Ansiedad, adicción al resultado

Ansiedad, adicción al resultado

En nuestro camino hacia vivir más el Aquí y el Ahora como fuente de felicidad en nuestras vidas, hoy quiero invitarlos a reflexionar especialmente sobre uno de los venenos anímicos que más comúnmente cultivamos en nuestro ser y lo expresamos en nuestras acciones y es la ANSIEDAD. Este veneno anímico nos aleja completamente del estado de equilibrio y nos mantiene en una sensación de miedo permanente al futuro. Las personas que mantienen en este veneno anímico de la ansiedad tienen en su mente, como lo dice el autor Argentino Juan Carlos Lucas, el pensamiento que el futuro es incierto y no sé cómo responderé; entonces debo permanecer alerta para no perder posibilidades”.

Y es que permanecer alerta nos puede llevar a querer controlar todo, con la ilusión que una vez lo tenga todo controlado podré estar en paz y tranquilidad. El tema es que ese estadio nunca llega, pues no lo podemos controlar todo: “la vida es y las personas son, lo único que podemos controlar es nuestra relación con lo que es y con los que son”.

La única verdad de vivir en el estado anímico de la ansiedad, es que nos mantenemos comprometidos con la acción…nunca logramos descansar pues siempre estamos pensando o haciendo, pero el compromiso es insatisfactorio pues los resultados nunca serán suficientes para alcanzar la expectativa que siempre será más alta a las posibilidades reales. Y esto sucede porque la acción siempre estará desenfocada y no en equilibrio, pues la alerta nos lleva a mirar por todo lado para estar preparados cuando vengan las cosas malas o las desgracias y noes perdemos del regalo del presente, del aquí y el ahora.

Y es que en la ansiedad ningún resultado tranquiliza porque siempre el foco está en la incertidumbre por el próximo resultado que debemos producir. Nunca hacemos un alto en el camino para celebrar las victorias tempranas, para reconocer el esfuerzo de otros y agradecer. Para aprender de los errores y sacar las lecciones aprendidas para emprender el siguiente tramo del camino. No tomamos tiempo para descansar, relajar el cuerpo y estar tranquilos para lo que se ve emprender como paso siguiente. “La ansiedad simplemente es un fanatismo de lo peor”, como lo decía Emil Cioran, conocido como el filósofo de la desesperanza y el fracaso.

Es importante entonces que hagamos consciencia si la ansiedad ya se nos convirtió en una adicción, pues como una droga, la ansiedad nos lleva a vivir adictos al resultado y nunca será suficiente. La consecuencia de ello, como toda adicción, es desequilibrio, enfermedad mental y física, depresión; mucha soledad, pues las personas que nos quieren y a quienes amamos se cansan de nuestro ritmo y experimentan a nuestro lado intranquilidad, acelere, no disfrute, desagradecimiento, egoísmo, no reconocimiento, en fin, experimentan un estado de NO PAZ.

Algún día nuestra hija, Luisa Fernanda de 9 años, escribió: “La adicción no debería existir, pues todo tiene su momento”. Y le pregunté a qué se refería con ello y me respondió: “todo lo que queremos que suceda ya mismo, genera adicción, la gente consume droga por no querer vivir su propia realidad, pero no hacen nada por cambiarla, entonces la forma más fácil es la adicción a las drogas pues los lleva supuestamente a vivir ya mismo la realidad que quieren, cuando sería más sencillo vivir cada momento como es, a cada persona como ella es, cada situación como venga sin querer cambiar las cosas a nuestro acomodo y ya mismo!!!.

Si nosotros no nos encontramos en estado de ansiedad, seguramente nos queda más fácil detectar a las personas que si lo están, pues son personas que depositan su autoestima en alcanzar el próximo resultado, lo cual hace que la serenidad y el equilibrio no sean posibles. Son personas que tampoco pueden fluir con sus propios recursos y su propia esencia, pues no son capaces de verlos en sí mismos por estar pendiente de otras cosas externas. Desde la ansiedad estas personas no pueden acceder a lo que el autor Claudio Naranjo llama “sabiduría orgásmica”, que es aquella disposición ante el mundo que no surge del análisis, sino de dejar fluir, como hacen los girasoles a medida que el sol va girando.

La buena noticia es que existe la forma de salir de este veneno anímico y como todo lo que hemos visto a lo largo de este gimnasio empresarial es cuestión de hacer consciencia si ya soy adicto o me estoy volviendo adicto a producir resultados todo el tiempo, el costo que trae para mi vida y tomar la determinación de salirme de allí. Tomar el hábito de los 21 días y comenzar a hacer de forma consciente alguna de las siguientes acciones:

  1. Hacer un alto en el camino y disfrutar las victorias tempranas, lo que he logrado, los aprendizajes que he hecho con las situaciones que he vivido
  2. Hacer una lista cada día nuevo pro todas las cosas que tengo por agradecer: mi vida, la posibilidad de tener todos los sentidos, la salud; por las personas que tengo alrededor, las situaciones que se me presentan, mis talentos y mis capacidades mi alegría, mi esperanza, mis ganas de hacer las cosas.
  3. Disfrutar de forma consciente el regalo del presente: mirar a la otra persona a los ojos, saludar con el corazón abrazar, sonreir…
  4. Tomar café con las personas y compartir la mesa, alejando los dispositivos electrónicos que me impiden vivir la magia de los diálogos, de las conversaciones que construyen valor, de las risas, de los comentarios jocosos…en fin de la felicidad…
  5. Construir espacios propios para descansar, para leer, para escuchar música, para leer poesía, para caminar en medio de la naturaleza…encontrar mis propias fuentes de felicidad y disfrutar de ellas.

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