Feliz temporada de alergias

Desde que tengo uso de razón, la primavera para mi no es la estación del amor, sino de cargar el pack de seis pañuelitos descartables y rezar por respirar a mediodía... si es que. Claro que con el tiempo, uno aprende a convivir y a entender qué recaudos tomar. Ahora, ¿En el trabajo no nos pasa lo mismo de entender los períodos y estaciones y con la experiencia hacer que el contexto pueda ser más favorable? ¿Qué vicios hacen que tu comunicación no pueda respirar o florecer?

Entonces, evitar las alergias en la comunicación en tres pasos podría verse así:

1) Ventilá tu cabeza y filtrá las partículas que te distraen.

Si no te entienden, no te compran y si no te compran el problema es tuyo. No es el precio, sino el valor que le asignan. No es la competencia, sino lo que no estás haciendo vos. No te empaches de lo mismo que venís intentando y no te cierres a una manera que ya no te funciona.

2) Limpiá el panorama

A veces es alergia, pero muchas otras son cosas que suman a la alergia y con eso se amplifica el problema. Lo mismo pasa con la comunicación: despejá. ¿Qué querés comunicar? ¿Por qué esa es la manera correcta?

3) ¿Qué te cuenta eso?

Aprendí hace un tiempo que los síntomas son una oportundiad de escuchar algo que te está diciendo tu cuerpo. ¿Qué situación te hace reaccionar? ¿Por qué? ¿Y tenés que estar ahí? ¿Cómo hacés para poder respirar, morar mejor, cuidar el instinto de la piel? A veces no se trata del ambiente si no de cómo nos preparamos para él.

En comunicación, al menos en mi experiencia personal, no vas a poder manejar siempre el contexto, pero sí podés prepararte acorde. Para sentirte más seguro y menos reactivo. Enfocate en qué necesitás transmitir y por qué eso es relevante para el otro. Enfocate en lo que sí podés manejar para mejorar: a vos.