En Changes, un Justin Bieber recién casado cantaba al poder curativo del amor en sensuales baladas de R&B sobre la paz interior que nace del compromiso. Su sexto álbum, Justice, sigue un camino parecido, pero encuentra inspiración en el paréntesis al que la pandemia nos obligó en 2020. Como el resto de la humanidad, Bieber pasó el año en casa, pero en lugar de dejar correr las horas mirando sus redes sociales, aprovechó la ocasión para deshacerse del móvil, concentrarse en la terapia y dejar de trabajar a las seis de la tarde para pasar tiempo con su mujer. El cambio tuvo un efecto transformador y se refleja en canciones que van del pop romántico con ecos de los 80 (“Deserve You”, “Anyone”) a las baladas confesionales (“Hold On”, “Lonely”). La sensación que da es la de alguien que ha llegado sano y salvo al otro lado. Bieber tiende a usar su matrimonio como símbolo de su nueva paz, pero estas son canciones de amor de espectro más amplio, en las que hay referencias a la religión, la perspectiva del tiempo y otros bálsamos del alma que le ayudaron a salir de una crisis mental durante la que, como explicaba en su documental de 2020, llegó a pensar en el suicidio. Aquí, lleno de humildad y gratitud, suena plenamente consciente de su buena suerte. Ese es el sentimiento que irradian temas como “Unstable”, un dueto contemplativo con The Kid LAROI en el que canta “Through everything you’ve been my rock/I think you're the only thing I didn't get wrong” (Has sido mi roca a través de todo/Creo que eres lo único en lo que no me equivoqué). En sus canciones, en las que hay colaboraciones con Khalid (“As I Am”), Dominic Fike (“Die For You”), BEAM (“Love You Different”) y Burna Boy (“Loved By You”), se disculpa por su egoísmo y hace propósito de enmienda. “I still relive the second I met my biggest blessing” (Sigo reviviendo el instante en el que conocí a mi mayor bendición), dice la letra de “2 Much”.