The Rat Race
Anyone who has worked corporate knows the term. It is the mean and distorted outcome of some good and desired concepts. On the one hand, the natural desire of people to grow, compete and be recognized; and on the other hand, a culture of meritocracy in organizations. Both concepts, correct and desired.
However, that race to thrive in corporate and to get a promotion often turns into a fierce and silent battle between colleagues for a role that helps them climb that organizational pyramid where the higher, the fewer positions. The expression rat race sums up the unbridled pursuit of achievement, in many cases, without a sense of true purpose and with a very high the emotional price to pay for.
Unfortunately, that circumstance can lead to organizational Darwinism or turn the process of building a career into a live reality show, daily from 9 to 5, into a kind of corporate big brother with the entire organization as witness and, in some cases, side-kick players taking an active role in either 'team John’ vs ' team Dina'.
The winner takes it all and the losers have no choice but to leave for another company where ‘I can really be valued’ or to start chasing their dreams (remember the GE post-Jack Welch successions?). Witnesses in the organizations are not immune to its effects and many end up jumping from business to business to find a rat race escape that they eventually find in their own ventures (one of top factors for entrepreneurs).
The question is, are corporations and their employees doomed to coexist with this invisible but real process? And how will this dynamic be affected in a post-Covid context? The second question does not have clear answers even because there is no certainty about how the dynamics of working from home or in a hybrid way will impact work teams and the visibility of their members.
Regarding the first question, the truth is that we recommend some strategies so that the effect of the race does not create permanent scars to the company and people:
- Make sure that a healthy and engaging culture is built in the company, where both the achievement of goals and the way in which they are achieved are truly valued. The famous ‘what’ and ‘how’ that are over mentioned and rarely really practiced. Don't divide people into winners and losers either.
- Create a talent management framework that offers several growth paths and communicate them. Many times, professionals believe that they no longer have a future in an organization because they have a one-dimensional vision of how to grow and if the promotion is gone so is the career. Wrong.
- Be grateful for the contribution of those who leave. If the company offers a healthy and engaging culture, as well as opportunities for growth, the exit of talent, although unwanted, is at the initiative of the employee and must be respected. But those who leave do not become enemies (even if they go to the competition), but rather alumni. On the other hand, the one who leaves must decide if she does so out of conviction and not as a sore loser.
- For the competitors of the race, make sure you have well defined your life purpose. Achieving the goals you set beforehand can give a natural feeling of success, but if those achievements are not associated with a higher personal purpose, you may end up with an empty life (and an ambassador of the term, rat race). Not everything is work.
SPANISH VERSION FOLLOWS
Todo aquel que ha trabajado en un ambiente corporativo conoce el término. Es el resultado ruin y distorsionado de varios atributos conceptualmente buenos. Por un lado, el natural deseo de las personas por crecer, competir y ser reconocidos; y por otra parte una cultura de meritocracia en las organizaciones. Ambos conceptos, correctos y deseados.
Sin embargo, aquel deseo de éxito corporativo y de alcanzar promoción se convierte muchas veces en una batalla encarnizada y silenciosa entre los candidatos por un rol que los ayude a escalar esa pirámide organizacional donde a mayor altura, menos posiciones. La expresión rat race resume la búsqueda desenfrenada de logro en este caso sin un sentido de propósito elevado así como y el precio emocional que se paga.
Desafortunadamente, esa circunstancia puede derivar en un darwinismo organizacional o convertir al proceso de construir una carrera en un reality show en vivo, diario de 9 a 5, en una especie de big brother corporativo con toda la organización como espectadores de lujo y, en algunos casos, tomando posición activa en el ‘team Juan” vs ‘team Luisa’.
El winner takes it all, y a los ‘losers’ no les queda otra opción que ir a otra empresa donde ‘realmente se me valore’ o a empezar a perseguir su sueños (recuerdan las sucesiones de GE post Jack Welch?). Los espectadores en las empresas no son inmunes a sus efectos y muchos acaban saltando de empresa a empresa para encontrar un rat race escape que finalmente encuentran en sus propios emprendimientos (algo bueno y que es cada vez más prevalente entre los milennials).
La pregunta es, ¿Están condenadas las corporaciones y sus empleados a convivir con este proceso invisible pero real? ¿Y cómo quedara afectada esta dinámica en un contexto post covid? La segunda pregunta no tiene un respuestas claras aun porque no hay certidumbre sobre como la dinámica de trabajar desde casa o de una manera hibrida va a impactar a los equipos de trabajo y la visibilidad de sus integrantes.
Sobre la primera pregunta, lo cierto es que recomendamos algunas estrategias para que el efecto del race no cree heridas en la empresa y las personas:
- Asegúrese que se construya una cultura sana en la empresa, donde se valore tanto el logro de las metas como la forma como se alcanzan. El famoso qué y cómo tantas veces mencionado y pocas veces realmente practicado. No dividir a las personas entre ganadores y perdedores tampoco.
- Cree una gestión de talento con diferentes rutas de crecimiento y comuníquelas. Muchas veces los profesionales creen que ya no tienen futuro en una organización porque tienen una visión unidimensional de como crecer, y por lo tanto asumen que ida la promoción, ida la carrera.
- Agradezca la contribución de los que se van. Si la empresa ofrece una cultura sana y comprometida, así como oportunidades de crecimiento, la salida de talento aunque no deseado es por iniciativa del empleado y debe respetarse. Pero aquellos que se van, no se convierten en enemigos (incluso si van a la competencia), sino en familia extendida. Por otro lado, el que se va debe decidir si lo hace por convicción y no como un sore loser.
- Para los competidores del race, asegúrense que tienen bien definido su propósito de vida. El alcanzar las metas que uno se proponga, puede dar una sensación natural de éxito, pero si aquellos logros no están asociados a un propósito personal, los éxitos pasan y muchos se encuentran con una vida vacía. No todo es trabajo
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