Secretarias, sobre el delgado filo entre lo legal y lo ilegal
Ataviada con un elegante trajecito, tacos altos, un peinado impecable y tirante. Anotador y lapicera en mano, va corriendo detrás de un elegante y apuesto jefe.
Este suele ser el ideal de muchas chicas que se inician en la carrera laboral. Han sido muchas las películas que muestran a exitosas Asistentes que se apresuran tras los requerimientos de sus jefes, van salvando montones de situaciones que surgen cotidianamente, y se convierten en una especie de heroínas para empresas y corporaciones.
Tan grande puede ser la emoción de estar al frente de este tipo de puestos, que crea en la joven mujer – generalmente poseedora de una mentalidad generosa y carácter incondicional – una entrega y voluntad firme a la hora de defender su puesto y a su jefe. Si así se le requiriera, podría dejar salidas con amig@s, y hasta dejar plantado a su novio con tal de atender una rápida llamada de su jefe. Si antes de ingresar a su puesto como Asistente poseía altos estándares de conducta, su sentido de la lealtad a la empresa se verá seguramente potenciado.
Al mismo tiempo, pero por canales paralelos, los requerimientos y urgencias actuales de las empresas requieren de celeridad, optimización de recursos y como siempre, un austero manejo y control de gastos. La información que suelen manejar los colaboradores, empleados o distintos eslabones en la cadena de mandos debe ser tratada entre los más confiables y con delicadeza. Y aquí nuevamente se encuentra nuestra leal Secretaria / Asistente, quien seguramente, sabrá desplegar sus dotes para resguardar la confidencialidad de los asuntos corporativos cuando así se le requiera.
Ella suele ser quien maneja mucha información, ha debido leer muchos documentos legales relativos a los negocios de la empresa para la cual trabaja. Ha debido archivar innumerables legajos, carpetas, y recopilar antiguos documentos. Generalmente sabe dónde está todo y a quien preguntar por aquello que falta. Dado su nivel de entrega, es posible que llegue al punto de no dudar en resguardar a su jefe en una situación delicada, ya sea laboral o hasta personal, aun cuando significara romper alguno de sus principios personales. Si esto pasara, eso significaría que ha cruzado una línea “roja”, la línea entre lo correcto y lo incorrecto. Una línea que posiblemente no hubiera nunca cruzado para ella misma, ni para alguien de su entorno familiar. Quizás en un primer momento no se dé cuenta de sus actos, pero si lo hace, podrá corregirse y entender que lealtad no implica complicidad si esa lealtad pone en juego su integridad.
La función de Secretaria / Asistente es merecedora de ser cuidada, respetada y no tenida como un mero puesto de obediencia absoluta al jefe o superior, sino un puesto altamente demandante, que requiere de múltiples habilidades desplegadas a la vez, gran vocación de servicio y merecedor de una muy buena remuneración. Muchas Secretarias realizan gran parte del trabajo de sus jefes, y estos a su vez se llevan los laureles de lo que sus Asistentes consiguen, sin siquiera darles el merecido reconocimiento. Es difícil cuando ella debe soportar este tipo de situaciones, de un trabajo sin reconocimiento. Aunque es peor aún, cuando debe hacer frente a una profesión rodeada de corrupción, o con requerimientos para encubrir, ser cómplice de actos incorrectos, o simplemente, mirar para otro lado.
Al momento de ejercer la profesión podría ser bueno proyectar que tipo de resultados lograremos a largo tiempo, o si nos enriquecerán en forma integral.
Si lo que creemos o decimos creer es distinto a lo que hacemos – aunque sea para el trabajo mejor remunerado – nuestra integridad, entonces, está deteriorada.
Consultor TI
10 añosCualquiera sea la posición que ocupes (y no necesariamente la de Asistente), si andás "flojito de principios", estás en riesgo.
Regional Director - Latin America- NOV Completion Tools
10 añosEl Diablo viste a la Moda... No siempre el jefe es "El", pero es el mejor ejemplo.