4 actitudes creativas en tiempos de crisis
Vivimos tiempos de incertidumbre. Planificamos paso a paso, trimestre a trimestre, si acaso. No sabemos lo que nos espera en un mundo trastornado por la pandemia. Se necesita valentía para arriesgarse y luchar por nuestras visiones personales y profesionales. Cuando no podemos controlar lo que pasa en el exterior, sí que podemos hacer uso de nuestros recursos internos: pensamientos, actitudes y acciones.
Lo que haces cada día, sí cuenta. Aquí te presento cuatro actitudes claves para sobrevivir a las crisis. Es más que eso, no sólo se trata de sobrevivir sino convertir estos momentos en un período de aprendizaje:
- Renueva y sé creativo. La pregunta primordial es: ¿cómo puedo renovarme como profesional?, ¿cómo puedo sacar partido de mis productos y servicios? En vez de estancarnos y hacer las cosas a “nuestra manera pre-pandémica”, estemos abiertos a nuevas vías que podrían conducirnos a oportunidades insospechadas. Ya sea que migremos nuestra marca al entorno online, contratemos freelancers o nos lancemos a la aventura de ofrecer conferencias streaming, usa la tecnología a tu favor. Prueba. Experimenta. Pierde el miedo.
- Observa tu entorno y verás que no estás solo. Es el momento para contactar con otros y crear alianzas.
- Persevera. Un estado de ánimo optimista te ayuda a ser resiliente. Resiliencia significa adaptación a los cambios: el cerebro humano posee la valiosísima cualidad de la plasticidad, está siempre listo para aprender algo nuevo y desprogramarse, erradicar viejos “chips” que no nos ayudan a progresar.
- Y la mejor actitud de todas es ser apasionado por lo que haces. Ten una conversación contigo mismo, descubre cuál es tu motivación intrínseca. La motivación intrínseca es esa que no viene de lo externo (reconocimientos, promociones de puestos de trabajo, dinero), es lo que te hace despertar cada día, lo que te entusiasma. Es tu visión de vida. Y nadie la puede elegir por ti.
Quiero hablarte sobre el bambú. Puede que ya lo sepas pero el bambú tarda en brotar siete años. Solo imagina ¡siete años desde que sembraste la semilla! Durante todos esos años, quien lo cultiva debe ser paciente, muy paciente y cuidarlo todos los días. ¿Piensas que está inactivo? No, está trabajando desde abajo. Durante ese tiempo la planta “construye” un sistema de raíces que permitan sostener su peso en el momento que vea la luz por primera vez. Una vez afuera, el proceso de crecimiento del bambú se acelera en seis semanas y puede alcanzar hasta 30 metros.
Comparto esta reflexión ahora porque hoy día poco trabajamos en ser pacientes y constantes.
En la vida hay desafíos, aprécialos como fuentes de aprendizaje y de crecimiento en vez de obstáculos que te llevan a no luchar más. Si tienes una visión, no te rindas.