ZEUS E IO: co-crear con el divino
Rossella Scalzi
Constelaciones familiares • Arteterapia • Eneagrama: te ayudo a explorar los asuntos que te generan malestar para que los transites con más conciencia.
El río Ínaco llora inconsolable la desaparición de su hija Ío, hinchando sus aguas con lágrimas, y es que Zeus, enamorado de ella, la envolvió en una nube para amarla en secreto y protegerla de su celosa esposa Hera.
Hera, sorprendida por la oscuridad en pleno día, supone que se trata de una artimaña de su marido así que corre a buscarlo y lo encuentra con una hermosa novilla y, sospechando, le pide que se la regale. Al presentir la llegada de Hera, Zeus había transformado a Ío en una vaca y cede a la petición (considerándolo el mal menor), pero Hera sigue desconfiando y no le da paz a Ío hasta que Zeus jura que dejará de engañarla si le devolviese a Ío su aspecto de doncella. Así fue, e Ío parirá a Épafo, hijo de Zeus.
Es guay imaginarse que en los momentos creativos estamos en una relación íntima con el divino donde el resto del mundo no puede entrar, como Zeus e Ío que en la nube generan un hijo (símbolo de creación, proyectos..).
Este mito nos enseña a crear sigilosamente, a proteger nuestros proyectos en el silencio y a sentir interiormente la chispa divina que, unida a la fuerza de nuestra pasión, genera algo único y nuevo. En la intimidad con el divino, cocreamos nuestra realidad.Hera es un aspecto de nuestra psique a la hora de crear algo nuevo, aquella vocecita que quiere limitarnos y podría bloquearnos: “no es posible”, “no estás a la altura”, “es arriesgado”, “no hagas algo diferente a tu familia” etc. Si, por ejemplo, nadie hizo lo mismo en nuestro clan familiar, podemos sentir culpabilidad por traicionar al linaje y llegar al auto boicot.
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El mismo mito nos da la clave: Zeus, por amor a Ío, ruega a Hera de liberarla con una promesa inviolable ante el río Estigia y nosotros, cuando tenemos un proyecto creativo, también podemos actuar por amor pidiendo a nuestros anteriores de mirarnos bien si emprendemos un camino diferente y de dejar libre nuestro proyecto.
El sacrificio en la promesa de Zeus puede así aflorar en nosotros como una “culpa buena” de rebelión a nuestro clan por amor y con amor.