SOMOS LOS AFORTUNADOS / WE ARE THE LUCKY ONES
Cuando la mayoría de los países, y muchas de las industrias y sus empresas han empezado a, o están en proceso de, reabrir sus operaciones, se viene analizando las ventajas -y últimamente las desventajas también- del teletrabajo.
Existe, sin embargo, una realidad ineludible para aquellos cuyas actividades principales se pueden realizar desde la facilidad de una laptop o similar: nosotros somos afortunados y es importante asumirlo y reflexionarlo ahora cuando los efectos de la pandemia aún pueden verse y sentirse.
De ninguna manera la idea es disminuir las dificultades a las que nos enfrentamos: sensación de aislamiento, falta de dinámica de colaboración, largas horas de trabajo, stress acumulado, incertidumbre, sobreexposición familiar en horas de trabajo, etc. Son todos ellos factores reales y, sin duda, muy complicados de sobrellevar.
Sin embargo, debemos reconocer que nuestro trabajo de índole profesional, intelectual, en definitiva ‘white-collar’, nos ha protegido de la interacción y exposición de la enfermedad que otros roles, acaso considerados menos estratégicos, no tuvieron.
¿El mundo se ha virtualizado?, sí; ¿se ha digitalizado? también, pero no vivimos (ni viviremos) en un mundo 100% virtual, hay y existe aún, en esta era de pandemia, un mundo real, tangible; que ha seguido desarrollándose. No vivimos en ‘The Matrix’ (creo), hay muchísima gente que aún hace el trabajo real, manual y muchas veces, poco reconocido.
A los roles heroicos ya conocidos como los del área de la salud, seguridad y emergencias, se agregan los miles, millones de personas en roles en las industrias identificadas como esenciales: alimentos, agroindustrial, pesquería, limpieza y sanidad, medicinas, y que podemos identificarlas en nuestras propias empresas o en las de nuestros socios o proveedores: servicios de entrega o delivery, operarios de fábricas, almacenes, etc., que se ven expuestos al peligro del contagio casi ininterrumpidamente desde el inicio de la epidemia.
Hoy se agregan cocineros, meseros, empleados de pequeños negocios que buscan sobrevivir y todos aquellos millones de operarios en industrias de automotrices, aviación, manufactureras en general que desarrollaron sus protocolos casi sobre la marcha y que vienen trabajando en muchos casos en base a las ideas, estrategias y planes que nosotros, los afortunados venimos generando desde casa. Ellos también tienen familia, ellos tampoco quieren contagiarse.
Ese reconocimiento similar al que damos al soldado desconocido es crítico para poder sobrellevar la carga emocional a veces oculta que afecta a nuestras organizaciones. Tenemos nuestros propios héroes en cada una de nuestras empresas. Recordémoslo siempre.
Quiero compartir con ustedes cinco consejos sobre la mejor manera de mostrar solidaridad desde la distancia que nos ofrece el teletrabajo, teniendo en cuenta que muchísima otras personas en nuestras empresas están trabajando directamente en sus labores de manera presencial.
Sea empático. Nuestros colegas están mucho más expuestos que nosotros. Sea por convicción o por necesidad, están expuestos directamente a la interacción cara a cara. Que nuestras estrategias, planes de producción, marketing, ventas u operacionales tengan ese factor presente. Informémoslos siempre y tengamos en cuenta que merecen nuestro respeto, así que hay que ponernos en sus zapatos, metafóricamente. Ojo, ser empático no significa ser condescendiente.
Tomemos el asiento de pasajero por un ínstate. Probablemente nuestro trabajo profesional e intelectual pueda determinar los resultados estratégicos de nuestras áreas, divisiones o empresas, y por ellos normalmente tenemos el protagonismo corporativo. Sin embargo, reconozcamos que la creación tangible de los productos, bienes y en muchos casos, los servicios, se da a través y gracias al trabajo de esos fabricantes, obreros, almacenistas, mecánicos que realizan el trabajo tangible. Es su momento ahora y debemos hacerlo sentir así.
Busquemos contacto, reconozcamos y agradezcamos. Pensemos que tan lejanos estamos de esa primera línea de nuestros equipos ‘blue-collar’ en la empresa o socios o proveedores dentro o fuera de nuestra empresa. Contactémoslos, comuniquémonos con ellos y genuinamente reconozcamos su trabajo y démosle gracias por mantener nuestras ideas vivas y en acción.
Quejémonos menos. En LinkedIn, la gran mayoría de los que participamos somos profesionales y miembros de la comunidad estratégica e intelectual. Nuestro día a día ha sido afectado no cabe duda, el nivel de stress también. No disminuyo esa circunstancia. Pero, seamos conscientes que en realidad, somos mucho mas afortunados versus aquellos que no tiene el lujo de poder trabajar desde casa, más allá de las incomodidades que genera. Compartamos nuestros problemas y busquemos soluciones claro, pero sin queja.
Demos la milla extra y seamos agradecidos. Hoy tenemos la responsabilidad y la oportunidad de colaborar con el clima de la empresa en este contexto especial mostrando nuestra resiliencia a nuestros equipos, familias y a nosotros mismos. Es en momentos de crisis cuando más se nota la madera de la que estamos hechos. Nos va a ser más fuertes, creativos e innovadores, en definitiva seremos mejores profesionales y mejores personas. Agradezcamos por esa oportunidad. Eso es bueno
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4 añoshay que repetir eso todos los dias