3. La importancia de llamar la atención de los ojos
El amor a primera vista es algo tan especial como raro, pero seguro que todos tenemos en nuestro entorno alguna persona que asegura haberle ocurrido. No se sabe muy bien por qué se produce, pero la causa y resultado de este suceso son más que conocidos, algo o todo de una persona que has visto han hecho que la tengas en tu cabeza y quedas completamente prendado, no es intencionado, pero es definitivo. Pues ese debería ser el objetivo de cualquier orador o ponente, hacer que el público se “enamore” de lo que estás diciendo o enseñando y que solo quiera oírte y saber más de lo que estás diciendo.
Hay dos formas básicas de enganchar a un público en una exposición, y cada uno tiene que utilizar una o las dos, en función de su confianza y capacidades. Las dos vías principales por las que una exposición va a ser recibida son los ojos y el oído, y sin querer menospreciar al oído, los ojos son para mí la clave en este tema. Claro que es importante entonar bien o elevar la voz cuando se quiera resaltar algo, pero no se puede competir con los ojos, porque estos funcionan casi sin que nos demos cuenta, dando una importancia tremenda a muchas cosas que si nos preguntan seguramente diríamos que no son relevantes. Hace un año aprendí con Paula Capparelli la importancia de los colores, el tipo de letra y todos estos pequeños detalles que utilizamos en una presentación y que debemos valorar y utilizar correctamente para lograr nuestro objetivo, captar la atención del público y hacer que retenga los conceptos que consideramos más importantes. Cada color transmite algo distinto y no todas las combinaciones de colores resultan agradables a la vista, tampoco hay que usar siempre “Arial” o “Calibri”, no todo vale, hay que dedicar un tiempo a esto, más allá del contenido de la presentación, para elevar su calidad. Además, cuando esta presentación de la que estamos hablando se trata de una reunión comercial, son estos detalles los que nos van a ayudar a conseguir nuestro objetivo, ya que casi nunca hay una decisión clara en estas situaciones. Seguramente dependa de si al cliente le ha entrado por lo ojos la presentación, ha entendido con claridad los conceptos claves gracias a nuestro uso de las herramientas disponibles y, para mi al menos muy importante, ha disfrutado los 15-30 minutos que hayamos dedicado a explicar la propuesta comercial.
Una vez me pusieron como ejemplo de presentación sin emplear estas herramientas visuales la de un ingeniero, porque, y aunque pueda doler, los ingenieros tendemos a ser técnicos y explicativos, cuando si complementáramos esto con presentaciones atractivas y no llenas de texto e información transmitiríamos mejor los conocimientos que queremos exponer. Claro que una buena presentación debe tener información técnica adecuada, pero dando por sentado que la va a contener; es en captar la atención del público donde está la clave, a través de los oídos, y sobretodo a través de los ojos.
Javier Gallut Pardo de Santayana. 11 de abril de 2020