Trabajar para contarlo
Hay una frase conocida que dice que hay que parecer antes de ser, si me preguntan a mi: creo que hay que ser para parecer porque si no estás tanto tiempo sosteniendo una pose, que es muy complejo desarrollar otra cosa. Por eso a la larga uno se cansa y muestra su naturaleza. Como toda ansiosa, quiero ahorrarme el final conocido y vamos más vale a escribir otro.
El tema, en realidad, es que no hay solo que ser, sino hay que contarlo. No se trata de contarlo mucho, o de inflarlo, sino de contar lo relevante para encender la chispa de los proyectos que te interesan. Se trata de convocar lo que va en consonancia con tu momento profesional y no tanto de tirar la red a ver qué sale. Me gusta mi trabajo porque creo que las personas que aprenden a manejar su comunicación aprenden a manejar sus carreras profesionales: desde entender cómo establecer los límites y promesas con los clientes, hasta poder involucrarse en los proyectos que realmente les interesan.
Si estás en ese proceso de contar lo que hacés (e ir actualizando así reactivás los contactos que necesitás), te dejo tres consejos aparentemente simples… pero sobre todo infalibles:
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1) La pueba de “peros y entonces”: nada de decir “y entonces”, “y después”, “y luego”. ¿A quién le gusta que le sobreexpliquen las cosas? ¿Quién puede sostener la atención así? Todas las historias avanzan en acción, así que poné el foco en accionar y resolver, no en detallar.
2) No se cuenta una historia de viaje del héroe o el viaje heroico de la mujer en clave de víctima. Tomá las riendas. Buscá. Hacete cargo. Lo que el resto hace no es un tema tuyo, pero sí podés resolver lo que hacés hoy.
3) El foco no es lo que vos sabés, sino cómo lo que vos sabés le resuelve un problema al otro. Si no entendés que lo importante en tu comunicación no sos vos, no te quejes de los vínculos poco sanos que puedas tener con tus clientes.
Y vos, ¿Cómo contás tu trabajo?