Telemedicina: límites y problemas.

Y entramos brusco en la era de la telemedicina.

Vale la pena enfocarse en dos diferencias relevantes entre la telemedicina y una atención presencial (sin perjuicio de existir muchas otras).

La primera, es que seguimos siendo humanos, y con la tecnología actual no es posible ofrecer en términos de experiencia del paciente la cercanía de una cita presencial. Eso aun considerando que la practica médica moderna, restringida en casos extremos a 10 minutos o menos por paciente, con buena parte de ese tiempo dedicado al registro, deja a veces mucho que desear.

La segunda, es que el médico debe prescindir del examen físico - una herramienta que históricamente le ha acompañado en su quehacer, y que le permite validar sus hipótesis diagnósticas y la evolución de un problema de salud.

La principal desventaja de no contar con el examen físico se presenta en la etapa diagnóstica. Aumenta la posibilidad de error diagnóstico, pues muchas enfermedades se presentan con historias similares, pero son sus signos (hallazgos al examen físico) los que permiten diferenciar a una de otra.

En una atención presencial, el médico puede palpar el abdomen del paciente, escuchar sus pulmones y corazón, evaluar la fuerza de sus extremidades, olfatearlo (!) para detectar patologías metabólicas. El examen físico es, en el fondo, el "primer laboratorio" con el que el médico cuenta para apoyar su diagnóstico.

En adición a aumenta la probabilidad de error diagnóstico, se pierde la oportunidad de detectar problemas de salud (en ocasiones graves) que el paciente no sabía que padecía, y que no tienen relación con el motivo de consulta original. Es decir, aumenta el riesgo de omisión diagnóstica.

Lo anterior implica que la seguridad y la efectividad de la atención se reduce, principalmente cuando se trata de la primera consulta. Y si bien existen especialidades médicas en las que es posible diagnosticar enfermedades y tratarlas por telemedicina sin el examen físico, no todas tiene esa ventaja.

Existe, entonces, incertidumbre importante con respecto a si la telemedicina es una alternativa equivalente a la consulta presencial en la etapa diagnóstica, en particular en ciertas especialidades y en la medicina general, y dada la tecnología actualmente disponible.

¿La ausencia de examen físico no hará proliferar la indicación de exámenes confirmatorios de imágenes o laboratorio, encareciendo la Medicina, e incrementando el riesgo de los paciente de sufrir un evento adverso asociado a dichos exámenes? ¿Aumentará la solicitud de una "segunda opinión"? ¿Es posible que presenciemos un declive de los arriendos de consultas ambulatorias, o un incremento en tecnologías diagnósticas domésticas (micrófonos, cámaras y otros sensores)?

¿Aumentaran las acciones judiciales por error u omisión diagnóstica? Frente a los riesgos superiores de error u omisión diagnóstica por falta del examen físico ¿es razonable exigir el mismo estándar de responsabilidad del médico en un eventual litigio? ¿Consideraran los tribunales que la lex artis de la consulta presencial es aplicable, sin adecuación alguna, a una atención remota?

Los próximos meses serán un enorme experimento en el cual destacarán sus ventajas y desventajas en múltiples ámbitos, incluyendo su efectividad, su costo y el impacto de no contar con el examen físico como apoyo a la historia y antecedentes clínicos (anamnesis).