Ser EGO..... Compartir el YO con el NOSOTROS
Es habitual oír que los futbolistas del más alto nivel mundial son egocéntricos, ególatras, egoístas.
Recuerdo que en mi primera pretemporada como entrenador en Europa (Poiana Brasov, Rumania) con un equipo de primera categoría Sub19, un jugador sudamericano nacionalizado, el mejor que teníamos con diferencia, me dice que si no juega con el número 10 en su espalda prefiere irse a otro equipo. Sus padres me llamaban día sí y día también por teléfono para advertirme qué podía pasar si no le daba el número 10. El director deportivo me daba total independencia para decidir, a sabiendas que este talento nos podía abandonar por ese tema. ¿Cuál debería haber sido mi decisión?
Se dice que el entrenador que practica la “mano izquierda” en su vestuario, sabe manejar los egos desmedidos de sus futbolistas o gran parte de ellos.
El ego es un exceso de autoestima. Puro y duro. Definición “cortita y al pie”.
Un egocéntrico es alguien que se cree el centro de atención de los demás. Un ególatra es el que se adora a sí mismo. Un egoísta es aquel que siente un amor excesivo por sí mismo y que busca sus propios intereses de forma desmedida sin ocuparse ni preocuparse de quienes lo rodean.
Considero que los tres anteriores adjetivos deben estar presentes en nuestra mente de entrenadores permanentemente, además de conocer las técnicas más apropiadas para convivir con ellos, pensando siempre en el mejor funcionamiento del colectivo prioritariamente, aunque sin descuidar que cada futbolista es un mundo aparte, y que el sentirse bien consigo mismo le hace también generar conductas para intentar compartir su “yo” con nuestro “nosotros”.
Los conocimientos teóricos son necesarios, pero las vivencias convertidas en experiencias durante el ciclo vital de un entrenador desde su época de jugador y luego futbolista, y ahora sufriendo lo que él mismo comportaba en sus años jóvenes con sus compañeros, hacen que factores como empatías y simpatías se conviertan en esenciales para el manejo de un grupo humano.
Los equipos deportivos (fútbol, baloncesto, futsal, cuatro en relevos, tenis en parejas y más) son caldos de cultivo para la generación de conflictos donde las raíces de los atletas, sus expectativas y en algún caso ambiciones desmedidas, son disímiles y pueden llevar a grandes éxitos o a grandes fracasos.
Como entrenador, siempre estuve alerta a esto, pues desde mis años mozos como técnico me enfrenté a situaciones como la relatada al principio del artículo.
Es poco frecuente lograr la comprensión total de estos factores o, mejor dicho, nunca logramos tener una varita mágica para manejar situaciones que permita lograr unificar intereses y comportamientos de cada uno de nuestros deportistas como partes de un equipo.
Lo sigo intentando, y voy mejor, pero siempre recuerdo cómo actué en el pasado, y que seguramente, los años y la autocrítica me permiten actuar y decidir mejor desde hace tiempo.
Cada situación es diferente a la anterior y a la que vendrá. Con los tiempos modernos, nuestros conocimientos precisan de un constante “aggiornamento”. Mis charlas con gente de mayor trayectoria que la mía me ayudan. Las nuevas generaciones así lo demandan.-
Being EGO……Sharing the I with the WE
It is common to hear that footballers at the highest world level are egocentric, egotistical, selfish.
I remember that in my first pre-season as a coach in Europe (Poiana Brasov, Romania) with a first-class U19 team, a naturalized South American player, the best we had by far, told me that if he didn't play with the number 10 on his back he would rather go to another team. His parents called me day after day on the phone to warn me what could happen if I didn't give him the number 10. The sports director of the club gave me total independence to decide, knowing that this talent could leave us for that matter. What should have been my decision?
It is said that the coach who practices the “left hand” in his locker room, knows how to handle the excessive egos of his players or a large part of them.
The ego is an excess of self-esteem. Pure and simple. Definition “short and to the point”.
An egocentric is someone who believes himself to be the center of attention of others. An egomaniac is someone who adores himself. A selfish person is someone who feels an excessive love for himself and who seeks his own interests in an excessive way without taking care of or worrying about those around him.
I believe that the three previous adjectives must be present in our minds as coaches permanently, in addition to knowing the most appropriate techniques to live with them, always thinking about the best functioning of the collective first, although without neglecting that each footballer is a world apart, and that feeling good about himself also makes him generate behaviors to try to share his “I” with our “we”.
Theoretical knowledge is necessary, but the experiences converted into experiences during the life cycle of a coach from his time as a player and then a footballer, and now suffering what he himself carried out in his younger years with his teammates, make factors such as empathy and sympathy become essential for the management of a human group.
Sports teams (football, basketball, futsal, 4x100 meter relay, tennis doubles and more) are breeding grounds for the generation of conflicts where the roots of the athletes, their expectations and in some cases excessive ambitions, are dissimilar and can lead to great successes or great failures.
As a coach, I was always alert to this, because since my younger years as a coach I faced situations like the one described at the beginning of this article.
It is rare to achieve a total understanding of these factors or, rather, we never manage to have a magic wand to handle situations that allow us to unify the interests and behaviors of each of our athletes as parts of a team.
I keep trying, and I'm getting better, but I always remember how I performed in the past, and that surely, the years and self-criticism allow me to act and decide better since a long time.
Each situation is different from the previous one and the one to come. With modern times, our knowledge requires constant "aggiornamento." My conversations with people with more experience than mine help me. New generations demand it.-