Música

Los 25 mejores discos de los 90, según GQ

La década eternamente influyente y a menudo incomprendida tiene un legado musical incalculable.
Los 25 mejores discos de los 90 según GQ

Tras el exhaustivo repaso musical que hemos realizado en las últimas semanas, llegamos a los 25 mejores discos de los 90. En el tiempo transcurrido desde entonces se han impuesto dos relatos simplistas, uno a cada lado del Atlántico: en Estados Unidos cuentan que los 90 comenzaron con la explosión de Smells Like Teen Spirit y terminaron con el pop prístino de Hit Me Baby One More Time. Al otro lado del charco, en Europa y Reino Unido, la historia incide en la agitación cultural y política: el auge y el declive del britpop y del nuevo laborismo.

Pero estas pinceladas tan generales pueden distorsionar y deformar la imagen de la época hasta convertirla en una caricatura complaciente. Si se analizan más de cerca, los años 90 fueron mucho más eclécticos, excéntricos, emocionantes y caóticos de lo que se cree. Sí, el britpop creó música brillante y sus hazañas acapararon todos los titulares, pero había mucho más. Había trip-hop, big beat, la explosión de la cultura rave y el auge del superclub. Fue la década en que el hip-hop se apoderó del mundo y nacieron las superestrellas (y el momento en que perdimos a Tupac y Biggie). Y llegaron los grandes y dulces singles pop de las Spice Girls, Britney Spears, S Club 7…

Dada la vertiginosa velocidad del ciclo de la nostalgia, ahora percibimos la influencia de los 90 en todas partes. Pero hay algo que sí ha cambiado. El final de milenio parecía significar el final de algo más: mirando hacia atrás, los años crepusculares del siglo XX resultan ahora decididamente analógicos. Fue la última época antes de que la tecnología tomara el relevo y los artistas no tuvieran que ser también creadores de contenidos (¿te imaginas a Kurt Cobain obligado a usar TikTok?). Antes del fin de las compras de CD, de las líneas colapsadas para conseguir entradas, de las colas para las firmas del discos… Qué pintoresco parece todo. Pero también había álbumes y artistas que te obsesionaban de una forma distinta a la actual.

Entre los álbumes de aquella década había muchos con los que obsesionarse (y sí, otros que nunca volveremos a escuchar o mencionar). Lanzamientos significativos. Obras maestras. Algunos son deslumbrantes documentos de la época, otros presagio de lo que estaba por llegar. Y aquí están, los 25 mejores discos de los 90. ¿Que si es una lista definitiva? ¿Hay algo que pueda serlo?

25. Cocteau Twins - Heaven or Las Vegas (1990)

El sexto álbum de la banda escocesa es la piedra angular del dream pop, una mezcla de distorsión y pop que alcanzó su máxima expresión en Heaven or Las Vegas, la cima más brillante de su carrera. Un disco que toma los elementos básicos de la música rock (guitarra, batería, bajo y voz) y los transforma en una atmósfera completamente extraña y onírica. A principios de los 90 nadie sonaba como ellos.

Lejos de quedarse enterrado en aquélla década, Heaven or Las Vegas sigue resurgiendo inadvertidamente en los contextos más inesperados, confirmando el influjo que la banda escocesa aún tiene a día de hoy. En 2011, The Weekdn incluyó un sample de “Cherry-Coloured Funk” en la mixtape House of Balloons. Y en julio de 2021, Miley Cyrus abrió su concierto en el Resorts World Casino de Las Vegas con una versión de “Heaven or Las Vegas", una decisión que sorprendió a propios y extraños y cuyo resultado está a la altura de lo que Cocteau Twins se merecen.

24. Massive Attack - Blue Lines

El trío de Bristol publicó Blue Lines en 1991, un álbum pionero y un clásico atemporal que sentó las bases del trip-hop, un género que fusionaba elementos del hip-hop estadounidense, el funk, el dub y el reggae jamaicano. El disco es, precisamente, un ejemplo de pericia a la hora de combinar distintos géneros, especialmente en canciones como "Unfinished Sympathy" y “Five Man Army”. Blue Lines, considerado parte del ADN musical de Reino Unido, demostró que las fronteras entre géneros podían ser fluidas. La naturaleza atmosférica y taciturna de Blue Lines ha dejado un impacto duradero en la música de los siglos XX y XXI.

23. Magnetic Fields - 69 Love Songs (1999)

69 Love Songs es un viaje musical extraordinario que mezcla de manera única el indie pop de toda la vida y un lirismo desbordante de ingenio. Se trata de un triple álbum recopilatorio dedicado al amor en todas sus formas, desde el vértigo del romance hasta las desgarradoras profundidades del desamor. Stephen Merritt, el genio detrás de The Magnetic Fields, demuestra su excepcional habilidad como compositor a lo largo de este ambicioso proyecto. Pero lo que hace que 69 Love Songs sea verdaderamente excepcional es su diversidad musical. Merritt explora sin miedo una amplia gama de géneros, desde el folk y el country hasta el synth-pop e incluso el cabaret. Esta audaz exploración musical da vida al álbum, convirtiendo cada canción en una sorpresa, porque en este disco no hay dos canciones que suenen igual.

22. Oasis - What's the Story, Morning Glory? (1995)

El segundo álbum de estudio de la banda británica es uno de los álbumes más influyentes de la década los 90. Un disco de energía contagiosa y letras pegadizas que exploran temas como el escapismo y el deseo de una vida mejor ("Don't Look Back in Anger" y “Champagne Supernova”), el amor y la identidad ("Wonderwall" y "Hey Now!"), pero también la nostalgia y la celebración de la cultura británica ("She's Electric", “Morning Glory”).

En la primera semana de su lanzamiento, se convirtió en el segundo álbum más vendido en la historia de la música británica y llegó a permanecer 10 semanas en el puesto número uno de la lista de álbumes de Reino Unido. “Wonderball”, el single principal del álbum, se convirtió en un himno generacional y en una de las canciones más reconocidas de la banda. Gracias a una melodía muy pegajosa y a un estribillo inolvidable, capturaron el espíritu de la época y dejaron una huella indeleble en la música popular. What's Your Story Morning Glory sigue siendo un álbum emblemático del britpop y la obra maestra de Oasis.

21. Sepultura - Chaos A.D. (1993)

Chaos A.D. es el quinto álbum de estudio de la banda brasileña. Lanzado en 1993, se convirtió en un hito para la grupo y en un referente del thrash metal. El disco marca una evolución en el sonido de Sepultura, al incorporar elementos de groove metal y ritmos tribales de su país de origen, demostrando su habilidad para fusionar diferentes influencias y crear una experiencia auditiva impactante. Desde el primer acorde de "Refuse/Resist", Chaos A.D. te golpea con un sonido poderoso y una energía implacable. Es un álbum que rompió barreras y desafió los límites del metal. Su sonido único, junto a su enfoque político, lo convirtieron en un clásico del género.

20. Goo - Sonic Youth (1990)

Goo de Sonic Youth es un álbum fundamental en la discografía de la banda y una piedra angular del género del rock alternativo. Una de las cualidades más destacadas de Goo es su capacidad para equilibrar el caos con la melodía. Canciones como “Kool Thing” y “Disappearer” muestran la habilidad de Sonic Youth para crear ganchos infecciosos dentro de una vorágine de ruido. Esta yuxtaposición de melodías pegadizas y texturas disonantes es un testimonio de las habilidades compositivas de la banda, que crea una sensación de tensión y catarsis a lo largo del álbum. Goo también cuenta con invitados estelares, especialmente en el icónico tema "Kool Thing", donde Chuck D de Public Enemy contribuye con un verso de rap. Aunque Goo se alejaba del sonido anterior de Sonic Youth, más vanguardista, desempeñó un papel crucial a la hora de darse a conocer a un público más amplio y de cimentar su influencia en la emergente escena del rock alternativo.

19. Violator - Depeche Mode (1990)

A Music for the Masses (1987) —un álbum que les convirtió en un grupo lo bastante famoso como para llenar el Rose Bowl de Pasadena (L.A.), pero que seguía sin abrirles aún las puertas del mainstream— le siguió Violator, un disco que se alejaba ligeramente de los sonidos más tecno e industriales de sus discos anteriores, gracias a la introducción de la guitarra eléctrica en canciones como “Personal Jesus” o “Policy of Truth”, añadiendo un toque de blues y rock'n'roll que tocó la fibra de un público más amplio.

Esta apertura estilística, para la que contaron con la ayuda del productor británico Flood, les dio el espaldarazo que necesitaban para conquistar las listas de éxitos. Los primeros singles del disco ("Personal Jesus" y “Enjoy the Silence”) alcanzaron el Top 10 de Hot 100 de Estados Unidos y los primeros puestos de las listas en Reino Unido. Violator es, sin duda, el mejor disco de Depeche Mode y el más consistente del grupo hasta la fecha.

18. Hole - Live Through This (1994)

Live Through This es pura rabia femenina, un álbum emblemático del rock alternativo liderado por Courtney Love. Desde la primera canción, Hole capta tu atención y se niega a soltarte. El sonido de la banda, caracterizado por poderosos riffs de guitarra y una batería contundente, complementa a la perfección las angustiosas letras de Courtney, que exploran temas como la adicción, el abuso y la misoginia, la pérdida, el desamor y las presiones de las expectativas sociales. Cada canción suena a liberación catártica, como si Courtleny Love desnudara su alma y reclamara su poder a través de la música. Hole caminaba por la misma senda Nirvana en Nevermind e In Utero, entre la furia y los estribillos pegajosos, pero a través de una lente femenina casi siempre incomprendida.

17. Aphex Twin - Selected Ambient Works 85–92 (1992)

El británico Richard D. James, también conocido como Aphex Twin, es una de las figuras más relevantes en la historia de la música electrónica. Su disco de debut es una obra maestra del género, la génesis del 'brain dance' o IDM (Intelligent Dance Music). Sobre su base minimalista y ambiental descansan etéreos paisajes sonoros y composiciones emotivas, un viaje fascinante viaje a través del tiempo y la emoción sonora que difumina los límites entre la realidad y lo etéreo. Las suaves melodías y las sutiles texturas de temas como "Tha" y “Ptolemy” envuelven al oyente en un estado meditativo.

16. Siamese Dream - Smashing Pumpkings (1993)

Siamese Dream consolidó el lugar de la Smashing Pumpkins en el panteón del rock alternativo. La prensa los metió en el mismo saco “grunge" que Nirvana, Pearl Jam, Alice In Chains o Soundgarden. Sin embargo, su sonido se acerca más al rock alternativo. La habilidad y el talento de Corgan para componer melodías y temas más rockeros diferenciaban a la banda de Chicago de sus homólogos de la Costa Oeste. “Cherub Rock” fue el primer single, muy recordada por su riff de guitarra y una letra que críticaba la industria musical de Estados Unidos. Pero fue “Today” y su número 4 en las listas de Billboard la que terminó aupándolos a territorio mainstream.

15. PJ Harvey - Rid Of Me (1993)

"Cuando escribí Rid Of Me, me sorprendí a mí misma", ha dicho Polly Jean Harvey. Harvey es una artista que ha reconfigurado su sonido con cada álbum, pero Rid of Me sigue siendo su disco más crudo y visceral. Ruidoso, agresivo y sin concesiones, es un gran hito de Harvey en una carrera llena de momentos álgidos.

PJ Harvey eligió a Steve Albini para producir el disco (le gusta afirmar que Harvey sólo comía patatas mientras lo grababa) y el resultado es, como Harvey ha afirmado, un sonido "psicótico". Escucharlo es como caminar por un alambre de espino: conmociona y perturba con sus historias sangrientas de amor, sexo, muerte y rabia. En Rid Of Me habla de atarte, Legs trata de cortar esos miembros y Rub 'Til It Bleeds es... bueno, ya te puedes imaginar...

14. My Bloody Valentine - Loveless (1991)

No hay ningún álbum como Loveless. La obra magna de Kevin Shield es una exploración vanguardista de las posibilidades de la música rock. Shields lo compuso casi por completo, toca todos los instrumentos y tardó más de tres años en grabarlo (Alan McGee acusó a Shields de gastarse casi 300.000 euros, llevar a Creation al borde de la bancarrota y provocarle canas prematuras). Pero escuchándolo de nuevo ahora, todo parece merecer la pena.

El trabajo de Shields a la guitarra y la batería le ayudó a conseguir la mezcla perfecta, "que suena igual lo oigas por donde lo oigas", algo ruidoso, bello y singular. Es estridente, claro, pero la forma en que las voces de Shields y Bilinda Butcher se entrelazan sobre las melodías distorsionadas produce una belleza retorcida por sí misma: basta con escuchar Only Shallow y Come in Alone. El Que Shields tardara 20 años en volver a grabar sólo parece subrayar el logro que supuso.

13. Beck - Odelay (1996)

Parece imposible que se pueda hacer Odelay hoy en día, y a la inversa, las letras surrealistas y sin sentido de Beck y su mezcla espontánea de géneros parecen hablar directamente de la cultura actual. Es un disco brillantemente ecléctico: se inspira en todo, desde el hip-hop hasta la música de ascensor, pasando por el country y el punk. Y todo funciona.

“Devil's Haircut”, “New Pollution” y “Where It's At” aúnan el sonido de un artista que se deleita rompiendo las reglas del juego, entrelazando tantos sonidos e ideas diferentes que crea su propio universo alternativo.

12. Le Tigre - Le Tigre (1999)

Con Bikini Kill, Kathleen Hanna había liderado una banda que desafió y cambió la dinámica de género del punk rock. Después llegó Le Tigre. Hanna dice que su modus operandi era "escribir canciones de pop político y ser la fiesta de baile después de la protesta", y su debut en 1999 cumplió: es un disco inteligente y político, pero no demasiado inteligente y político como para entorpecer la diversión. Son canciones gritonas y estimulantes, cargadas de un espíritu DIY que utiliza cajas de ritmos, samplers, tocadiscos y también un sentido de descubrimiento, celebración y solidaridad. Deceptacon sigue siendo un hit de pista de baile indie y My My Metrocard tiene las líneas "¡Oh, a la mierda Giuliani! Es un puto gilipollas". ¿Qué más se puede pedir?

11. Pavement - Crooked Rain, Crooked Rain (1994)

Crooked Rain, Crooked Rain es el disco que condujo a Pavement al borde del estrellato (del rock alternativo) antes de darle la espalda. Volviendo a escucharlo ahora, no es difícil entender por qué. Después de Slanted y Enchanted, Crooked Rain es todo éxitos: ya se trate de la divertida Cut Your Hair o del tema de disidencia alt-country-folk Range Life (en el que Stephen Malkmus se cachondea de los Smashing Pumpkins), son canciones inteligentes, trémulas y preciosas, llenas de las melodías más pegadizas de Malkmus. La joya de la corona es, sin duda, la calidez resplandeciente de Gold Soundz: espontánea de una forma que sólo Pavement puede conseguir, y alegre de una forma improbable dada su inteligencia.

10. Lauryn Hill - The Miseducation of Lauryn Hill (1998)

The Miseducation sigue siendo el único disco en solitario de Lauryn Hill. Pero qué disco. Fue un ejercicio de poder, una declaración de independencia tras el final de los Fugees que puso de relieve su talento único. Un álbum de hip-hop, Motown y reggae cargado de emoción y alma, una artista decidida a acaparar los focos y a sincerarse por completo. Hablaba de la vida, del amor y de la maternidad, se enfrentaba a la ruptura de su relación con Wyclef Jean y también a la misoginia del hip-hop de la época. Doo Wop (That Thing) es irresistible, Lost Ones fantástica y Ex-Factor desgarradora. Ganó cinco premios Grammy, incluido el de Álbum del Año, fue uno de los discos más vendidos de todos los tiempos y podría decirse que desató una oleada de artistas de hip-hop dispuestos a desnudar su alma.

9. Wu Tang Clan - Enter The Wu-Tang (36 Chambers) (1993)

Películas de artes marciales, referencias a cómics y, sí, mucha hierba… 36 Chambers fue el disco que nos introdujo en el universo Wu-Tang y en esa caótica genialidad que cambió las reglas del juego. Hablamos de un álbum que marcó un hito: dirigido y orquestado por RZA y sus samples de viejos discos de soul, es un trabajo brutal, divertido y a menudo surrealista, con un sonido refrescante y crudo como telón de fondo de la historia de unos outsiders.

La química entre músicos de la talla de GZA, Ghostface, Method Man, Ol' Dirty Bastard y Raekwon hizo posible todo esto ya desde la primera reproducción de Protect Ya Neck. Se lanzó en 1993, pero en el 95 ya era disco de platino y su influencia se había extendido más allá de la Costa Este, abriendo camino a otros, como Nas, Notorious B.I.G. y Jay-Z.

8. Daft Punk - Homework (1997)

Cuando Homework se publicó en 1997, Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo aún no se habían convertido en las superestrellas con cascos de robot que conocemos ahora (eso llegaría con Discovery, de 2001). Eran sólo dos franceses inmersos en la cultura DIY de la era rave, pero su debut, en pleno auge del big-beat y la electrónica, sigue siendo insuperable.

Es un álbum que conecta con el pasado (basta con escuchar Teachers y sus guiños a creadores como DJ Pierre y Jeff Mills), pero que también apunta al futuro. Combinaba el techno de baja fidelidad, las líneas de bajo de la vieja música disco y una pizca del atractivo de la música house para crear canciones como el rock robótico de Around the World y el aplastante ritmo de Da Funk, así como el chirrido de frenos y los golpes de puño de Rollin' & Scratchin. Un disco que cambió la música de baile para siempre.

7. Portishead - Dummy (1994)

Aunque Massive Attack fue pionero en lo que más tarde se llamaría trip-hop, cuando se publicó Dummy, en 1994, sonaba diferente a casi todo lo que se hacía. Se debía tanto al mundo sónico que Geoff Barrow había creado con sus singulares elecciones de samples como a la inquietante intensidad e intimidad de la voz de Beth Gibbons. Sigue siendo una de las piedras angulares del trip-hop: la creación de un reino completamente nuevo dentro del subgénero.

Sour Times y su frase "nadie me quiere, es verdad" se convirtieron en un éxito improbable, y la forma en que Barrow utilizó samples de soul antiguo y de películas les ayudó a crear su propio universo. La banda incluso raspaba los discos en el suelo, creando un sonido tan auténtico que se cuenta que, en el momento de su lanzamiento, los clientes descontentos devolvieron el álbum quejándose de la calidad. A pesar de ello —y de su crudeza sombría y sin concesiones— Dummy se convirtió en triple platino, ganador del Mercury y todavía hoy resulta atemporal.

6. Nas - Illmatic (1994)

No es ninguna locura decir que el debut de Nasir Jones fue un hito: una colección de 10 temas que marcaron un punto de inflexión en el hip-hop e inspiraron a una generación de artistas. Su influencia fue tan profunda que ahora existe una beca Nasir Jones en la Universidad de Harvard.

Nas se basó en los retos a los que se enfrentó en su vida y canalizó ese dolor, indignación y lucha en algo visceral, bravucón y tenso. No desperdició nada: sus rimas pintaron vívidamente su infancia Queensbridge, y canciones como N.Y. State of Mind, Life's a Bitch y One Love encarnan las frustraciones y aspiraciones de tantos y tantos en América.

5. Pulp - Different Class (1995)

Las notas de Different Class rezan: “Por favor, compréndelo. No queremos problemas. Sólo queremos el derecho de ser diferentes. Eso es todo”. Pulp llevaban ya 17 años de carrera antes de este álbum de 1995, su gran punto de inflexión. Con él encontraron por fin su lugar. Las letras de Jarvis abordaban sus temas favoritos, el sexo y la clase social, en un disco que hablaba del underground de la vida cotidiana con ironía y un ingenio mordaz.

Desde Sorted for Es and Whizz hasta la preciosa Something Changed, era una colección de las canciones más inteligentes y descaradas de la década. Y, por supuesto, no podía faltar la genialidad de Common People y su estribillo a puñetazos que, quizá más que ninguno de los otros temas, parecía capturar el estado de ánimo de la década.

4. Nirvana - Nevermind (1991)

¿Se puede decir algo sobre Nevermind que no se haya dicho ya? Es imposible subestimar su impacto, y aunque haya dado lugar a muchos burdos imitadores, la intensidad del original era innegable. Desde los cuatro sencillos acordes iniciales de Smells Like Teen Spirit, este disco definió a una generación e introdujo el grunge en la corriente dominante. Kurt Cobain rebosaba fuerza y se enfrentaba al mundo con una vitriólica mezcla de rabia y sinceridad.

Debido a su omnipresencia (vendió más de 30 millones de copias en todo el mundo), es fácil olvidar el hastío, la angustia y la increíble composición del álbum: canciones como Come As You Are, Lithium e In Bloom son intensas e inigualables. Su potencia hizo que de repente, por un momento, pareciera que los outsiders podían dominar el mundo.

3. Björk - Homogenic (1997)

En plena oleada de intensas luchas personales, Björk creó su obra maestra. Desde los primeros compases tartamudeantes de Hunter, asistimos a un trabajo asombroso que, más que ningún otro disco, captó su visión pionera y singular. Los instrumentos clásicos se funden con los electrónicos para crear algo a la vez elemental y futurista: el mundo natural y la tecnología.

Esa dualidad puede verse en la portada: en parte reina guerrera y en parte cyborg. Y se puede escuchar en la palpitante Pluto, en la belleza resplandeciente de All Is Full of Love y en la grandeza arrolladora de Bachelorette. Sigue sonando impresionantemente moderno, e influyó en todo el mundo, desde Radiohead hasta Kanye.

2. Radiohead - OK Computer (1997)

Como Black Mirror, OK Computer fue una visión infalible de nuestro futuro. Más de 25 años después de su lanzamiento, la ansiedad del disco por el avance tecnológico, la política y la rápida globalización parece especialmente clarividente; cada canción es una vívida premonición. Y era tan ambicioso como premonitorio, capturando el terror digital de la vida moderna a través de composiciones densas, experimentales y enrevesadas.

Desde Paranoid Android hasta las estremecedoras armonías del clímax de No Surprises, hay una belleza catártica que late a través de un disco impregnado de paranoia. Éste fue el álbum que convirtió a la banda en pionera. Su declaración de intenciones. Y con la crisis climática, el big data y la hipervigilancia, sus mensajes resultan igual de relevantes hoy en día.

1. Blur - Parklife (1994)

Si hay un disco que cuenta la historia de los 90, ése es Parklife. El tercer álbum de Blur capturó el espíritu de la época y salvó además su carrera. Es una obra maestra de la década: excéntrico, inteligente, juguetón y aventurero, pero también, en ocasiones, sorprendentemente conmovedor.

Desde los sintetizadores iniciales de Girls and Boys, es un deslumbrante trabajo de arte pop que captó el estado de ánimo de un país. Hay singles más ruidosos y descarados, por supuesto, pero también un corazón melancólico (la desgarradora This Is A Low, que hace referencia al mar, es la verdadera pieza central del disco), y en ese sentido comprende realmente la vivencia de ser británico. A medida que se acerca a los 30 años (sí, es una referencia a End of a Century), sigue pareciendo tan ingeniosamente subversivo y refrescante: el álbum definitorio de la época.

Parte de este artículo se ha publicado originalmente en la edición británica de GQ.