Yemanyá
Federico Maté ha sido capitán, como yo. Calza canas y ya está retirado, como yo. Y según me dice: “nunca llegó a mandar de verdad”, como yo.
Hay una pequeña diferencia entre ambos: Federico fue capitán de la marina mercante. Yo no.
Nos recibe en su velero, cuyo nombre recuerda a la diosa del mar, Yemanyá. Mientras ve los vientos que nosotros no vemos, nos cuenta parte de su vida: cómo es la convivencia durante meses en alta mar, qué sucede cuando te atrapan piratas de verdad y no de mentira, como Jack Sparrow… En un momento de la conversación le comento que tuve el privilegio de escribir el epílogo del libro de mi amigo, Luis Villarejo, “Capitanes”. Y se lo suelto tal cual porque me lo sé de memoria:
¿Quién es realmente un líder? ¿Cuántos líderes has conocido? ¿Dónde están los líderes en los vestuarios, en las empresas, en los países? Hay gurús de la comunicación que literalmente se han forrado impartiendo charlas y conferencias sobre este asunto. Han dado repuesta a estas preguntas y han trasladado el contenido del ámbito deportivo al mundo empresarial.
Cada vez que oigo hablar de líderes, coaching o directivos recuerdo siempre el libro de Pino Aprile en el que se examina el comportamiento de un banco de peces que se desplaza en busca de comida. Y lo hago porque en muchas ocasiones los seres humanos, cuando convivimos en grupo, actuamos de la misma manera que este tipo de pez, el pez payaso. De cuando en cuando uno de los pececillos se aleja y toma una dirección distinta. No es un camino mejor, incluso puede que por allí cerca se encuentre un depredador. Antes de continuar, observa si lo siguen. Si los demás no se animan, el pez regresa al grupo.
El científico realizó un experimento: extrajo de un ejemplar la parte anterior del cerebro, en la que se localizan las funciones sociales. El pez siguió comportándose exactamente igual en todo, salvo cuando se separaba del grupo. Entonces no se daba la vuelta para observar las reacciones del banco. Seguía adelante, sin vacilación. Y todo el grupo lo seguía. El único pez con el cerebro seriamente tocado se había convertido en el jefe indiscutible. Y precisamente como consecuencia de su defecto.
No digo con ello que todos los que abren camino son unos descerebrados, ni mucho menos. Pero sí hay que vigilar a quién estás siguiendo. Porque a lo mejor tu líder se llama Nemo.
Parece que al capitán, Federico Maté, no le desagrada del todo la comparación. Incluso, esboza una sonrisa. Cuando nos acercamos a puerto y da las últimas órdenes, entro en Yemanyá y reparo en la frase que preside el interior del velero: “Nadie es perfecto, excepto el capitán”. Y caigo en la cuenta: Federico no viste como un capitán, pero no le hace falta. Es como esos jugadores que sin llevar el brazalete, gobiernan el barco.