Alas de mariposa
“Alicia, me haces enojar muchísimo!”
M era lo que se llama una niña institucionalizada, vivía bajo el cuidado del Estado. La conocí cuando tenía 9 años, como parte de un voluntariado. Recuerdo que conecté con ella cuando, ante su frustración porque le faltaba espacio para poner su nombre en una hoja, le señalé que aún quedaba espacio si giraba su papel y vi sus ojos iluminados por la posibilidad que se le abría.
Ella me regaló ese “me haces enojar muchísimo” que les traigo hoy. Cuando la conocí, le costaba gestionar la frustración y era tan exigente consigo que buena parte de los trabajos de arte que hicimos terminaron escondidos porque no alcanzaban lo que ella esperaba. Destruir cosas era una de sus respuestas ante lo que no podía manejar, especialmente cuando se molestaba. Recuerdo que una vez se frustró tanto porque no accedí a lo que pedía que, mirándome fijamente rompió unos dibujos de los que estaba orgullosa.
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La acompañé durante poco más de un año. Consistente y presente. No importaba lo que hubiera pasado antes. Ella sabía que cada semana yo volvería y que todo sería como siempre. Con el tiempo, empezamos a teatralizar esas situaciones o a jugar a cómo decir de manera amable, cosas desagradables. Un pasito cada semana. Y de repente un día, cuando se volvió a molestar, simplemente lo dijo en voz alta: “Me haces molestar!”, pero esta vez sin romper nada. Solo se molestó, me lo dijo y se fue. Luego de un rato regresó a seguir dibujando. La pequeña M había encontrado una nueva forma de enfrentar su frustración, una que no rompía objetos ni relaciones.
Siempre que recuerdo a M pienso en el concepto del Efecto Mariposa, ese que te dice que “un ínfimo acontecimiento como el aleteo de una mariposa, puede alterar a largo plazo una secuencia de acontecimientos de inmensa magnitud”. Bajo esta premisa, una pequeña acción, al final, puede cambiar el futuro. Me gusta imaginar que mi corta presencia en la vida de M fueron alas de mariposa que ayudaron cambiar su futuro.
Y por ahí viene mi invitación hoy, a empezar a reconocer (¿o mirar con esperanza?) el impacto de nuestras pequeñas acciones en nuestras vidas y en las de los demás. Quizá saludar amablemente a las personas con las que nos cruzamos, o caminar más, o darnos 5 minutos para conversar con alguien en la oficina, o tantas pequeñas cosas que podríamos hacer y que no hacemos porque creemos que son tan irrelevantes que nada aportarán. Todos son nuestros aleteos de mariposa y tal vez, como dice la teoría, puedan cambiar el mundo.
(+14k) Commercial Leader 🪁 | Especialista en Social Listening 🔎 | Marketing Digital | B2B 🎯💯| Docente Planeamiento Estratégico y Comercial 📚
11 mesesQue inspirador artículo. Gracias estimada Alicia 🙌
Ayudo a las personas y empresas a comprender y utilizar la IA Generativa. Dicto talleres y conferencias sobre nuevos medios y su impacto en la comunicación. También escrito para @VidayFuturo. Me encanta pedalear.
11 mesesEso es algo que le falta a muchas personas, trabajar la bondad hacia los demás, es un buen ejemplo el que pregonas Alicia. Estoy seguro que solo algunos saben cómo se llama el vigilante de la oficina, la señora que limpia o el cartero que trae tus productos comprados en línea. Se aprenden muchas historias de vida de ellos también. Saludos.
Especialista de Comunicación Digital en Pluz Perú | Marketing Digital, Comunicación Reputacional y CX
11 mesesMe encanto, Alicia! Con pequeños gestos podemos cambiar nuestro entorno de formas increíbles. 🤩