¿Héroe o Villana? La injusticia cultural que aún enfrentan las mujeres en el trabajo

Mariana entró en la sala de juntas con confianza. Era su primer gran presentación frente al consejo directivo, y después de semanas de arduo trabajo, estaba lista. La presentación fue impecable: datos precisos, propuestas innovadoras, y una solución que podía ahorrar millones a la empresa. Cuando terminó, los aplausos llenaron la sala. "Eres brillante, Mariana", le dijo el director general, mientras todos asentían. ¡Un día genial en la oficina!

Pero esa noche, mientras revisaba los mensajes en su teléfono, la realidad la golpeó: "¿Y a qué hora te acuerdas de tus hijos?", decía un mensaje de su tía. "Trabajas mucho... te van a robar a tu marido", agregó otra amiga en un grupo de WhatsApp. Mariana suspiró. Había logrado impresionar a los ejecutivos, pero en su entorno personal seguía siendo juzgada, no por su talento, sino por no encajar en el molde tradicional.

Lo que le pasó a Mariana no es un caso aislado. Según el Reporte Global de Salario Emocional 2024, elaborado por el Instituto Emotional Paycheck, el 64% de las mujeres reportan sentir que no pueden cumplir con los roles personales que la sociedad les exige mientras persiguen sus metas profesionales. Y el problema no son solo las responsabilidades, sino las expectativas culturales que las rodean.

El doble estándar invisible

Si el caso de Mariana hubiera sido el de un hombre, ¿alguien le habría cuestionado sobre quién cuida a sus hijos? Probablemente no. De hecho, si un hombre trabaja largas horas, se le celebra por ser un héroe, un proveedor, alguien que se sacrifica por su familia. Pero si es una mujer, el guion cambia: se convierte en una villana por "descuidar" sus responsabilidades familiares.

El Reporte Global de Salario Emocional 2024, que recopila datos de más de 17,000 personas en 18 países, muestra que las barreras sistémicas no solo persisten, sino que son reforzadas por creencias culturales profundamente arraigadas. Cuando una mujer ocupa un rol profesional destacado, también carga con el peso de cumplir expectativas familiares que no se aplican a sus colegas hombres.

El dilema de Mariana, el dilema de miles

Mariana es solo un ejemplo de lo que enfrentan miles de mujeres en el ámbito laboral. Según el Reporte Global de Salario Emocional 2024, elaborado por el Instituto Emotional Paycheck, las mujeres reportan consistentemente menores niveles de satisfacción en tres áreas críticas: expectativas a futuro, balance vida-trabajo y crecimiento personal.

En particular, el desbalance entre la vida personal y laboral es señalado como una de las principales fuentes de insatisfacción. Las mujeres enfrentan cargas adicionales debido a roles tradicionales que aún se imponen culturalmente, dificultando su acceso a oportunidades de desarrollo profesional y limitando su capacidad de proyectar un futuro positivo dentro de las organizaciones. Esta situación no solo impacta su bienestar, sino también el potencial que las empresas pueden aprovechar de su talento.

Los datos muestran claramente que el balance vida-trabajo y las oportunidades de crecimiento personal son áreas críticas que requieren atención urgente por parte de las organizaciones. Promover políticas inclusivas y flexibles no es solo una cuestión de justicia, sino una necesidad estratégica para construir culturas laborales más equitativas y sostenibles.

Y aquí está el detalle: no se trata solo de números, sino de historias como la de Mariana, que se repiten una y otra vez. Historias que nos muestran cómo el talento, la innovación y el potencial de las mujeres son constantemente subestimados por creencias culturales que ya no tienen lugar en nuestra sociedad.

Un futuro con nuevos protagonistas

Pero esta historia no tiene que terminar aquí. La solución no está solo en ellas; está en nosotros, en las organizaciones, en los líderes, y en cada uno de nosotros como individuos. Cuestionar los estereotipos, implementar políticas inclusivas, y reconocer el valor de cada persona más allá de su rol en la familia o en el trabajo es el primer paso.

Desde el Instituto Emotional Paycheck, estamos comprometidos con ese cambio. A través de nuestras certificaciones y programas de bienestar, ayudamos a las organizaciones a construir ambientes laborales donde no existan héroes ni villanas, sino colaboradores plenos y valorados, personas que cumplen con un rol profesional pero son mucho más que un peusto de trabajo y u título en la puerta de la oficina. Son seres humanos que también quieren ser padres, hijos, hermanos, miembros activos de la comunidad, y eso es por lo que luchamos diariamente en nuestras certificaciones de liderazgo con bienestar y #salarioemocional.

Y tú, ¿cómo reescribirás esta historia?

El cambio comienza cuando entendemos que las barreras culturales no son inevitables. Es hora de transformar las historias como la de Mariana en historias de éxito, sin juicios ni prejuicios. Si quieres entender más sobre cómo hacerlo y cómo medir el bienestar emocional en tu organización, te invitamos a leer el Reporte Global de Salario Emocional 2024, más de 80 páginas con reportes estadísticos sobre cada grupo demográfico, las tendencias y sus preferencias sobre salario emocional así como ideas para generar espacios de bienestar en las organizaciones...

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Porque las historias de transformación no se escriben solas. Se escriben juntos.