¿Son la cultura de aprendizaje y las organizaciones que aprenden dos términos vintage?

Últimamente me ronda una idea a partir de varias conversaciones sobre el tema central de mi tesis: “Cultura de aprendizaje en las organizaciones que aprenden”. Se trata de dos términos que han estado presentes en el discurso académico y organizacional durante décadas. Pero, ¿eso significa que han perdido su relevancia? ¿Se han vuelto términos obsoletos, vintage?

En una sociedad donde todo parece ir hiper-rápido, donde los productos sufren continuas actualizaciones y hasta nuestras competencias parecen caducar, me pregunto: ¿qué pasa con los conceptos considerados "vintage"? Esos términos que, con el tiempo, parecen quedar relegados por nuevas palabras más modernas y atractivas.

En el ámbito de la gestión organizacional, esta obsesión por buscar nuevos "palabros" me lleva a reflexionar sobre la obsolescencia de los conceptos:

• ¿Cuándo deja de ser relevante un término?
• ¿Es más importante cómo lo llamamos o el concepto que hay detrás?

¿Moda o tendencia?

En gestión, si queremos evitar caer en lo efímero, es crucial diferenciar entre modas y tendencias.

• Las modas generan ruido, captan atención y luego desaparecen. Son impulsadas por la necesidad de parecer actuales, pero carecen de raíces profundas.
• Las tendencias, en cambio, transforman la manera en que trabajamos y pensamos. Dejan un impacto duradero porque abordan necesidades reales y evolucionan con el tiempo.

Por otro lado, está lo vintage y lo clásico:

• Lo vintage rescata lo que parecía haber quedado atrás y lo reinterpreta en el presente.
• Lo clásico, en cambio, nunca desaparece. Es lo esencial, aquello que siempre funciona.

En un mundo que avanza tan rápido, lo clásico actúa como un punto de anclaje, mientras lo vintage nos permite evolucionar y responder a las tendencias sin sucumbir a las prisas y las modas pasajeras.

Cultura de aprendizaje: un clásico que perdura

Bajo mi perspectiva, conceptos como la cultura de aprendizaje y las organizaciones que aprenden no son ni estáticos ni obsoletos. Tampoco son una moda pasajera ni términos que deban ser sustituidos. Son clásicos organizacionales, porque abordan una necesidad atemporal: la capacidad de adaptarse, innovar y ser competitivas a través del aprendizaje.

Sin embargo, los clásicos también pueden y deben ser revisitados. No como un ejercicio de nostalgia, sino para reconocer su valor y adaptarlos a las necesidades actuales. Esto no implica llenarlos de neologismos o anglicismos innecesarios, sino conectarlos con los desafíos presentes de las organizaciones.

El significado de las palabras

Cambiar el nombre de un concepto puede ser útil para refrescarlo, hacerlo más accesible o conectar con nuevas generaciones. Pero si detrás del cambio no hay una evolución real en cómo lo aplicamos, su impacto será limitado. No se trata de buscar nombres nuevos, sino de actualizar el contexto en el que los usamos.

Hoy, mientras trabajo -sería mas correcto decir debería trabajar- en mi tesis, no puedo evitar pensar que lo que era relevante hace décadas sigue siéndolo ahora, aunque necesite ser reinterpretado en un contexto como el actual: VUCA, BANI (¿conceptos de moda o tendencias reales?).

Tal vez no necesitamos sustitutos ni modernismos, sino profundizar en lo que ya tenemos y adaptarlo:

• 🌱 Crear espacios donde el aprendizaje ocurra de manera natural y continua.
• 💡 Reconocer los errores como oportunidades de mejora.
• 🤝 Facilitar la transferencia de conocimientos dentro de los equipos y a través de ellos.
• 🎯 Generar liderazgos valientes que impulsen el cambio y el aprendizaje.

Revisitar lo vintage no es mirar al pasado

Revisitar lo vintage no significa aferrarse al pasado, sino reconocer su valor y adaptarlo a nuevas realidades.

Gestionar en base a las modas significa cambiar de rumbo con cada nuevo hastag

Gestionar respondiendo a las tendencias, en cambio, significa apoyarse en lo clásico, reinterpretar lo vintage y enfocarse en las necesidades futuras con una base sólida.

Reflexión final

Ni lo vintage ni lo clásico están en oposición a lo nuevo. Al contrario, nos invitan a conectar lo que ya sabemos con los desafíos del presente. Conceptos como la cultura de aprendizaje y las organizaciones que aprenden no han perdido su relevancia. Siguen siendo esenciales porque abordan lo que hace que las organizaciones prosperen: su capacidad para aprender e innovar.

El verdadero reto no está en encontrar nuevos términos, sino en aplicar los conceptos clásicos de manera efectiva. Porque, al final, no importa tanto cómo llamemos a las cosas, sino cómo las entendemos y las utilizamos para mejorar.

💬 ¿Qué conceptos clásicos crees que siguen siendo fundamentales en tu organización? 🔄 ¿Qué términos vintage deberíamos rescatar y reinterpretar? 🌟 ¿Estamos centrados en las tendencias o dejamos que las modas nos guíen?

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