5 Lecturas en positivo de la ciudad post Covid

5 Lecturas en positivo de la ciudad post Covid

La excepcionalidad introducida por la lucha contra el Covid ha generado una serie de dinámicas positivas sobre las ciudades, como espacios de cohesión social y calidad de vida. De consolidarse en la era post Covid, pueden suponer un impulso sin precedentes a tendencias que potencian su habitabilidad y alineamiento con los retos estructurales de las sociedades del Siglo XXI. Desde una mirada positiva, y siendo consciente de la factura económica, sanitaria y social que a corto plazo va a dejar la pandemia, me interesa mucho compartir las siguientes oportunidades:

 

La recuperación para el paseo y el ocio de espacios dedicados al coche. El confinamiento ha reducido la presencia de vehículos por la menor actividad económica y la extensión del teletrabajo, a la vez que el desescalamiento nos ha permitido darnos cuenta de las ventajas de disponer de mayor espacio para poder estar con niños y practicar actividades deportivas. Son muchas las ciudades españolas, europeas y americanas que han cerrado, de manera temporal (principalmente los fines de semana), calles para dedicarlas al disfrute de las horas permitidas para salir de casa. Esta realidad no puede quedarse en un paréntesis temporal y debe formar parte de la estrategia urbana de futuro, convirtiéndolas formalmente en espacios peatonales y entornos cada vez más habitables. Ganar espacio al coche.

 

El mejor aprovechamiento del parque de oficinas construido y su eventual conversión en otros usos, como la vivienda. La constatación de los beneficios económicos del teletrabajo y otras formas de flexibilidad en la organización del trabajo van a generar una menor demanda de espacio para oficinas de cada empresa. Ello supone una oportunidad para generar en estos espacios céntricos, nuevas localizaciones de nuevas empresas, a la vez que reflexionar sobre su aprovechamiento en el refuerzo del acceso a la vivienda. Esta dinámica, junto con el aumento del stock de viviendas por factores externos, como la caída de los apartamentos turísticos debe servir para relajar la presión urbanizadora de nuevo territorio, favoreciendo la rehabilitación y transformación de lo existente, consolidando un nuevo y necesario paradigma. Más capacidad de acogida de personas y actividades económicas sin ocupar más territorio.

 

La reducción de la huella ecológica. Los nuevos sistemas de movilidad (patinetes, bicicletas, coches eléctricos) que venían creciendo en las ciudades como alternativa a los más tradicionales, pueden encontrar un impulso en la disponibilidad de mayor espacio para su uso. Los menores desplazamientos en coche, por el aumento del teletrabajo, el crecimiento de la movilidad de proximidad y el uso de estos sistemas “blandos” han de generar una caída en las emisiones de gases en las ciudades, mayores que las propias políticas coercitivas aplicadas en los últimos años. Un aire más limpio sin normas limitadoras.

 

La potenciación de la funcionalidad de lo próximo. Las restricciones a la movilidad personal y las normas de desescalada nos están permitiendo conocer y centrar nuestro interés y conocimiento en lo cercano. En estos días el mayor aprovechamiento de vida al aire libre e incluso en los bares la funcionalidad de las terrazas, la recuperación del valor del pequeño comercio, a pesar del crecimiento que, por necesidad, ha tenido la venta on-line, van a ser parámetros enriquecedores de lo cercano derivados de la nueva normalidad. La recuperación paulatina de la actividad debe ayudar a dar un impulso a estos elementos de la vida urbana, que se estaban viendo sustituidos por las nuevas formas de urbanización periférica basada en edificios cerrados protegidos por sistemas de seguridad, desplazamientos en coche y concentración de servicios (grandes superficies). Una potenciación de la proximidad

 

Un reforzamiento de las relaciones sociales y la solidaridad interpersonal. A pesar del confinamiento y las restricciones de movilidad, la situación extrema de la pandemia ha generado un despertar de preocupación por el prójimo; familiares, vecinos, personas desfavorecidas, colectivos esenciales,... Se trata de un movimiento social clave para encarar con la solidaridad necesaria la distribución de las cargas que va a provocar el colapso económico y la factura social del virus. Un tejido social más fuerte, en el contexto de unas ciudades tendentes en las últimas décadas a la deshumanización. Un tejido social más fuerte para enfrentarnos a un escenario de reconstrucción.

 

No podemos perder la oportunidad de incorporar estos elementos en las agendas urbanas de las ciudades españolas. 

Manu Narvaez

Director de Presidencia en Ayuntamiento de Donostia-San Sebastian

4 años

Una aproximación muy interesante desde el conocimiento y la reflexión pausada. Gracias por la aportación.

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