Moda

Rivales: la camiseta sin mangas Impatto de Josh O'Connor es la prenda más sexy de la película

La moda masculina hizo del tenis tendencia. Ahora la película Rivales dobla la apuesta, y pocas prendas de las que aparecen en ella son tan contundentes como esta.
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Si un partido de tenis es "una relación", como el personaje de Zendaya dice de forma tan romántica en la primera parte de Rivales, podemos describir el duelo inicial de la película como "un polvo de odio". Dos amigos sospechosamente íntimos, convertidos en enemigos acérrimos, se reúnen sobre la tierra batida de una pista de Nueva York. Los gruñidos se convierten en aullidos. El techno (aporreado por Trent Reznor y Atticus Ross) podría ser perfectamente la banda sonora de uno de esos clubs en los que llevar ropa es opcional. Y el sudor. ¡El sudor! Se desliza casi en cascadas sobre la piel de los protagonistas y se convierte en el silencioso cuarto actor de este triángulo amoroso deportivo cargado de hormonas, obra de Luca Guadagnino.

¿Y dónde va a parar todo ese sudor, energía y frustración contenida? En la camiseta sin mangas del Patrick Zweig al que da vida Josh O'Connor: santo patrón de los follamigos, portador de la infidelidad, crápula encantado de serlo. Esta camiseta sin mangas es un exponente de la ropa deportiva de principios de los 2000 en su máxima expresión. Es negra y tiene más de un detalle de estampado pseudogaláctico en rojo y azul. También ocupa la parte central de un diagrama de Venn de todo lo que resulta repelente y a la vez deseable en una era en la que te puedes hacer millonario vendiendo fotos de tus pies. Tiene algo de rave queer secreta. Es estética, pero tiene un toque sucio, como esa prenda que podrías encontrar en el suelo de una habitación después de un rollo de una noche en uno de esos enclaves de vacaciones horteras tipo Magaluf. Pero lo más importante es que es sexy sin pretender serlo. Al igual que la fascinación de TikTok por los pantalones cortos de los jugadores de rugby, el deseo surge como subproducto involuntario de algo diseñado con una función, no la intención principal. El deseo es una consecuencia, no un fin.

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No obstante, en el universo de Rivales, todo es intencionados. El personaje de Patrick Zweig está ahí para detonar juegos mentales y, como las de todos los cabrones nocivos, sus intenciones son evasivas. De nuevo, eso sucede también fuera de la pantalla. Es muy difícil encontrar la camiseta Impatto en Google. No hay información, no hay réplicas, no hay ni rastro de un lanzamiento inminente. Ni siquiera el departamento de comunicación tiene mucho que compartir. Pocos han entendido esto mejor que el hombre GQ sobre el terreno, Sam Hine. En su agudo desglose de la obsesión repentina en torno al estilo de Josh O'Connor en Rivales, se confiesa: "Por mi parte, no me atrevo a admitir cuánto tiempo pasé el pasado fin de semana buscando en eBay esos pantalones cortos a cuadros que hace tiempo que pasaron de moda, con la banda sonora techno de Trent Reznor y Atticus Ross retumbando en mis auriculares". Como todos los grandes objetos de deseo de la historia, están ahí para que los veamos, pero no para que los toquemos.

Seguramente sabes que Jonathan Anderson, director creativo de la marca homónima JW y de Loewe, fue el encargado del vestuario, y se propuso encontrar algo de temperatura en la cotidianidad del deporte: "Es ropa de diario, y está ambientada en mundo del tenis de competición. Lo que me obsesionaba era que los estadounidenses compran guiándose por la marca", declaró a la revista W en una entrevista con Guadagnino: “Es McDonald's, es Nike... Hay muchos matices que entran en juego en el negocio de ser tenista”. Y uno de ellos es estar bueno.

Niko Tavernise /© MGM /Courtesy Everett Collection

El boom de la película también ha coincidido con un replanteamiento más amplio del tenis. Ya no es solo un fenómeno para niños de colegios privados con padres distantes. Nikolaj Hansson es sin duda uno de los grandes valedores de la moda masculina de este deporte. Creó su marca de culto Palmes después de pasarse del monopatín al tenis durante el confinamiento, y fusionó ambas disciplinas: “Con el riesgo de sonar como un auténtico capullo, creo que el tenis puede ser un refugio contra el mundo del scroll eterno y las calorías vacías en el que a veces nos encontramos. Con Palmes, intentamos utilizar el tenis para cambiar la forma en la que invertimos nuestro tiempo”. Y también es muy consciente de la carnalidad de todo ello: "Como joven de 29 años, creo que la seguridad en ti mismo influye. Si estás dando derechazos en la línea de fondo sin camiseta en un caluroso día de verano, no hay nadie que pueda derribar tu confianza en ti mismo".

Compara la elusividad de la camiseta Impatto con la camiseta I Told Ya, popularizada también por la película. Fruto de la era del marketing elevado, sirve como símbolo de la dinámica de poder en la pantalla, y como medio para hacer dinero con ella. La hemos visto en todas partes: en alfombras rojas, en gente que compra ropa de diseño, incluso en JFK Jr., que hizo que los hijos de los políticos la llevaran también a finales de los 80 y principios de los 90. Es algo que mola.

Y sin embargo, en ese partido de Rivales tan caluroso y hormonal, a quien aclama el público es al Art al que da vida Mike Faist: el chico bueno, el rey de la remontada, el caballero blanco del tenis. Pero añoran a Patrick Zweig, el glamur sucio de una camiseta deportiva para usar las 24 horas.

Este artículo se ha publicado originalmente en British GQ.