de la puerta de acceso se presentaba un enorme cartel  “BAR OASIS”.

El sediento hombre, subió los tres escalones que lo separaban de la puerta vaiven de ingreso al BAR, y cuando se disponía a entrar, una mano firme lo freno. Un hombre corpulento, de voz gruesa, vestido de camisa blanca e impecable traje negro, le dice “DISCULPE, USTED AQUÍ NO PUEDE ENTRAR. LAS REGLAS DEL LOCAL SON ESTRICTAS, Y LAS MISMAS EXIGEN USAR CORBATA PARA PODER ENTRAR”.

Traslademos la anécdota de este cuento a la vida real. Cuantas corbatas hemos debido comprar sin saber siquiera que uso le íbamos a dar? Por cuantas puertas posteriormente nos permitieron pasar? O quien sabe, a cuantos lugares mas nos podremos entrar?

Cuantas veces en la vida real ponderamos fuertemente el “factor suerte” en el éxito de los demás. Sin embargo, no suele ser así. La “suerte” en la mayor parte de los casos debe estar también acompañada de haber acumulado una importante cantidad de “corbatas”. En este ejemplo, el sediento hombre tuvo la gran fortuna de haber encontrado un bar en medio del desierto, pero no estaba lo suficientemente preparado para aprovechar la misma.

En la vida real, cada corbata habla de nosotros, de quienes somos. Habla de nuestro ser, del tipo de personas que somos para los demás. Somos confiables? Somos solidarios? Somos responsables?, Somos profesionales? Nos comprometemos con los objetivos? Somos ejecutivos? Contamos con el conocimiento necesario? Tenemos la experiencia que se requiere?, Manejamos la presión? Construimos equipos? Etc etc etc.

Que importante acompañar a las nuevas generaciones en que vayan sumando las corbatas adecuadas en sus roperos.

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