Anécdota para reflexionar.

Contacté a un candidato para ofrecerle una muy atractiva posición que se encontraba vacante ya que cubría perfectamente el perfil requerido, considerando que esta oportunidad representaba un gran avance en su carrera profesional respecto a su posición actual.

"Lo siento, pero no estoy interesado", respondió cortésmente.

Sorprendido por su respuesta, lo cuestioné y e incluso lo presioné por su rechazo a esta oportunidad que muchísimas personas soñarían con tener, hasta que dijo algo que realmente me confundió.

Me dijo: "ya llegué a la cima".

Yo estaba familiarizado con su empresa actual y volví a revisar su currículo; desde mi punto de vista, no estaba cerca de la cima... hubiera necesitado un telescopio para ver la cúspide, pues nunca había alcanzado una Dirección.

Amablemente me explicó que "llegar a lo más alto" para él significaba que amaba el trabajo que hacía cada día, que valoraba a su compañía como un verdadero gran lugar para trabajar, que era tratado con justicia y respeto por parte de sus Líderes, que ganaba dinero para mantener bien a su familia y que tenía los beneficios que el necesitaba,

Él tenía flexibilidad, y lo más importante para él, nunca se ha perdido un solo juego de la liga pequeña de su hijo, ningún festival de danza de su hija, ha cumplido con las juntas de padres de familia,y ha estado presente en los aniversarios, cumpleaños y eventos importantes de su familia.

Sabía lo que significaba dar el siguiente paso en su carrera: jornadas extenuantes de mas de 12 horas diarias, frecuentes viajes de negocio que implicaban ausencias de su casa, muchas presiones laborales que hoy no tenia, volver a vivir en ambientes donde predomina la hipocresía, el favoritismo, las deslealtades, y por sobre todas las cosas, sacrificar mucho de lo que hoy es invaluable para el....

"No vale la pena", dijo.

Ahora todo tenia sentido: su definición de "llegar a la cima" no tiene por qué ser la definición de la sociedad o de otra persona.

¿Tú que opinas?