Mucho antes de comprender su significado, Carlos Simon escuchaba canciones de alabanza y lamentación mientras crecía inmerso en los sonidos de la iglesia pentecostal que su padre fundó en Atlanta, Georgia. Fue esa música la que llevó al estadounidense no sólo a convertirse en un compositor que se mueve con soltura entre una gran cantidad de géneros, sino que también le proporcionó la fe con la que sustenta su búsqueda de justicia social y el fin de la desigualdad racial. Su arte surge de su propia determinación por sanar las divisiones y desafiar el odio. Al dar vida a un lenguaje que abarca jazz, blues, góspel y los estilos clásicos neorrománticos, Simon comunica con la inmediatez y el impacto de un gran predicador. “Siempre es bueno condimentar las cosas y ver de qué manera pueden ser diferentes”, comenta a Apple Music. “Allí es donde me sitúo, en la diversidad de todo”. Sus composiciones exploran la opresión que ha marcado las vidas de muchas personas de ascendencia afroamericana, canalizando ese dolor hacia la búsqueda de un mejor futuro, pese al sufrimiento del pasado y el presente. Carlos Simon: Four Symphonic Works presenta un retrato convincente del trabajo de Simon como compositor residente en el Kennedy Center de Washington, D.C., así como de su colaboración con la Orquesta Sinfónica Nacional y su director, Gianandrea Noseda. “El álbum plasma mi reciente crecimiento musical y es también un reflejo de la compenetración que he desarrollado con la sinfónica y el maestro Noseda, de la confianza que hemos construido juntos. Confío mucho en la orquesta, pues es mi familia, así como en Gianandrea, quien es un músico fenomenal. Entiende mi obra y sabe cómo hacer que se interprete de forma respetuosa y comprensiva”, señala. El álbum abre con The Block, una pieza orquestal rebosante de alegría que revela atrevidas texturas instrumentales. Tales – A Folklore Symphony y Songs of Separation proyectan una luz penetrante en la diáspora africana de Estados Unidos, su sufrimiento, fuerza y aportaciones seminales a la cultura de esa nación. La música de Simon se eleva por encima del agitprop, comunicando poderosas ideas con una elocuencia expresiva. “Se trata de llevar un mensaje a la gente. Si escuchas música popular de los 60, digamos a Marvin Gaye, se siente y suena bien, pero si le prestas atención, es medicina. Lo compartes de una forma que haga sentir bien a la gente, pero también para que lo escuchen y, con suerte, cambien su manera de pensar, de moverse en el mundo. Entiendo que a veces la gente no recibe el mensaje y sólo se queda con la melodía. Pero si hago bien mi trabajo, espero que llegue de manera subconsciente, como parte del ADN, del espíritu de la obra". Wake Up!, la composición más reciente del álbum, es un concierto finamente articulado para orquesta. Simon se inspiró en el poema “Awake, asleep” del nepalí Rajendra Bhandari, que hace un llamado al “público adormecido” para que despierte y reconozca el mensaje tranquilizador de paz del déspota como lo que realmente es: una mentira. “La pieza puede no ser virtuosa, pero tiene momentos en los que brilla cada familia de instrumentos. Sirve para despertar al público durante la interpretación y en lo que concierne a las cuestiones sociales. Creo que es importante que estemos alertas ante lo que está pasando en el mundo y que seamos conscientes de nuestro poder para cambiar las cosas”.