Al borde del burnout: Como pase del stress máximo a disfrutar cada día de la semana

No soy de las personas que crea que los trabajos o empleadores son los responsables del bienestar de los trabajadores, creo que cada uno de nosotros es libre de adoptar los contratos laborales y sus términos según mejor nos parezca, mientras exista esa oportunidad podemos optar todos los días a dar un paso al costado o evaluar una mejor alternativa. Aquí comparto mi historia. 

En mi caso, yo pare en seco.

Tenia el empleo que siempre quise, siendo responsable del área de Mejora Continua que es mi mayor pasión laboral y también responsable de facilitar el proceso de Focos Estratégicos (entre otros procesos), todo pintaba bien un buen equipo muy comprometido y con mucha energía, una línea ejecutiva que abría cancha para desarrollar nuevos temas y una organización con ganas de hace las cosas bien. 

Sin embargo, en mi caso algunos temas familiares y personales hicieron que no encontrará las herramientas para lidiar con los peaks de trabajo, eso sumado con no compartir algunas decisiones estratégicas que me afectaron la forma que tenia de organizarme en el trabajo hicieron que poco a poco me alejara de emociones cómo alegría y entusiasmo para pasar a un temor por no cumplir y un stress permanente que no respetaba tiempo y espacio. 

Fue en ese contexto que comencé a trabajar (y a vivir) en un modo automático de sobrevivencia, tratando de cumplir en mi rol familiar y laboral, pero sin estar realmente conectado con el presente.  

Llegue a tener problemas con mi pareja y en un momento de claridad absoluta, ella me dijo “si estas tan agotado y no te sientes a gusto deberías renunciar”. Hasta ese momento, nunca se me paso por la cabeza la posibilidad de dar un paso al costado tan repentinamente, siempre lo veía como algo a planificar en el mediano plazo, pero el hecho de no estar bien anímicamente me ayudo a tomar la decisión de manera clara. 

Renuncie y todo cambio

Comencé a ejercer mi profesión de forma independiente, compatibilizando el trabajo con el deporte, la calidad de vida y sobre todo la familia, supe lo que era hacer deporte durante la semana, salir en las mañanas al cerro a andar en bici o simplemente ir a tomar un café con mi hija. 

Sin duda hay que ser ordenado y planificado, para no pasar apuros económicos, pero si se cuenta con la convicción y la orientación al valor se puede lograr compatibilizar muy bien la vida laboral y familiar.

Hoy siento profunda gratitud por todas las personas que me han acompañado en este proceso, que me han apoyado y han confiado en mi, hoy puedo trabajar de manera más relajada, manejando mis tiempos y manteniendo mi renta al mismo tiempo.

Estos últimos meses he participado en Proyectos donde he aprendido cómo se cosechan arándanos en Perú, como se hacen las capotas de jeep en México, como funciona el Hospital Base de Valdivia (uno de los más grandes de la zona sur de Chile) o como las mujeres privadas de libertad en el Chile están realizando Joyería Textil en María La Biyux. 

He aprendido a soltar juicios y pre-juicios, a abrazar lo que viene y confiar que si uno le pone pasión a lo que hace tarde o temprano todo se ajusta.

He aprendido que existe un riesgo a fracasar, pero este lejos de esa caricatura del independiente hundido en su desgracia. Quizás en un tiempo más me emplee o quizás siga independiente, no lo se, pero estoy seguro de que lo que sea que haga ira de la mano con mi salud y mi pasión. 

Les dejo una foto de ayer del primer día del jardín de mi hija, me estoy dando el lujo de acompañarla con todo el tiempo que sea necesario, a su ritmo y sin apuros. 

 ¿Qué mejor?